Poética (traducción de José Goya y Muniain)/Capítulo IV

Nota: Se respeta la ortografía original de la época


CAP. IV.


1 Por lo tocante á la facultad narratoria, y que hace su imitacion solo en verso, es cosa manifiesta que se han de componer las fábulas como las representaciones dramáticas en las Tragedias; dirigiéndose á una accion total y perfecta que tenga principio, medio y fin, para que al modo de un viviente sin mengua ni sobra, deleyte con su natural belleza; y no sea semejante á las historias ordinarias, donde necesariamente se dá cuenta, no de un hecho, sino de un tiempo determinado, refiriéndose á él quantas cosas entonces sucediéron á uno, ú á muchos sin otra conexíon entre sí mas de la que les deparó la fortuna. Pues como al mismo tiempo[1] se dió la batalla naval delante de Salamina, que fué la peléa de los Cartagineses en Sicilia, sin tener relacion con un mismo fin; así tambien en tiempos diversos á veces una cosa se hace tras otra, sinque de las dos el fin sea uno mismo. Mas casi todos los Poetas imitan en esto á los Historiadores: al contrario de Homero, como habemos dicho; que aun por eso muestra un no sé qué de divino en comparacion de los demas en no haber abarcado toda la guerra Troyana, bienque tuviese su principio y fin; considerando que sería excesivamente grande, y ménos comprensible: ó sino excedia en la grandeza, saldria muy enmarañada con tanto cúmulo de cosas. Asique tomando por asunto una parte[2], mete muchas de las demas en los episodios; como la revista de las naves, y otras digresiones, con que variamente tege su poema. Pero los otros forman los suyos sobre una persona, sobre un tiempo, ó sobre una accion de muchos cabos: v.g. las[3] Victorias de Venus, la pequeña Iliada. De aí es, que la Iliada y Odisea cada una de por sí da materia para una Tragedia sola, ó á lo mas para dos: mas de las[4] Victorias de Venus se han compuesto muchas; y de la pequeña[5] Iliada mas de ocho: como[6], La sentencia de las armas, Filoctetes, Neoptolemo, Euripilo, el Mendicante, la Helena[7], el Incendio de Troya, el Retorno de las naves, el Sinon, y las Troyanas.

2 Demas de esto la Epopeya debe tener las mismas calidades que la Tragedia (debiendo ser ó sencilla, ó complicada[8], ó moral, ó lastimosa); y tambien las partes mismas, fuera de la melodía y perspectiva; puestoque ha de haber en ella revoluciones, reconocimientos, y perturbaciones: y asimismo las sentencias y el estílo han de ser brillantes. Todo lo qual ha observado Homero el primero, y siempre como conviene: porque de tal arte compuso cada uno de sus poemas, que la Iliada es sencilla y afectuosa, la Odisea complicada; reynando en toda ella el reconocimiento[9], y la distincion de los caractéres. Pues ya en el estílo y en el modo de pensar es infinitamente superior á todos.

3 Sin embargo la Epopeya es diferente por la longitud del contésto, y por el metro. El término conveniente de la longitud ya está insinuado; de suerte que pueda uno hacerse cargo al mismo tiempo del principio y del fin: y esto se logrará, si las composiciones fueren ménos prolijas que las de los antiguos, y equivalentes á muchas Tragedias[10] propuestas[11] á la censura de un auditorio crítico. Es así que la Epopeya tiene mucho á su favor, para poder alargarse mas; por quanto en la Tragedia no es posible imitar muchas cosas hechas á un tiempo, sino solamente aquella parte, que requieren la escena y los representantes. Mas en la Epopeya, por ser mera narracion, cabe muy bien el unir en verso muchas partes con sus cabos, por las quales, siendo propias, crecerá la estructura del Poema. De manera que tiene esta prerogativa para ser mas grandiosa, y divertir al oyente, y variar los episodios; puesto que la uniformidad, saciando presto, es causa de que las Tragedias desagraden.

4 En órden al verso, el heroyco es el que mejor ha probado por la experiencia[12]: pues si uno quisiese hacer la imitacion narratoria en qualquier otro verso, ó en vários, pareceria sin duda disonante: quando al contrario el herqyco es el mas pausado y grave de los metros: y aun por eso recibe mejor que ninguno dialectos y metáforas; al paso que la ligereza de los otros es impropia para la narrativa: siendo así que el yámbico[13] y el tetrámetro son naturalmente ligeros; este saltarin, y aquel activo. Todavía fuera cosa mas absurda el mezclarlos todos á exemplo de Kerémon[14]. Por tanto nadie ha hecho composicion larga en otro metro fuera del herayco: y es que naturaleza misma enseña á discernir lo conveniente.

 5 Entre todos Homero merece ser alabado, así por otras muchas cosas, como principalmente porque solo él sabe lo que corresponde á su oficio: pues el Poeta debe hablar lo ménos que pueda en persona propia; no siendo en eso imitador. Al revés los demas se empeñan continuamente en decir sus razones, imi tando pocas cosas, y raras veces. Mas éste, haciendo la salva en pocas palabras, introduce imediatamente á un hombre, ó á una muger, ó á otro sugeto[15]; y ninguno sin divisa, sino revestido de su propio caracter.

6 [16] A la verdad en las Tragedias es menester emplear lo maravilloso; pero mucho mayor proporcion tiene para eso la Epopeya: la causa es porque no se vé con los ojos la persona operante. Por cierto si se representára en el teatro la carrera de Aquíles persiguiendo á Ector, pareceria bien ridícula, mirando á tantos soldados[17] quedos sin moverse, y á él que les hace señas que nadie le siga: mas en los versos se disimula mas facilmente; y lo maravilloso deleyta: de lo qual es buen indicio, que los que se ponen á contar cuentos prometen esto á fin de ganar las voluntades.

7 Homero es[18] tambien el que con arte ha enseñado á los demas á contar fábulas con visos de verdad; lo que viene á ser paralogismo: creyendo vulgarmente los hombres que dada ó hecha esta cosa, resulta ordinariamente esotra: y si la última exíste, tambien debió exístir ó hacerse la primera: y esto engaña, por quanto cabe que la primera sea falsa: ni es tampoco absolutamente necesario, que por exístir ésta, se haga ó se siga esotra, ó al revés: dado que nuestra mente conociendo ser cierta esotra, infiere falsamente que tambien la primera[19] lo es. En todo caso mas vale elegir cosas naturalmente imposibles, con tal que parezcan verosimiles, que nó las posibles, si parecen increibles. Ni ménos se han de componer las fábulas de partes chocantes á la razon: ántes se ha de poner grandísimo cuidado en que ninguna sea tal: y á no poder mas, supóngase fuera de la representacion, como el no haber sabido Edípo, de qué manera fué la muerte de Layo: y nunca dentro del acto; como en la Electra las nuevas de los juegos Pitios; ó en los Misios el Mudo que viene de Tegea á Misia. Por lo demas el decir que de otra suerte no tendria lugar la fábula, es cosa de risa: porque primeramente no hay necesidad de valerse de tales fábulas; y quando sean admitidas, se ha de disimular el absurdo del modo mas razonable: yaque las cosas inverosímiles, como aun en la Odiséa el desembárco[20], claramente se vería no ser tolerables, si un mal Poeta las refiriese. Mas en nuestro caso el Poeta sazonando la narracion con otros primores, logra encubrir el absurdo. Finalmente se ha de atender á la variedad[21] del estílo en los lugares estériles, y no en los patéticos y sentenciosos; puestoque al trocado el estílo demasiadamente brillante oscurece los afectos y las sentencias.