Poética (traducción de José Goya y Muniain)/Al que leyere
Pues que todas las Naciones cultas han traducido en su lengua vulgar la Poética de Aristóteles, y los Poetas y Escritores de todos los tiempos se han esmerado tanto en estudiarla, observarla y aclararla; no se puede dudar sinoque este Tratado debe de ser verdaderamente precioso y á todas luces estimable. Lo que sienten los inteligentes y juiciosos es, que no nos haya llegado entero y con el sér cumplido que le dió su Autor. De hecho, quien leyere este Libro de la Poética, y lo confrontáre, así con otras obras del Autor, como con lo que él mismo ofrece al principio de este Tratado y no cumple; sacará por consecuencia, que si bien se debe creer que Aristóteles cumplió lo que prometió y comenzó, nosotros no gozamos sino es un fragmento de la Poética, y ese muy oscuro y truncado.
Como sinembargo se mira generalmente con tanto respeto la doctrina que en él se asienta y enseña; de aí proviene que unos han procurado traducir en su lengua natíva eso poco que nos queda; otros aclararlo con Notas: esos lo comentan; aquellos lo ilustran: quien pone lecciones variantes; quien llena las lagunas ó suple los vacíos: algunos corrigen el testo; muchos hacen observaciones sobre él: y cada qual, empezando desde Horacio, prueba sus fuerzas á esplicar lo mejor que puede la primera y mas sábia de las Poéticas conocidas. No se descuidáron por cierto los Españoles antiguos en semejante género de estudios; ni muchos de los modernos hasta nuestros dias han alzado la mano del trabajo por amor de desplegar y poner en claro los preceptos sólidos del mas juicioso de los Filósofos.
Pero como sea así que este Tratado, no ménos por la suma concision del Autor, que por los defectos que en su testo se advierten, aun aora despues de tantas manos y tanta diligencia, quéde todavía oscuro, y en algunas partes inapeable; parece que no se debria calificar por inútil ni condenar por del todo impertinente el nuevo ensáyo de traducirlo en Castellano en obsequio de los Españoles aficionados á la Lengua Griega, y en gracia tambien de los inteligentes en el Arte Poética.
Para ésta nueva traduccion Castellana he tenido á la vista, y me han ayudado grandemente, las dos que ya teniamos: una de Ordoñez das Seixas reimpresa el año de 1778. con suplementos, emiendas y notas de Don Casimiro Florez Canseco; y otra de Vicente Mariner, que se halla manuscrita entre la muchedumbre de sus obras originales que se conservan en esta Real Biblioteca. Se suele citar otra traduccion Española anterior á estas, hecha al parecer por Juan Paez de Castro: mas yo no la he visto; sino es que sea la parafrástica que tomó por testo de su Ilustracion Don Joseph Antonio Gonzalez de Salas. El original Griego que he seguido es el de la edicion de Glasgua por Roberto Foulis año de 1745.
Por noticias que el Exc.mo Señor Don Joseph Nicolas de Azara me había dado de que cierto Caballero Inglés disponia una edicion cumplida de esta Poética con las correcciones y lecciones variantes tomadas de los códices antiguos mas célebres de Europa, he aguardado mucho tiempo el egemplar que S.E. me tenia ofrecido para el caso de publicarse: pero no habiéndose todavía verificado, puesto que ha cinco años que al nuevo Editor se remitiéron las variantes que pidió del muy apreciable Códice de S.M. en esta Real Biblioteca; ha sido preciso seguir la citada edicion de Glasgua, que pasa por una de las mas seguras. La division de Capítulos vá hecha segun que me ha parecido mas conforme con la mente del Autor, y naturaleza de la obra.
Se han puesto tambien Notas: pero no mas que las precisas; procurando aligerarlas de erudicion que no sea escogida: pues comoquiera que sería cosa muy facil amontonarlas y cargarlas de noticias obvias y comunes; todavía teniendo por cierto que la abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen; y la carestía, aun de las malas, se estíma en algo; he cercenado á las veces Notas enteras: que por eso se podrá estrañar el que no las haya donde quizás fueran menester. Por si alguno quisiere carear mi version con el testo, y fallar sobre la fidelidad y mérito de ella en comparacion de otras; ha sido preciso imprimir el Griego á par del Castellano: que el juicio adefesios ó á bulto, qual suele de ordinario ser el de muchos, no es muy para temido, ni aun siquiera para respetado. Si en algun tiempo saliese á luz la prometida edicion del Caballero Inglés, y por ella se corrigiesen, supliesen y aclarasen las que hasta aora corren; no faltarán Españoles inteligentes y versados en la Lengua Griega que mejoren entónces, aclaren y perfeccionen esta version. La qual, ya se vé, no estará libre de defectos: con solo que sean ménos que en las otras traducciones anteriores, me daré por contento. Tal qual de ellos se debe atribuir á la imprenta: algunos otros á falta de la letra Griega, que siendo la primera que se ha hecho y fundido en España por esta Real Biblioteca; no ha salido de todo en todo cumplida y perfecta.
