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CONGRESO NACIONAL

Lo pongo en el conocimiento de V. E. para sus intelijencias.

Dios guarde a V. E. muchos años.— Melipilla i Diciembre 5 de 1824.— Pablo Silva.— Señor Supremo Director del Estado de Chile.


Santiago, Diciembre 9 de 1824.— Pase esta nota al Soberano Congreso para que determine lo conveniente.— (Hai una rúbrica).— Pinto.


Núm. 112

Soberano Señor:

El Director Supremo de la República tiene la honra de acompañar al Soberano Congreso la adjunta representacion que ha hecho don Nicolás Hurtado, como apoderado de los vecinos de Melipilla, para que, en vista de lo que en ella espone, se sirva espedir, con su acostumbrada prudencia, la resolucion conveniente.

El Director Supremo aprovecha esta ocasion para saludar al Soberano Congreso, renovándole las protestas de su distinguida consideracion.— Santiago, Diciembre 10 de 1824.— Ramón Freire.— F. A. Pinto.— Al Soberano Congreso.


Núm. 113

Excmo. Señor:

El apoderado de Melipilla ante V. E. respetuosamente espongo: que se me comunica aviso de mi pueblo cómo el domingo próximo pasado hubo una reunión estraordinaria de jentes que clamaban en la plaza pública para que se procediese a la eleccion de nuevos diputados. A este suceso es referente el oficio que, por mi conducto, se ha pasado a V. E. por el gobernador interino de la villa. El Soberano Congreso tiene otro, cuya lectura no ha tenido lugar hasta hoi, porque se ocupaba, cuando le entregué, de la discusion del reglamento interior que ya está concluido. Yo debo representar a V. E. que los derechos de mi pueblo están sin protección, miéntras no tenga un diputado que le represente. A V. E. pertenece inmediatamente, en virtud de su poder i de la posteridad que ejerce sobre los pueblos, para poner en ejecucion las leyes que los defienden, tomar sobre si esta ocurrencia i resolver con la posible brevedad a mi comitente en su conflicto actual. El Soberano Congreso continúa sus sesiones; sean cuales fueren los artículos de discusion que ha habido, ellos son las bases de la conducta de la Asamblea, i es mui posible que por no haber tenido un representante Melipilla, se vea precisado a suscribir decretos perjudiciales a su bienestar o cuando ménos a su seguridad. Por tanto,

A V. E. pido i suplico se sirva mandar se oficie por el Ministerio al Soberano Congreso para que, con preferencia a cualquier otro asunto, se resuelva decisivamente el actual, manifestándole los paternales deseos de V. E. en favor de la voluntad de mi comitente.— Es gracia, etc.— Nicolás Hurtado.


Santiago, Diciembre 10 de 1824.— Pásese al Soberano Congreso esta representacion con el oficio correspondiente.— Freire.— F. A. Pinto.


Núm. 114

El Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos ha dirijido una nota al Ejecutivo, en que le significa que acepta con el mayor placer el asiento que le designa el Soberano Congreso i que asistirá a las sesiones públicas luego que su salud se lo permita, i que entretanto desearia, i tal vez le fuera conveniente que (si lo permiten las leyes particulares de este Cuerpo) ocupase su lugar en dichas sesiones públicas el secretario de la Legacion de Estados Unidos.

Para contestar debidamente a la mencionada nota, el Director espera la respuesta del Soberano Congreso, a quien saluda con su mas distinguida consideracion.— Palacio Directorial, Santiago, Diciembre 11 de 1824.— Ramón Freire.— F. A. Pinto.— Al Soberano Congreso.


Núm. 115

Señores Representantes:

Encargado de la seguridad i defensa de la República, no puedo diferir un momento de someter a las meditaciones del Soberano Congreso el cuadro alarmante de nuestra posicion, i los peligros que próximamente amagan la independencia nacional. El Director Supremo no ve distante la invasión de un ejército español sobre nuestro territorio, i el Soberano Congreso calculará si los fundamentos con que el Ejecutivo apoya sus temores merecen toda su atencion.

La guerra ha tenido fluctuante por muchos años la independencia del Perú, i solamente ahora parece que se acerca a una crisis eminentemente favorable a la causa americana. Es verdad que la discordia entre los jenerales Laserna i Olañeta ha terminado amistosamente por una transacción nada común entre partidos que apelan a las armas. El jeneral Olañeta debe mandar en jefe las cuatro provincias del Alto Perú, con absoluta independencia del jeneral Laserna, i solamente subordinado a la Corte de Madrid en los mismos términos que los virreyes de Buenos Aires. Ambos deben cooperar con todas sus fuerzas a mantener la guerra contra los Independientes, i ámbos se han obligado de enviar a Madrid sus ajentes para dar cuenta a su Rei de