Panteo
Sobre el césped mullido que prodiga su alfombra, Job, el Mago de acento bronco y de ciencia grave, vincula a las eternas maravillas su clave, interroga a los astros y en voz alta les nombra... Él discurre sus signos... Él exulta y se asombra al sentir en la frente como el beso de un ave, pues los astros le inspiran con su aliento suave, y en perplejas quietudes se hipnotiza de sombra. Todo lo insufla. Todo lo desvanece: el hondo silencio azul, el bosque, la Inmensidad sin fondo... Transubstanciado él siente como que no es el mismo, y se abraza a la tierra con arrobo profundo... Cuando un grito, de pronto, estremece el abismo: ¡y es que Job ha escuchado el latido del mundo!