Nota: Se respeta la ortografía original de la época

IV

PATRIA Y HOGAR


Hay un suelo sagrado,
Sobre toda región del cielo amado.
Donde el sol más benéfico fulgura,
Y en la noche serena
La luna esparce luz de encanto llena.
Patria de la hermosura.
De la fe, del valor; do á la temprana

Edad la virtud guía,
y amores liba juventud lozana.

Osado marinero
Cuyo ojo explorador de paso admira
Las más fértiles costas,
Las islas más fantásticas y bellas,
No vió escenas tan gratas como aquéllas,
Ni aire tan puro como aquél, respira;
Y en largo derrotero.
En toda zona ó clima,
A donde errante vaya,
El recuerdo magnético le anima
Que mira siempre á la nativa playa.

En aquella región que aman los cielos,
Y en su recinto encierra
La mejor raza que formó natura.
Hay un rincón, asiento de ventura,
Centro dulce de anhelos
Más que todos los sitios de la tierra.
Allí empuñando ufano
Cetro y espada con robusta mano,
El hombre rey de la creación se ostenta,
Y su manso mirar le representa
Buen padre, fiel marido, tierno hermano.
Reina allí la mujer: siempre amorosa,

Madre, ó hija, ó esposa,
Derrama flores y remueve abrojos,
Y en el abierto cielo de sus ojos,
Angel guardián que su pudor defiende,
Gracias y halagos prodigando esplende.
Siéntanse en torno de ella
Domésticos deberes;
Bullen, besando sn liviana huella,
Tesoro del hogar, castos placeres,

Y esos santos lugares
¿Endónde, endónde están?—¿Hombre tú eres?
¿La llama en ti del patriotismo existe?
Mira en torno y verás, doquier te hallares,
Que aquel suelo es la tierra en que naciste,
Que ese rincón bendito son tus lares.