Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXVI (1845).djvu/194

Esta página ha sido validada
194
CÁMARA DE DIPUTADOS

por otra parte, tambien es cierto que son tres individuos de una actividad escepcional, de un carácter mui poco o nada comun en el Sur, i siendo estos individuos los mas acomodados de aquellas provincias, ¿cómo podremos contar con la larga duracion del cultivo de este ramo de industria en las provincias del Sur, si es que no puedan encontrarse personas de tanta capacidad para este negocio, de su atrevimiento, de sus capitales? Tendremos pues, que confiándolo a la fortuna de estos tres individuos, tendremos que poner la fortuna delante de estos tres individuos para darle actividad a este ramo de industria, i tendremos en fin, que poner delante el grande interes que sacásemos de la grande introduccion del carbon, que constituye el bien de una gran parte del pais; pero con esto no se ha dicho todo; hablamos sólo de estas provincias cuando debemos hablar de toda la República.

¿Se trata de proveer a una industria que tiene sus recursos en la República, que nos da el único elemento positivo en sus transacciones o negocios con el estranjero? Si esto es así, señor, la República debe estar interesada en el fomento de la industria mineral del Norte; i precisamente aquí se presenta otro de los hechos que no se han esclarecido bastantemente en las discusiones anteriores. En la provincia de Concepcion se trabajan tres minas i se habla de ellas como de la industria de aquella provincia. ¿Qué razon habrá para llamar indnstria de aquella provincia a tres minas que ahora no mas se han empezado a trabajar? ¿ni cómo podremos absolutamente esperar que mucho tiempo podamos llamar industria a unos trabajos para los cuales es imposible se hallen allí ni en ninguna parte de la República capitales suficientes que pudieran dedicarse a esto? Pero seria preciso demostrar que en la provincia de Concepcion no podria darse otro destino tan útil a los capitales mas que emplearlos en las carboneras del Sur, cuando vemos que otras le son inmensamente provechosas. Puede decirse que de treinta años a esta parte son seguras todas las especulaciones agrícolas que allí se emprenden, i que son acaso mas baratas sus producciones que en las demas partes de la República, por lo barato de los brazos.

Si es verdad que en el ramo de minas está llamada aquella provincia a hacer unos injentes capitales, a ser la mas rica i vemos que no se ha presentado ninguno a esplotar estos grandes veneros ¿qué esperanza tenemos de que los capiles se lleven a lugares tan distantes de la poblacion que por todas partes presentan mil peligros para habitar en ellos, a lugares donde el hombre se encuentra precisamente luchando con sus hábitos, con sus comodidades i hasta con su instinto? Porque, no nos cansemos señores, el chileno, el americano en jeneral, no ha nacido para ir a buscar la vida en los desiertos; se va a Mendoza, se va al Perú, se va donde encuentra comodidad, donde está la sociedad; pero no a los desiertos ¿En dónde están los chilenos que lo han hecho? Mui léjos de eso, pero ni aun a la segura esperanza que se ofrece, no digo en esas provincias, sino en todo el centro de la República. En una palabra, señor, no hai capitales. Cuando se habla de industria debe entenderse brazos, capitales, servicios: éstos son los elementos constituyentes de la industria; sin ellos, no puede admitirse tal idea. Ahora pues, señor, si no tenemos nada de esto ¿cómo empezamos ya por establecer esta suposicion tan gratuita de que reviste un ramo de industria, i que vamos a sacrificarlo concediendo la libre introduccion del carbon de piedra estranjero, cuando podremos absolutamente probar que ni en muchos años habrá capitales disponibles para habilitar esa industria?

Con el mismo título, con las mismas razones con que podríamos nosotros apellidar industria a ésta, podríamos tambien apellidar de tal a la que se encuentra en nuestras minas de fierro, estaño i otras de esta naturaleza de que abundan las provincias. ¿I haríamos, señor, el menor sacrificio de nuestros recursos económicos, de nuestra riqueza nacional, por la esperanza de esplotar algun dia esas minas de estaño? Pero, señor, vuelvo a decir: la industria no consiste en que se trabaje por dos o tres individuos ni por cuatro; consiste precisamente en que haya en la República capitales que puedan emplearse en ese ramo de industria i en otros muchos que no están en la actualidad en actividad por falta de capitales.

Ahora pues, vemos la necesidad que el comercio tiene de capitales ¿Nos dará el comercio estos capitales cuando está entregándose todos los dias a la ignominia, por decirlo así, cuando estamos presenciando esas horribles bancarrotas, contra las cuales no hai arbitrio que tomar? ¿I encontraremos en el comercio los capitales que se necesitan para proveer las inmensas necesidades del norte?

¿En donde están esos capitalistas que hayan querido asociarse al Gobierno para la construccion de caminos, esos capitalistas que irian a sepultarse en las carboneras del sur, dónde estan? Si, se cree todavía...... porque es una industria...... que así, asá, de grandes conveniencias, dé grandes ventajas... Pero señor, el único testimonio respetable que tenemos sobre la materia, no tenemos otro, es el señor Domeyko; vuelvo a decir, el único hombre que tenemos en el pais, que sabe apreciar en su justo valor el producto de nuestras minas.

El nos dice que duda que en muchos años pueda el carbon de piedra nacional adaptarse en la fundicion de los minerales, por la razon de que las primeras capas son malas, mui malas; las últimas son regulares, i su producto es un 30 por ciento inferior al carbon de piedra estranjero o la hulla inglesa.