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CÁMARA DE DIPUTADOS

República actualmente sobre estanco de algunas de sus producciones".

En la entrevista de que he hablado, fué éste el asunto que principalmente ocupó al señor Ministro de Chile. Mui rápidamente le observé que semejante libertad de derechos en el trigo pondria a Lima en absoluta dependencia de los traficantes de Chile para el primer alimento del hombre; que los labradores de nuestros valles deberían perder sus esperanzas de cultivar alguna vez esa semilla de primera necesidad, porque jamas podrian venderla, no ya con utilidad, pero ni embolsando sus costos; que no habia reciprocidad en los frutos que del Perú se internaban en los mercados de Chile, mucho ménos hallándose actualmente estancadas allí algunas producciones nuestras, como los aguardientes i tabacos, miéntras en el Perú eran libres todas las producciones chilenas.

El señor Ministro quiso sostener, contra la esperiencia, que no era posible cosechar trigos en nuestros valles litorales porque necesariamente eran atacados de la arjema o polvillo. No siendo ésta mas de una conversacion franca i conociendo que el señor Ministro no se hallaba entónces en disposicion de oirme con agrado, traté de significarle que, entrando en conferencias, se examinarían con la debida madurez los inconvenientes que se presentaban, i acaso podrían darse algunos cortes. Al efecto, le repetí que tuviese a bien señalarme dias i horas para pasar a su casa a conferenciar; pues, ya me hallaba libre de las atenciones del Congreso. El señor Ministro me dió por última repuesta: —Que habia dado cuenta a su Gobierno con el contraproyecto; que no me molestase en ir i que él me avisaría. Cinco meses corrieron en profundo silencio; en su virtud, di cuenta a mi Gobierno del estado de la negociacion, pidiéndole me exonerase de la comision con que se habia dignado honrarme, como así se verificó. —Arequipa, Octubre 10 de 1832. —Luna Pizarro.



Núm. 544 [1]

Hemos visto con dolor en el periódico ministerial i otros particulares de Chile promover quejas contra el Perú, cuya tendencia podria ser mui funesta en la sucesivo, si con tiempo no se cortan tan fraternal i amistosamente como lo demandan nuestras mútuas relaciones. Los motivos de queja por parte de aquel Gobierno parecen reducirse a la demora en la celebracion del tratado de comercio que ha solicitado desde el año 27, i que si es interesante para aquella República, no convendría ménos a la nuestra Resentida de que hasta el dia no se hayan verificado esas transacciones, acaba de dar su Lejislatura una lei alzando los derechos al azúcar peruano, que en realidad no es mas que una esclusiva de esa producción que importábamos a su mercado. Miéntras el Perú espidió desde el año 28 una lei prohibiendo la introducción de harinas; miéntras esta lei ha sido sostenida constantemente por las Lejislaturas que se han sucedido, contra decretos momentáneos del Ejecutivo que permitían internar alguna porcion de aquéllas; miéntras la prohibicion de las harinas ha sido fuertemente atacada en los papeles de los Estados Unidos de América como perjudicial a su industria i comercio; i miéntras ella no era otra cosa, en verdad, que un privilejio concedido a los granos de Chile i una autorizacion para su monopolio a los traficantes de aquel pais, ínterin no se favoreciera su cultivo en los valles de la costa;entretanto, decimos, el Congreso chileno corresponde con una disposicion que cierra la puerta al cambio de nuestros azúcares, bajo el pretesto de no haberse concluido el tratado, i de una providencia reclamada por el abuso de algunos de sus traficantes, i modificada tan luego que se advirtió el daño que podria ocasionar a la jeneraiidad.

Nada diremos sobre lo segundo, porque se ha contestado cumplidamente en El Conciliador; mas, la cuestión del tratado abre el campo a varias reflexiones especialmente despues que el señor Luna Pizarro, primer negociador nombrado por nuestro Gobierno, acaba de publicar el verdadero motivo que por entónces lo entorpeció. Mui desde atras anhelaban sus compatriotas que se les proporcionaran datos positivos para formar el debido juicio sobre la paralizacion de este negocio, que al mismo señor Luna Pizarro debió acarrear graves disgustos, cuando arrojado a Chile por la revolucion el año 29 fué malamente tratado en varios de sus periódicos i aun presentado, segun sabemos, a la masa de aquellos pueblos como enemigo del pais, con menosprecio de las leyes de la hospitalidad i del respeto debido al infortunio. Para los pensadores debia ser siempre misterioso el que un peruano, que se habia manifestado tan adicto a Chile desde su primera residencia allí, i que, por otra parte, era de conocido celo por los adelantamientos i la prosperidad de su Patria, no llevase a cabo una comision de tanta importancia para las dos Naciones.

Habiéndose dicho en un artículo de El Telégrafo de Lima que el señor Luna habia exijido la odiosa condicion de que Chile tomara parte en la guerra con Colombia, que por entónces sostenía el Perú, lo que habia impedido la celebracion del tratado, vemos deshecha esta grave equivocacion de un modo satisfactorio, i vemos que, léjos de exijirse por nuestro Ministro tal condicion, propuso por el contrario concretar terminantemente la alianza, ofrecida en primer lugar por la misma

  1. Editorial de El Republicano de Arequipa, núm. 41, de 13 de Octubre de 1832, reproducido en El Mercurio de Valparaiso núms. 1264, 1265 i 1266, de 18, 19 i 21 de Enero de 1833. —(Nota del Recopilador.)