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SESION DE 26 DE DICIEMBRE DE 1824

bien todos conocerán que la mayor parte de todos estos prisioneros se han casado; quiere decir que pertenecen estos hombres a las familias del país. Espulsarlos, ¡qué de clamores no traería esto, no de españoles sino de patricios! Si se hostiliza una parte tan considerable puede traer alborotos en el país. Este proyecto ha sido estractado de la lei que se dió en Colombia sobre el particular; pero £ un allí, que habia medios fáciles de espulsarlos, sabemos que el Gobierno de Venezuela tuvo que suspender la órden por los clamores de infinitas familias que lloraban sus padres i esposos.

Si se mandan a las Provincias Unidas, allí no han de recibir con gusto semejante obsequio. Sabemos, ademas, que la mayor parte de los enemigos tomados prisioneros que se mandaron a Mendoza, se huyeron de allí i se fueron a engrosar las filas del enemigo.

Trasportados por mar, el Gobierno no tiene en la actualidad medios para hacerlo porque la mayor parte son prisioneros del convoi que no tienen medio de trasportarse fuera, i seria preciso que el Gobierno fletase un buque para mandarlos, lo ménos, al Brasil; el flete de este buque le costaría ocho o diez mil pesos, i el Gobierno no está en estado de hacer estos gastos. A mas de eso, seria preciso que fuese un buque de guerra nuestro a escoltar porque si no es así, este buque que va con españoles dentro, si se entra a Chiloé ¿no va a aumentar a nuestros enemigos? El Gobierno mismo, que desea también esto, no puede ponerlo en ejecución porque por todas partes se tocan obstáculos. Las medidas son útilísimas porque corremos grandes riesgos.

Se llamó al señor Vera para que prestase el juramento. Hecho esto quedó incorporado al Congreso.

Se leyó un oficio de don Francisco Binimelis, dirijido al secretario interino del Congreso, esponiendo sus males, i que el partido de Rere que lo habia hecho suplente, no habia tenido presente su enfermedad. Se acordó que a la mayor brevedad se haga nueva elección en el partido de Rere.

Se movió una dificultad por el señor Campino, por quién debia oficiarse a los delegados para que procediesen de nuevo a la elección, i se mandó traer el acuerdo sobre el particular.

El señor Infante. —Debemos previamente examinar si este punto está discutido i sancionado ántes de entrar en la discusión, porque si ya está sancionado ¿por qué vamos a incumbar en esto mismo?

El señor Presidente. —Pidió votacion si se debía oficiar por el Ejecutivo o por el Congreso para esta elección. Se declaró que para este caso por el Ejecutivo.

Se leyó un oficio de don Luis de la Cruz, haciendo su renuncia de la diputación.

El señor Calderón. —En el señor Cruz encuentro, para mí, las mayores atenciones. El señor Cruz tiene bastante suficiencia, i aun puede ilustrar al Congreso sobre algunas materias. El señor Cruz ha sido electo i está en la capital, i así la enfermedad que alega no es suficiente para impedirle la asistencia al Congreso. El empleo tampoco es motivo para esto. La misma comision tenia yo i al momento que los pueblos me elijieron, renuncié, porque creí que me seria mas honroso representar a un pueblo que estar a cargo del empleo que hoi tiene el señor Cruz. Mi voto será que no se le admita la renuncia, porque está con todas las aptitudes que necesita el cargo de un diputado.

El señor Prieto. —Para deliberar este asunto pide que se ventile primero la renuncia del señor Trujillo.

El señor Vera. —El señor Cruz, como alegase haber hecho su renuncia i de haber vuelto sus poderes a los electores, ya no tenia que hacer esta renuncia. El Congreso no tiene facultad de elejir un diputado; de consiguiente que se obliguen a entrar de diputados aunque no lo es el Congreso obra nías allá de sus facultades, porque sin poderes nadie puede entrar a representar.

Puede también que el pueblo haya admitido su renuncia i haya elejido a otro. Es preciso, pues, que se califique si ha devuelto o no los poderes.

El señor Campino. —El señor Cruz remitiendo sus poderes, i el señor Vera sosteniéndolos, han quizás ignorado la lei que hai subsistente que las renuncias deban hacerse ante el Congreso i no ante los pueblos.

Se votó si se admitía o no la renuncia, i resultó de la votacion que se admitiese.

Se leyó la renuncia del señor Trujillo.

El señor Ovalle. —¿Tiene la Sala derecho a dar representación a quien no la tiene? El señor Araos no la tiene documentalmente. Se sabe que no la tiene porque el señor Benítez es el primer suplente.

El señor Caldera. —Ha pasado un mes i debe entrar el suplente. Queda al arbitrio de la Sala decidir cuál de los dos suplentes se debe preferir.

Se pidió votacion i resultó que viniese el primer electo.

El señor Presidente. —Anunció que estaba en el caso de elejir un diputado i un suplente para la capital, porque su representación no estaba completa. La Sala acordó esto i que se avisase al Ejecutivo para que hiciese cumplir esta determinación.

Se leyó una representación de doña Gregoria Hermosilla, pidiendo se le conmute la pena de muerte a su hijo, sarjento de Granaderos, en que probablemente saldría condenado por tres deserciones que tiene hechas. Se mandó pasar a la Comision Militar i que entretanto no se fusilase.

Se leyó otra representación del coronel don Manuel Valdés, pidiendo a la Sala que el hacer nueva elección no perjudica a su honor, i la Sala convino en esto.