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W. E. RETANA

España; así lo espero. Mis servicios ahora son inútiles, y todo mi deseo es servir á V. y á mi padre y ayudar á mis hermanas. Si Vds. vienen y me dan libertad de establecerme allá, resucitaremos nuestro antiguo pueblo[1], sin frailes ni guardias civiles, sin tulisanes.

»Verdad es que este río y mi terreno no tiene para mí los recuerdos que tiene Kalamba; pero no todo se puede tener, ni se consigue lo que se puede desear. Yo desearía ser Dios, y ni siquiera soy sacristán, que es ya según algunos el primer paso para estar cerca de Dios.


»Si me dejan establecerme en mi terreno, pienso sembrar cocos.»

De trabajos artísticos, varios son los que se conocen. Además del San Pablo que dedicó al P. Pastells, hizo algunas otras esculturas, alguna de ellas, la del P. Guerrico, premiada años más tarde con medalla de oro en la Exposición de San Luis (E. U. de A.); modeló un buen busto del general Blanco; talló en puño de un bastón la cabeza del gobernador Sitges, etc. Pintaba, dibujaba, fotografiaba… ¡Bueno era él para dar paz á la mano, no teniéndola nunca en aquella su inquieta imaginación!…


VI


En la vida de Rizal la nota del amor físico apenas se percibe. Don Isabelo de los Reyes ha escrito:

«He dicho que hasta sus pasiones naturales sacrificó á su patria, porque si Rizal hubiera pretendido la mano del mejor partido de Fi-


    «Ante los obstáculos que las persecuciones reaccionarias vienen oponiendo á la circulación de esta Revista en Filipinas, hemos tenido que suspender por algún tiempo su publicación.
    »Hoy que se va encontrando manera de orillar dificultades, no dejaremos de trabajar por vencerlas, bien persuadidos de que todo sacrificio es poco para conquistar los derechos y la libertad de un pueblo oprimido y mal avenido con su esclavitud.
    »Obramos al amparo de las leyes, y así seguiremos publicando esta Revista aquí ó fuera de aquí, según las exigencias de la lucha, en la que los reaccionarios de Filipinas han venido á empeñar á todo filipino que en su alma palpite algún sentimiento de dignidad y vergüenza.
    »Aquí ó fuera de aquí continuaremos desenvolviendo nuestro programa.» [M. H. del Pilar.]
    Marcelo H. del Pilar se trasladó algo después á Barcelona, con el propósito de salir para el Japón, donde pensaba continuar la propaganda, y en Barcelona le sorprendió la muerte. —V. la nota 186.

  1. La autorización para establecer la colonia con que soñaba teníala ya, según la carta del general Blanco á Rizal, fechada en Manila, 1.º de Junio de 1895. —Véase la pág. 326.