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SESION DEL 15 DE DICIIEMBRE DE 1824

dada en la tiranía del actual Gobierno i que por esto se le ha respuesto al diputado, que cuando su mocion hubiese sido hecha por un sujeto decidido a la causa de América se podria atribuir al celo por el bien de la Nación; pero cuando lo ha sido por un recien convertido i aun de otro país, no puede tener ese objeto. Así es que se le ha injuriado en lo mas vivo del honor. Cuando el diputado se espresó sosteniendo su mocion, que no temía los destierros, fué satisfaciendo a un preopinante que dijo que nuestro Congreso podria tener un fin desgraciado por nuestra escrupulosidad o una cosa semejante, en cuyo caso nada tuvo de ofensiva mi respuesta. Repito ahora i lo repetiré siempre, que me olvidé de mí cuando juré el cargo. Pido que los señores secretarios a continuación de éste certifiquen lo sucedido en aquella sesión que motivó mi respuesta i lo que ha pasado en la del dia sobre mi queja.

Si se permiten los ataques del Ministro con inviolabilidad, ¿qué esperamos? ¿Quién podrá opinar con libertad? ¿Cómo subsistirá la intención de dar buenas leyes, si un dependiente del Gobierno, primer oficial de Relaciones Esteriores, amenaza a los representantes con un fin desgraciado i un Ministro les hiere con el puñal mas afilado? O hemos de retirarnos o no hemos de poder dar leyes con libertad, o hemos de sufrir iguales golpes siempre que queramos usar de ella. Si lo primero, no se verifica para el seguro de esa libertad tan necesaria, yo pido la satisfacción que he dicho, dejando al arbitrio del Congreso determinar cuál sea, i precediendo a ésta el veto correspondiente al Ministro. Sin este ejemplo, el honor del Congreso queda en descubierto, mi representación desairada i toda la Nación en el peligro mas próximo de perderse; a presencia de todo el Congreso fué el desaire i la injuria; a todo el Congreso toca hacer que se satisfaga, de otro modo mi representación seria la mas triste.

¿Enemigo alguna vez de la causa? Desde mis mui tiernos años he servido de oficial en las Provincias Unidas, despues en Coquimbo, i ántes aun habia pasado por emigraciones demasiado trabajosas en Salta i Tucuman, por no estar un momento entre tiranos; he hecho otros servicios i contribuciones de no pequeña consideración respecto a mis cortas facultades. No solo desafío al Ministro sino a todo el mundo que señale un hecho de mi vida publica marcado con el borron de antipatriota. Los que sepan que se me ha injuriado tan vilmente ¿qué juicio formarán de toda la Representación si ésta desprecia el ultraje? ¿Qué fuerzas tendrían las leyes emanadas de un cuerpo que se mostró indolente a un crimen de tan alta jerarquía? ¿I cuál seria el resultado de ese desprecio? Cada uno de los dignos compañeros, que tanto me honran, observan en su interior las tristes consecuencias que traería la tolerancia; cada uno se está acusando a sí mismo, si contra su intención vierte una palabra por el disimulo. Cada uno se está haciendo el cómplice i el autor de las desgracias sucesivas; si se dilata el remedio, cada uno está mirando el golpe sobre su cabeza por lo mucho que se habló aun con mayor libertad que yo contra el Ejecutivo en la sesión de este mismo dia. (Hablo del Ejecutivo en jeneral i adviértase que yo tampoco me contraje a la persona del actual gobernante.)

Pido se recuerden los discursos de los señores Infante i González: cada uno... Pero no tengo necesidad de dilatarme en consecuencias que todos ven i en demostrar la justicia de mi reclamo que a nadie se oculta.

Cualquiera que sea el resultado de las determinaciones del Congreso Nacional en la materia, yo debo satisfacer a la Nación, i para ello pido también se publique en el diario de sesiones esta representación que, con el mayor respeto, dirijo al Congreso, hoi 13 de Diciembre de 1824. —Manuel de Iñiguez . —Al Congreso Nacional.


Núm. 125

La Comision de Policía Interior, en virtud de sus atribuciones, propuso al Congreso, en sesión de 13 del presente, que los secretarios disfrutasen la asignación anual de dos mil; el oficial mayor de mil; cinco oficiales subalternos, la de quinientos cada uno, i de trescientos el portero; i considerándolas proporcionadas a los trabajos de estos destinos, vino en aprobarlas.

En la del 13, los secretarios propusieron para los destinos en los oficiales indicados, a don José Antonio Prieto con la calidad de mayor, don José Antonio Argomedo, don Manuel Cavada, don Manuel José Prieto Herrera, don Matías Rivero i don Pedro José Ramos en la de subalternos, i para portero don José Muñoz, que fueron de la aprobación de la Sala. En cuya virtud, tengo el honor de comunicarlo a V. E. para que, tomándose razón, se les asista oportunamente con los sueldos que Ies corresponden.

Me ofrezco a V. E. con las mejores protestas de mi mas alta consideración i aprecio. —Sala del Congreso, Diciembre 17 de 1824. —Al Excmo. Supremo Director.