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SESION EN 4 DE JULIO DE 1845

tado de aumentar sueldos se han tenido presentes las necesidades peculiares del empleado i la posicion en que se halla colocado: únicamente nos han ligado simpatías, i no podia ser de otro modo. No hemos tenido jamas presente estas consideraciones para asignar rentas, no pudo ser otra que la de merecer simpatias. Yo creo que esto no puede ser siempre, los afectos no son razones. ¿A qué atribuirlo en el presente caso? Vamos a hacer pesar sobre el erario público una carga nueva, i sobre todo una de las mas gravosas en las circunstancias actuales. Sobre esta carga vendrán otras muchas, porque no sabremos cuánto habria que hacer ni las cosas que sean necesarias para llevar adelante la marcha de la Administracion, i entre tanto, las rentas se disminuyen. El Erario público carece aun de lo necesario para proveer a las exijencias del Estado, i sin esa seguridad, sin tener a la vista los datos que puede suministrarnos el conocimiento del estado presente de nuestras rentas ¿cómo podríamos determinarnos a asignar esos sueldos? Porque si es verdad que hasta ahora se ha considerado útil la lei, ella hace honor al que la concibió, como habria hecho honor a cualquier ciudadano que colocado en la posicion del Gobierno que la dictó, se hubiera conducido de la manera que se condujo el Gobierno entonces; sacrifica todos los deseos, todas las exijencias posibles, a la prosperidad futura de la nacion. Pero es necesario en primer lugar atender a nosotros, que tenemos un derecho mas preferente que la jeneracion futura.

Me parece que la Cámara no dará por mal empleado el tiempo que ocupe su atencion sobre la dotacion de estos empleados. Veo, señor, que un empleado que tiene a su cargo atenciones de mucha consideracion pública, que le está confiado en mucha parte el honor i el bienestar de una clase mui numerosa de la sociedad, tiene la dotacion de mil pesos, hablo del Auditor de Guerra. Esto no se tome por una cosa estudiada; no, doi mi palabra de honor. Yo creo que si la renta no me basta, para vivir, yo haria para que me bastase, i me seria obligado a vivir con ella, puesto que es posible encontrar un letrado i muchos que sirvan igual destino por esa renta. Pero, sin embargo, el Auditor de Guerra, igual en todo a los Ministros de las Cortes de Justicia; el Auditor de Guerra tan lleno de prerrogativas, tan favorecido por la lei, ha quedado con mil pesos, i yo me alegro. Miéntras viva la persona que lo desempeña, no llamará la atencion de los legisladores en su favor; porque, es cierto que le han hecho justicia. Y yo digo que un hombre como yo, vive con mil pesos; vive i está obligado a vivir con ellos. Es preciso, pues, forzar a vivir al Director de esa oficina con mil pesos tambien.

El Diputado que habla no tiene por qué humillarse, no tiene por qué creerse ménos que el Director de dicha oficina. Las nobles i majestuosas funciones que desempeña no pueden ponerse en equilibrio con las de uno que está puramente ocupado en operaciones mecánicas. Yo, postrado ante Dios, protesto que con la dotacion que tengo puedo vivir; he nacido en un pais pobre i mil pesos en un pais como el mío, es mucho para vivir. Yo los gasto de puro disipado; si, soi disipado como todos lo somos en el pais.

Pero yo declamando como declamo en este asiento, porque así es preciso que nos descubramos, he dicho que soi disipado, i en esto no he hecho otra cosa que someterme a la lei jeneral. Si nosotros señalamos al Director de esta oficina un sueldo de mil pesos, ¿será imposible encontrar un ciudadano instruido, laborioso que desempeñe este empleo? El Director de esta oficina no es otra cosa que un depositario de documentos, un archivero, un ordenador de los inventarios que sucesivamente vayan formándose de todos los documentos relativos a su archivo, de todo lo relativo a nuestro estado presente, a la vida actual del pais, i todo cuanto pueda interesar a la fisiolojía de todos los fenómenos del pais:es un guardador solamente. ¿Qué podria hacer el jefe de la Oficina de Estadística con respecto a los injenieros? Las noticias que pueda recibir de este ramo, de este cuerpo de injenieros ¿qué podria hacer el jefe de la oficina, repito, sino ordenar los documentos que este cuerpo le remitiese? El cuerpo de injenieros seria el que trabajase para presentarle completos los trabajos. Lo mismo digo con respecto a los demas ramos. En todo esto haria el oficio de un gran archivero; ¿i qué otra cosa es el jefe de la Oficina de Estadística? Yo pregunto, ¿este gran archivero no podria ser uno de los ciudadanos como tantos de los que tenemos, honrados, instruidos, laboriosos, aptos para este mecanismo?

Todo lo que he oido decir con respecto a trabajos intelectuales del Director de la Oficina de Estadística, se reduce a la Memoria que debe presentar. Pero yo no sé que esta Memoria se reduzca a otra cosa que a llevar una cuenta i razon de todos los trabajos practicados en los diferentes ramos. Esto me parece, señor, que no merece la pena de ser recompensado con un sueldo de dos mil quinientos pesos. Por otra parte, el número tan crecido de oficiales ausiliares, i sobre todo, lo que se va a pagar no es el empleo de talento ni de instruccion, sino de esperiencia, cuya adquisicion no le ha costado probablemente un centavo, o si le ha costado no será jamas un capital que le pudiese producir mil pesos en otro destino ¿En qué cosa puede emplearse un ciudadano lleno de méritos en que pueda ganar dos mil quinientos pesos, sino en mui limitados destinos, mucho ménos en las circunstancias actuales, en que el comercio i la industria no pagan otros servicios mas que quebrantos? Vuelvo a repetir, no se