Pensamientos, máximas, aforismos y definiciones/Poemas y sonetos

Pensamientos, máximas, aforismos y definiciones
entresacados de todos los poemas, sonetos, comedias, historias y tragedias de William Shakspeare con adición de los trozos más selectos contenidos en sus diversas obras (1879)
traducción de Matías de Velasco y Rojas
Poemas y sonetos
Nota: Se respeta la ortografía original de la época
POEMAS Y SONETOS.


VENUS Y ADONIS.

El amor instituye sus fiestas donde dos se encuentran á solas. — Est. 21.

La belleza no debe ajarse en capullo; las flores delicadas que no se cojen á tiempo, se marchitan y mueren muy pronto. — Est. 22.

El amor es un espíritu, fuego todo el, que exento de gravedad, en vez de bajar, tiende a elevarse. — Est. 23.

Una corriente detenida desborda con ímpetu extraordinario. Lo propio puede decirse del dolor comprimido: un libre y verbal desahogo, templa el fuego del amor; mas si los lábios llegan á enmudecer, el alma está perdida, su esperanza desaparece. — Est. 56.

El amor es un fuego que debe apagarse prontamente; pues si dá llama, prende fuego al corazon. — Est. 65.

Los fines inesperados se alcanzan ordinariamente á fuerza de temeridad, sobre todo en amor, en que la licencia vá a menudo más allá del permiso. — Est. 95.

La pasion no desmaya como un lívido cobarde; por el contrario, insiste más, cuando su bien es más dificil. — Est. 95.

Frases duras y miradas severas no deben ahuyentar al que ama; pues las rosas tienen espinas, y sin embargo se cojen. — Est. 96.

Aunque la belleza estuviese encerrada bajo veinte cerrojos, para facilitarse entrada, el amor acabaria por quebrarlos todos. — Est. 96.

El infortunio es humillado generalmente, y en su depresion, nadie la tiende la mano. — Est. 118.

De noche es cuando vé mejor el deseo. — Est. 120.

Las valiosas presas convierten en ladrones á los hombres honrados. — Est. 121.

El amor alegra como el rayo de sol despues de la tempestad; la lujuria, por el contrario, entristece como la tempestad despues del sol. La dulce, primavera del amor conserva perenne frescura; el invierno de la lujuria se anticipa mucho á su estío. El amor nunca se sácia; la lujuria muere de náuseas; el primero es todo verdad, la última, un conjunto de pérfidas mentiras. — Est. 134.

Las horas de los amantes son largas, aunque parezcan cortas. Si gozan de un mútuo contento, se imaginan que los demás disfrutan de la misma satisfaccion y comparten igual placer. Sus largas historias, hartas veces referidas, acaban sin auditorio y jamás tienen fin. — Est. 141.

El dolor tiene dos lenguas, y ninguna mujer, hasta ahora, ha sabido hacer uso de ambas, sin saber como diez mujeres. — Est. 168.

LUCRECIA.

El honor y la belleza bajo la guarda del propio favorecido, poca resistencia ofrecen contra un mundo de asechanzas. — Est. 4.

El oir, es causa frecuente de las seducciones del corazon humano. — Est. 6.

El ánsia de vencer tiende incansablemente á la victoria, y cuando un gran tesoro es el precio que se aguarda, aunque lleve consigo la muerte, la muerte no se toma en cuenta. — Est. 19,

Los que desean mucho, se afanan tanto por adquirir, que tiran y derrochan sin provecho lo que, sin poseer, tienen en sus manos, y así, por aguardar lo más, alcanzan al fin lo menos. Y si consiguen adelanto, el fruto de él es solo una saciedad, una inquietud tàn constante, que se ven arruinados por la pobre riqueza de su medro. — Est. 20.

El afan humano aspira, sobre todo, á mantener la existencia con honor, bienestar y contento hasta su fin; y en alas de tal deseo, luchamos con tantos escollos, que exponemos un bien por todos ó todos los bienes por uno. — Est. 21.

En nuestros locos intentos, renunciamos á lo que somos por lo que esperamos ser, y esta torpe, ambiciosa fiebre de poseerlo todo, nos atormenta tanto con la deficiencia de lo que tenemos, que no nos cuidamos de lo poseido, y solo por falta de razon, reducimos á nada lo que queremos aumentar. — Est. 22.

Pobres desmanes impresionan á pobres desventurados; el amor no prospera en corazones que se amedrentan de las sombras. — Est. 39,

Los pensamientos no son más que sueños, en tanto que no se hacen patentes sus efectos. — Est. 51.

El hielo de la timidez se disuelve al fuego del amor. — Est. 51.

La falta ignorada es como un pensamiento sin realizar. — Est. 76.

Si el ultraje de un vasallo no logra borrarse nunca, las malas acciones de los reyes tienen que vivir eternamente. — Est. 87.

Los principes son el espejo, la escuela y el libro en que se ven, se instruyen y leen los ojos de los vasallos. — Est. 88.

La villanía, envuelta en las sombras de la ciega noche, es tanto más tiránica cuanto más invisible. — Est. 97.

Mientras impera la insolencia del desenfreno, ningun cargo puede dominar su ardor ni reprimir su violento afan: es preciso que, al igual de un pobre rocin, la pasion egoista se fatigue ella misma. — Est. 101.

