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CONGRESO NACIONAL

los objetos que espresa. Se mandó pasar a la Comision de Policía Interior.

Otro proyecto de decreto del señor Ocampo, fué aprobado en los términos siguientes: «El Gobierno mande suspender las lidias de toros que se preparan en Aconcagua, e indagando cuál es la autoridad que las ha permitido, se le imponga el castigo a que se ha hecho acreedor por esta infraccion.»

Otro del señor Bezanilla, para que el Congreso se traslade a la ciudad de San Felipe de Aconcagua. Se mandó pasar a la Comision de Policía Interior.

Otro del señor Calderon, para la abolicion de los mayorazgos. Se mandó imprimir i que se pase a la Comision de Justicia i Lejislacion.

Leyóse un oficio del Gobierno, acompañando un espediente de los escribanos de Valparaíso, solicitando la reposicion en el goce de los derechos de descarga. Se mandó pasar a la Comision de Hacienda.

En este estado, se levantó la sesio, anunciándose para la próxima el proyecto sobre contribucion directa, i el del señor Cordovez, para la habilitacion de los puertos menores.


Se abrió con 38 diputados. Leida el acta de la anterior, quedó aprobada i rubricada por el señor Presidente.

El señor Presidente. — Hoi viene el señor gobernador del Obispado a jurar, i pudiendo retardarse el juramento por ocupaciones del Congreso, determine la Sala qué asiento se le señala en este intervalo.

Se le señaló un asiento indiferente entre los diputados.

Se llamó a discusion el proyecto del señor Elizondo, para que se tome una razon de los diputados que faltan en cada sesion i que se pongan sus nombres en el diario.

El señor Gandarillas. —Yo hago dos observaciones. La primera que las sesiones sean sin descrepar un minuto. La segunda que no solo se impriman los nombres sino tambien, en el mismo dia, que se pongan sus nombres en todas las esquinas, a ver si de este modo tienen vergüenza.

El señor Presidente. —Advierto a la Sala que muchos señores se retiran ántes de concluirse las sesiones i ya ha sucedido no poder continuar la Sala por no haber el número suficiente.

Convenidos todos los señores en que era atribucion del Presidente todo lo que pertenecía a lo interior de la Sala, se acordó por él que, si algun señor quiere salir durante la sesion para alguna dilijcncia, avisase al Presidente.

El señor Vera. —Yo creo que la esperiencia ya nos ha hecho desengañar palpablemente que no se debe fijar número para la apertura de las sesiones. Debemos ser dóciles i volver atras sobre nuestros pasos, cuando no tienen efecto nuestros deseos. Puede decirse que si se disminuye el número o éste no se determina, se reduciría mucho la Sala. Puede remediarse este inconveniente con que se impriman sus nombres a los que faltan.

Habiendo numero fijo, cualquier diputado puede evitar que no haya Congreso si le conviene, porque, como no son tantos los que hai, uno que falte puede impedir que haya sesion. Tan dócil como soi para excitar a que subsista esa lei, he creido que debemos salvarlo todo para revocarlo porque la esperiencia es la maestra i ahora nos convence que es imposible llevar a efecto esa lei. La prueba es que ningun dia ha podido haber sesion a la hora señalada. Ninguno; ya parece un capricho de quebrantar el reglamento empeñándose en sostener una lei que tantos nos perjudica i si hemos de observar el reglamento en esa parte, tambien creo que cualquier diputado tiene derecho para retirarse a la hora señalada. (El señor Echeverría, esa no es la discusion). Yo lo tengo por remedio i se trata de encontrar un remedio para evitar este inconveniente. Quítese ese número fijo porque está en el arbitrio de un diputado que no haya Congreso i éste es el remedio que yo propongo.

El señor González. —Es un trabajo que siendo bien pocas las ocasiones que hai Sala i cuando la hai, es mucho mas trabajo que ocupemos el tiempo en cuestiones inútiles que ya están sancionadas. Yo pregunto ¿cuántas veces se repite un mismo proyecto, un mes, un año o que tiempo? A la mocion del señor Elizondo digo que me parece el único remedio.

El señor Caldera. —Yo digo que puede repetirse un proyecto cuantas veces se quiera, porque él mismo que lo sancionó lo puede derogar.

A la mocion del señor Elizondo digo que mejor queden las cosas como ántes, porque hasta ahora no se ha encontrado remedio ninguno.

El señor Cordovez. —Reclamo el órden. No se discute el punto en cuestion.

El señor Vera. —Yo no he hecho mocion contra la lei que determina número de diputados. Lo que he dicho, lo he propuesto como remedio para que hayan sesiones, esto es el único que encuentro. Porque fué lei, porque se sancionó, ¿no presentará inconvenientes? Tambien fué lei de que el Congreso se reuniese a las diez i jamas se ha conseguido, i cien cosas habrá que despues se revoquen, conocidas que son malas. Mi mocion no se reduce a discutir si se ha de volver a esa antigua sesio, trayéndose este asunto a una nueva discusion, si se cree lo contrario retracto mi voto. Póngase cero a lo que he dicho.

El señor Elizondo. —Debemos conciliar los males. Hai unos que miran a lo esencial de la lei i aquéllos espectan a lo accidental. Es del ser de la lei que sea formada en la voluntad jeneral, i esta es la única que tendrá subsistencia, i por eso es que siempre debe haber un número fijo; pero un número fijo que, al ménos, sea uno sobre la mitad. Todos los diputados debemos procurar tambien la asistencia para ahorrar una