¡La calma...! tan sólo es buena
para el débil que la ama:
me gusta el mar cuando brama
y la nube cuando truena;
la corriente, cuando llena
d'espuma, se lanza al plan;
el monte, cuando en volcán
convertido, centellea,
y se estremece y humea
como fragua de titán.



¡La lucha ...! tan sólo es buena
para el fuerte que la quiere:
me gusta el mar, cuando muere
cantando, sobre l'arena;
la nube, cuando serena,
me finge crespón muy leve;
el río, cuando se mueve
entre céspedes y cañas,
y las inmensas montañas
si se coronan de nieve.