En tanto que rige la fuerza, el ánsia lucha con los atractivos que le brindan satisfaccion; pero al rendirse la potencia, la rebelde culpable implora merced. — Est. 102.

Mientras más poderoso es el hombre, más inspira su conducta veneracion ú horror; pues la infamia supina se adhiere al rango más alto. Si las nubes velan la luna, su desaparicion se nota al punto: los pequeños luminares, por el contrario, pueden ocultarse impunemente. — Est. 144.

El cuervo puede bañar en un pantano sus alas negras como el carbon, y emprender su vuelo, sin que el fango de aquellas se distinga; pero si el cisne, blanco como la nieve, quiere hacer lo propio, la mancha lucirá sobre sus plumas de plata. Los pobres vasallos son una noche oscura; los reyes un dia espléndido. Los mosquitos vuelan por donde quiera sin dejarse ver; las águilas atraen todas las miradas. — Est. 145.

El verdadero dolor es pueril é irritable como un niño, que, desde el instante en que se encapricha, no se satisface con nada. — Est. 157.

Las penas de muy atrás, no las recientes, son las que se suavizan; el trascurso del tiempo mitiga las primeras; las segundas, violentas, parodian al nadador inhábil que zambulle sin parar y con esfuerzos desmedidos se ahoga por falta de destreza. — Est. 157.

Las almas tristes sufren mortalmente en jovial compañía; el dolor prefiere, sobre todo, la sociedad del dolor. El verdadero pesar siempre halla marcado alivio cuando se pone en contacto con otro pesar análogo. — Est. 159.

Los grandes sufrimientos se agravan considerablemente al presentir su alivio. — Est. 160.

La afliccion ama los sones melancólicos que tienen pausas de llanto. — Est. 161.

Los que pierden la mitad de su bien viven con más resignacion que aquellos cuyo bien total es despojo de la ruina. — Est. 166.

Los hombres tienen corazones de mármol; las mujeres corazones de cera; que toman por esto, la forma que les imprime el mármol. Débiles oprimidas, á efecto de la violencia, del dolo ó la astucia, sufren las impresiones extrañas. No las juzguemos malas de por si; pues tampoco seria mala, á nuestro juicio, la cera en que se hallase estampada la imágen de un demonio. — Est. 178.

QUERELLAS DE UNA AMANTE.

Hay maniáticos que guardan en la mente las magníficas perspectivas de los parques y castillos que encuentran en su ruta, los cuales se apropian, hallando en su ilusion más goces que el señor gotoso que los posee en realidad. — Est. 20.

La prudencia puede reprimirnos en tanto que dudamos; pero una vez decididos, los consejos, tendiendo á la calma, enardecen más el espíritu. — Est. 23.

El amor se arma de paz contra el poder, contra la razon, contra el honor, y dulcifica, en medio de las penosas angustias que causa, la amargura de todas las violencias, de todos los golpes, de todas las alarmas. — Est. 39.

SONETOS.

La naturaleza no dá, sino presta, y liberal, solo anticipa á los generosos. — Son. 4.

Si la gota destilada por el estío no quedase como un liquido prisionero, cautiva en paredes cristalinas, la belleza dejaria de reproducirse, sin dejar ni áun su recuerdo. — Son. 4.

Los favoritos de los grandes principes solo despliegan sus bellas hojas como las caléndulas, en presencia del sol: su orgullo permanece concentrado en su pecho; pues una torva mirada hunde su privanza. — Son. 25.

El experto adalid, renombrado por su valor, vencido una vez despues de mil victorias, no torna á figurar en el libro de las conquistas, y todos sus precedentes lauros se dan al olvido. — Son. 25.

La natividad, ya en el mar de la luz, vá en ascenso hasta la madurez; mas llegada á su apogeo, tortuosos eclipses hacen guerra á su brillo, y el tiempo, auxiliar de su explendor, lo destruye entonces. — Son. 60.

Los ojos comprenden bien lo que adora el alma y le preparan la copa á su entera satisfaccion. — Son. 114.

No es amor el amor que ante un cambio varia ó paga con un desvío otro desvío. — Son. 116.

El amor es un fanal permanente que contempla las borrascas sin extremecerse nunca; es la estrella fija de toda barca sin rumbo, astro cuya elevacion: se mide, mas cuya fiel entidad es un misterio. — Son. 116. Desde que la habilidad ha usurpado el poder de la naturaleza, embelleciendo lo feo con una máscara mentirosa, la belleza ideal carece de nombre, de salvador resguardo, y es profanada si no vive en la miseria. — Son. 127.

La lujuria es implacable, cruel y brutal en tanto que persigue; vencedora, aspira á la saciedad. No satisfecha aún, se mira como un bien celeste; pasada, es tan solo un dolor. Todo hombre comprende esto, y á pesar de saberlo, no hay uno que logre evitar un paraiso que conduce á tal infierno. — Son. 129.

La vejez apasionada no gusta que le cuenten los años. — Son. 138.

El amor es demasiado jóven para apreciar lo que es conciencia, y sin embargo, todos saben que la conciencia es engendro del amor. — Soneto 151.