Perlas negras/XVI
De pie, sobre la roca que, altanera,
cubre la mar con sus espumas blondas,
veo surgir la luna —esa viajera
tan pálida y tan triste— de las ondas.
Así, del océano de mi vida,
disipando la sombra en que me pierdo,
se levanta una estrella, revestida
de fulgores divinos: tu recuerdo.