Plenitud/LXII (Pensando)

Decía el ama al niño medroso.
"Niño mío, no tengas miedo; ya comprenderás un día que las verdaderas ALMAS EN PENA no son las de los muertos, sino las de los vivos".



Muchos de nuestros temores "infundados" no son más que recuerdos de males que sufrimos en, edades pretéritas, y que palpitan en los recodos del inconsciente.
Las mujeres no pueden comprender jamás que un hombre que les ha dicho cien veces TE ADORO, las deje después fríamente para siempre, y acusan al sexo de móvil, de veleidoso, de ingrato, etc., etc.
El hombre, sin embargo -con excepción, naturalmente, de los odiosos Don Juanes-, ha sido siempre sincero en amor; sólo que no supo dar un nombre a lo que sentía, y de allí todo el equívoco.
Cuando un amante dice TE ADORO, quiere decir, simplemente, TE DESEO, y esta palabra TE DESEO tiene forzosamente que designar algo efímero.
Sólo el cariño permanece inmutable y radioso, como esas cristalizaciones que se encuentran en las hornazas después de los grandes incendios.