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SESION DE 10 DE AGOSTO DE 1832

conferencia, contestacion ni reclamo, el comisionado de la República de Chile se trasportó a su pais dejando, en el modo con que lo verificó, bastante que pensar acerca de su circunspeccion."

Hasta aquí el referido párrafo. Vamos a glosarlo.

El 5 de Mayo de 1827 llegué a Lima i el 2 de Junio fui reconocido bajo el carácter público que señalaban mis diplomas. Con fecha 21 de Julio aparece la primera invitación que hice para arreglar bases de alianza, navegación i comercio, benéficas igualmente a las Repúblicas del Perú i Chile. En 8 de Agosto dirijí otra nota recordando al Ministerio los interesantes puntos de la anterior, para que, pesada su importancia, tuviese la bondad de darle un lugar entre sus diversas atenciones. Por último, se nombró para la celebracion de los tratados al señor Luna Pizarro, quien dejó correr mas de 20 dias sin anunciármelo, hasta que el 13 de Diciembre recibí la nota cuya copia acompaño con su contestación. [1]

Yo le visité entónces i muchas veces despues, i en las pocas que logré hallarle, siempre me contestaba que no habia recibido instrucciones de su Gobierno. También me habló, a su vez, de una alianza defensiva como preferente; pues, Bolívar era el objeto de todos sus cuidados. Continué viéndole hasta que al fin pude encontrarle una noche solo; canjeamos entónces los respectivos poderes, le presenté el proyecto de un tratado de alianza, etc., i me aseguró que oportunamente haria sus observaciones. Miéntras tanto, viendo que el tiempo corría i que nada se avanzaba, hablé de nuevo sobre esta retardacion al Presidente de la República i a uno de sus Ministro?, pero ¡cuánto tuve que asombrarme al oir la respuesta de ámbos! Preciso es hacer, me dijeron, un tratadito de otra especie, que las circunstancias reclaman. Este tratadito era nada ménos que el que Chile se comprometiese en la lucha con Colombia. El Ministro quería dos batalloncitos.

El Presidente dos buquecitos para aumentar su escuadra, i diciéndoles yo que no tenia instrucciones para este caso, me anunciaron que se dirijirian a mi Gobierno en derechura.

Volvamos al señor Luna. Los tratados comer cíales con Chile debian ocupar un lugar mui subalterno en medio de querellas domésticas i de pasiones animadas. En vano le recordaba yo con frecuencia la necesidad de dar término a este asunto. En vano le presenté un proyecto tan lleno de equidad; el papel del señor Luna en la farsa local era de primer órden para que pudiera prestarse a otros intereses. Ultimamente, despues de un dilatado silencio, injustificable en la etiqueta diplomática, en las consideraciones debidas a la Legación de un Gobierno amigo, i por la importancia de los objetos a cuyo exámen fué invitado tan repetidas veces aquel Gobierno, su comisionado doctor Luna Pizarro presentó un contra-proyecto de tratados i una nota de su direccion. Ambas piezas, que mui luego verá el público, arrojan un convencimiento de lo que debe esperarse de semejantes hombres.

El señor Luna, que desaprobó el proyecto presentado por mí, sin glosar sus artículos, sin analizarlos, sin hacer observacion alguna sobre ellos, en fin, sin admitir las conferencias que se le propusieron con este objeto, dejó correr ocho meses para la producción de esta pieza, cuyos artículos son todos copiados del derecho público de las Naciones en la parte comercial, se hallan sancionados-por el uso universal, i, en consecuencia, no exijen convención particular. ¿Podrá esperarse, repito, despues de esto algún fruto de unos hombres que ni ven ni quieren verlas cosas en su verdadera luz? En concepto de ellos, toda rebaja de importacion es una donacion a Chile, i es hacer a esta República el estanco del Perú. Tales fueron las espresiones terminantes del señor Luna en la última entrevista que tuvo conmigo. Inútil fué representarle la reciprocidad de beneficios, la igualdad respectiva de importaciones, etc., él solo veía lo que percibía aquella aduana i lo que dejaría de percibir por el artículo de trigos, siempre que los tratados se realizasen. Para él, era indiferente que este ingreso fuese a costa de los compradores o vendedores, ni entraba en el exámen de estas cuestiones porque las consideraba como teorías inventadas por el deseo de obtener.

Entónces fué, también, la primera i única ocasion que estuvo en casa (despues de las muchas citaciones falsas que me hizo) a saber cuál era mi sentir sobre su orijinal contra-proyecto. Le contesté sin empacho que no solo me parecía vacío de todo fundamento, sino el mas insignificante para el fin que nos habíamos propuesto, pero que, a pesar de esta conviccion, esperaba que mi Gobierno, instruido de aquellos datos, me señalara la regla de conducta que debia observar a este respecto, o las órdenes positivas, para ter

  1. Lima, Diciembre 13 de 1827. —Señor Ministro: El infrascrito tiene el honor de anunciar al señor Ministro Plenipotenciario de la República de Chile cerca del Gobierno del Perú, haber sido nombrado Plenipotenciario para entender, por parte de éste, en la formacion de las bases de alianza, comercio i navegación entre ámbos paises i hallarse espeditopara proceder, cuando sea del agrado del señor Ministro de Chile, al respectivo canje de poderes i conferencias conducentes al logro de tan importante comision. El infrascrito saluda al señor Ministro de la República de Chile con los sentimientos de su mayor consideracion. Señor Ministro. —Javier de Lima Pizarro. —Señor Ministro de la República de Chile, don Pedro Trujillo. Lima, Diciembre 14 de 1827. —Señor: El que suscribe ha recibido con grande complacencia la honorable nota del señor Plenipotenciario nombrado para entender en las bases de alianza, comercio i navegación entre esta República i la de Chile; i llena un grato deber al anunciarle que deja a disposicion del señor Ministro nombrado el dia, lugar i hora en que debe darse principio a las conferencias, sujeta materia. El Ministro de Chile aprovecha esta ocasion para ofrecer sus respetuosas consideraciones al señor Ministro a quien se dirije. —Pedro Trujillo.