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SESION EN 16 DE JUNIO DE 1845

Si todo esto es eminentemente absurdo, ¿cómo calificar lo que te sigue inmediatamente despues, con la adicion de que se va a hablar mas francamente? "¿Se quiere indicar al Supremo Gobierno, esclama, que haga guardar los derechos de la soberanía?" ¿I de quién? ¿de Su Santidad?..." Señores, no temo en este asiento decir que yo dejaria a Su Santidad hablar la lengua que quisiera; le dejaría proceder como a los reyes de España, que se titulaban reyes de Jerusalen i de las Indias Orientales i Occidentales... En verdad, esto nos parece pasar toda medida.

Por no sufrir que los reyes de España se llamasen en adelante reyes de las Indias Occidentales fué que provocamos esa memorable insurreccion que hundió bajo de tierra sus viles huestes, i ahora se nos dice con la mayor frialdad i desde el asiento del lejislador, que estas cosas no importan nada! Palabras i nada mas que palabras! La sociedad actual suma i resta! Pero palabras son tambien, señor Diputado, la soberanía del pueblo, la libertad, Dios mismo. ¿Reclamaríais igualmente silencio, paciencia, sobre todo esto, cuando viéseis en un poder usurpador las intenciones de anonadarlo? ¿Lo miraríais, asimismo, con desden, repetiríais estoicamente: esto no me hace mal? ¿Qué quiere decir vuestro reproche que no se trata sino de palabras? Suprimid las palabras, i con ellas suprimireis los derechos, con ellas suprimireis a Dios! Las palabras son signos tan necesarios de las ideas, que no se concibe su existencia sino mutua i forzosa.

Pero confundiéndolo todo, se agrega en conclusion que si ese motu proprio quiere decir algo es la potestad de la Iglesia. ¿En que quedamos señor Diputado? ¿Sois o no ultramontano?

Si el Pontífice tiene deiecho para imponer motu proprio a las naciones estrañas sus Obispos i Arzobispos, qué resulta entónces el patronato? ¿Para qué se conservan, para qué se hicieron en nuestra Constitucion esos artículos que dan al Gobierno la prerrogativa de presentar para dichas dignidades? I mirad bien que no se trata de frioleras sino del detrimento mismo de la sociedad, como recordaban los romanos a sus Cónsules.

Se trata nada ménos que del órden i la paz pública de que os mostráis tan gran partidario; pues si el Papa pudiera mandarnos las autoridades eclesiásticas que quisiera, estas autoridades eclesiásticas podrian recaer en personas enemigas de nuestra forma de Gobierno, de nuestra independencia, de nuestra nacionalidad, en suma. ¿I despues señor Diputado? Despues si érais un tribuno valiente i patriota, pereceríais en una hoguera; si no érais mas que un ciego devoto iriais con el Presidente de la República i demás autoridades civiles a besar el pie al último monigote. Este es el curso fatal de las cosas, este el valor inmenso de las palabras.

¿Cómo habia de poder moverse la sociedad ni el Gobierno secundado de resortes enviados del estranjero, instruidos en las ideas del estranjero, promovidos a las riquezas i a los honores por el estranjero?

¿Cómo obedecerian lealmente a la nacion los que tendrian un pié en Flándes, por usar el lenguaje vulgar?

Tenemos placer, pues en repetirlo por temor de hallarnos con la fea verdad si investigamos mas: no se sabe bien si el señor Diputado es un filósofo moderno o un ultramontaro. Si lo primero, le reprochamos sus reservas, que ninguna prudencia justifica. Si lo segundo, quisiéramos lanzar sobre él todos los anatemas de la civilizacion.

Pero en uno i otro caso nosotros hemos debido ocuparnos de su discurso, porque son las primeras palabras retrógadas a este respecto que han salido de un lugar esplicable.


Núm. 7

Se ha mandado tomar razon, para los efectos consiguientes, de la nota de V. E. número 1 por la cual se comunica haber principiado a prestar sus servicios desde el 1.° del actual, los empleados de la Secretaria de esa Cámara enunciados en ella.

Lo que comunico a V. E. en contestacion a su citada nota.

Dios guarde a V. E. —Santiago, Junio 6 de 1845. —Manuel Búlnes. —Manuel Montt. —A S. E. el Presidente de la Cámara de Diputados.


Núm. 8

Quedo instruido por la nota de V. E., número 3, de haber elejido esa Cámara en sesion de 2 del comente a V. E. para Presidente i para Vice al señor Jeneral don Francisco de la Lastra.

Dios guarde a V. E. —Manuel Búlnes. —Manuel Montt. —A S. E. el Presidente de la Cámara de Diputados.