Por si alguno quisiere todavía mejorar mi version y enriquecer las Notas, será bien que se valga de las esquisitas noticias que sobre muchos puntos dudosos y oscuros dió el erudito Cárlos Sigonio en sus controversias con Francisco Robertello acerca de unas materias tan antiguas como curiosas de esta Poética; y son por egemplo, la música Aulética y Citarística, la Poesía Nómica, la llamada de los Persas y Ciclópes, la Falica, Ditirámbica, el Margites de Homero, el Archonte, y otras curiosidadesde este género, que tal vez yo no he acertado á ponerlas en claro por no haber tenido noticia de las tales controversias hasta despues de acabada la impresion.
Dicho Sr. Azara ha querido que ésta traduccion, vista y exáminada de su órden en Roma, lléve á la frente el retrato de Aristóteles que se hizo para la vida de Ciceron publicada por S. E. En gracia de los Españoles antiguos y modernos, entre quienes jamas han faltado escelentes Maestros de Poética y Poetas muy aventajados, debe decirse y tener por cierto, que sin salir de España, se encuentra quanto es necesario, no solo para la inteligencia entera de Aristóteles y Horacio, sino para formar tambien, si fuese menester, una cumplida, sábia y segura Poética, que en nada conociese ventaja ni á la muy aplaudida del insigne Obispo Gerónimo Vida, ni á la tan celebrada de Nicolas Boileau Despréaux, bellamente traducida en Castellano por el Sr. Madramany.
No me parece cerrar este Avíso al Letor sin dar respuesta y satisfacer á una pregunta curiosa que casi diariamente oímos hacer á muchos paisanos nuestros, y es: Por qué medios los Españoles en el siglo décimosesto, que fué y se apellída con razon el de Oro de la Poesía Castellana, llegáron á un tal punto de Buen-gusto, que lo viniesen á poseer y mostrar en todas las Buenas Letras, no solo en las poesías de todo género? La respuesta es de D. Luis Joseph Velazquez en sus Orígenes de la Poesía Castellana: La tercera edad (dice) fué el siglo décimosesto; siglo de Oro de la Poesía Castellana; siglo en que no podia dejar de florecer la buena Poesía, al paso que habian llegado á su aumento las demas Buenas Letras. Los medios sólidos, de que la Nacion se habia valído para alcanzar éste buen gústo, no podian dejar de producir tan ventajosas consecuencias: SE LEíAN, SE IMITABAN, Y SE TRADUCIAN LOS MEJORES ORIGINALES DE LOS GRIEGOS Y LATINOS: Y LOS GRANDES MAESTROS DEL ARTE ARISTOTELES Y HORACIO, LO ERAN ASIMISMO DE TODA LA NACION. He pues aquí los medios sólidos y únicos para llegar al Buen-gusto: y he aquí tambien porque yo, suscribiendo gustosamente al moderno digno Elogiador de Antonio de Lebrija, Alentado de su espíritu (de éste, y tomando las palabras de aquel) me atrevo á prenunciar, que la presente falta de gústo y solidez en las Letras seguirá sin remedio, miéntras no se favorezca por todos modos el estudio de la lengua y erudicion Griega.
Y aun se podria añadir, que á tan necesario estudio debe juntarse la imitacion de los escelentes y acabados modelos de los Griegos en toda suerte de literatura; porque escrito está, y por sugeto que tenia voto en la materia: E solis propemodum Græcis hauriendum est quidquid ad Poëticam pertinet: cum et copiosius et felicius quam ulla alia gens artem hanc excoluerint, et monumenta reliquerint, unde cognoscere possimus, ad quam sublime fastigium provecta ab iis fuerit hæc scientia. Quod Latinos attinet, de his opus non est ut quidquam dicamus; cum in omnibus Græcos secuti sint, et, præter imitationis studium, novi nihil addiderint. Ab his itaque exempla, à Græcis, præter exempla, etiam præcepta Artis petas licet.