Lira póstuma (1917) de Rubén Darío
ilustración de Enrique Ochoa
Porteña

PORTEÑA


Ayer el pavimento sonoro de Florida
sintió trotar el tronco de potros de Inglaterra
que arrastran la victoria donde al amor convida
la faz de la morocha más linda de esta tierra.


El coche se perdía camino de Palermo,
cuando miré a mi lado, sentada en su cupé,
a una divina rubia que, como un niño enfermo,
tenía triste y pálida su faz de rosa te.


De esta visión porteña quedó en mi mente escrita
la página vibrante que es hoy una canción
a tus azules ojos, celeste Margarita,
a tus miradas negras, hermana de Mignon!