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CÁMARA DE DIPUTADOS

cias ni la calidad ni la duracion de los buques, ni la moderacion en los gastos de avío, ni el arreglo de los consumos, ni la sistemada contabilidad que asegura la inversion lejítima de los subsidios. Como todo arreglo es obra de la práctica, sin la cual los mas bien combinados reglamentos no son nada mas que disposiciones escritas, la escuadra improvisada consume i dilapida lo que podria bastar para mantener dobles fuerzas que estuviesen morijeradas bajo un sistema cualquiera. I cuando terminada la crisis se da la órden de desarme, uno sólo de los elementos adquiridos se salva del total naufrajio.

Los estados adjuntos a la Memoria del Comandante Jeneral de Marina dan testimonio de esta verdad: sobre $1.200 000 se invirtieron en la escuadra durante los ocho años corridos de 1836 a 1843, muchos artículos navales, pertrechos i útiles de todo jénero se adquirieron en aquel período todo fué, sin embargo, consumido; de manera que los almacenes del Estado no han podido recojer cosa alguna; un solo buque siquiera hemos conservado en la numerosa escuadra que ostenta la República en 1838; i de todo aquel aparato de fuerza que se desplegó en un momento, como para hacer alarde del vigor del patriotismo, nos queda apénas el recuerdo de un tiempo.

Pero si consideramos la cuestion bajo el aspecto que debe considerarla un Gobierno, esto es, como una cuestion que afecta a los intereses políticos del pais infinitamente superiores a los económicos, habrá mayores i mas poderosos argumentos contra el sistema de eventualidad a que he aludido. Salta a la vista la consideracion de estar el Gobierno obligado a confiar sus buques a estranjeros llamados al acaso, que no tienen lazo alguno de union con la República ni otros intereses que los de sus personas. Cuando hai una causa en que la humanidad entera toma parte, es de esperarse que acudan de diferentes puntos almas nobles en cuyo esfuerzo pueda descansar la confianza de la autoridad suprema; pero si no tenemos razon alguna para creer que las contiendas en que la República se vea en lo sucesivo empeñada, tengan aquel alto carácter, es fuerza convenir en que no estarán seguros los intereses de la nacion miéntras no sean sostenidos por sus propios hijos. ¿I qué resultado podrá jamas esperarse de una escuadra compuesta de jentes enganchadas en una hora de conflicto, que no tienen hábitos de subordinacion ni disciplina ni pericia militar? Imprudente i ciego seria aquel que librase a esa obra abortiva la suerte de una nacion. El triunfo en combate, el mero cumplimiento de las órdenes que se comuniquen a un buque, depende esencialmente de la disciplina que en él se guarde, i sin ella una nave no es mas que el receptáculo de un enjambre de aventureros que debe perecer en el primer lance que se ofrezca.

A juicio del Gobierno, el actual órden de cosas no puede subsistir un solo dia. O se cria un pié de escuadra permanente i fijo, o nos resolvemos desde luego a no tener ninguna; porque es un engaño creer que los buques que existen actualmente o que se pudieran armar en la forma que se ha hecho hasta aquí, sirvan a algun fin interesante i útil, o sean dignos de que se les confie la defensa del pabellon. Pero el Congreso no puede trepidar entre aquellos dos estremos, porque para Chile la escuadra es su porvenir; a ella está vinculada la proteccion de las personas i de los intereses chilenos en el estranjero, la defensa de nuestras costas, el cumplimiento de las ordenanzas fiscales, la accion espedita del Gobierno en todo el litoral de la República. La marina está llamada a ocupar el primer rango entre las clases servidoras de la causa pública, i a ser uno de los mas eficaces promotores de la prosperidad nacional; porque no hai comercio ni proteccion real i efectiva sin escuadra. El Congreso está, sin duda, íntimamente persuadido de esta verdad, i no falta sino determinar el modo como ha de existir esta escuadra. Cabalmente es esta la cuestion que el Comandante Jeneral de Marina ha ilustrado con las mas claras i palpables demostraciones, i me complazco en creer que el Congreso, si les presta su alta consideracion, convendrá conmigo en que debe cesar para siempre el sistema de armamentos i desarmes sucesivos seguidos hasta aquí; para mantener en constante actividad un pié de escuadra que por su calidad i fuerza corresponda a los recursos de la nacion i sirva de base organizada i fija para cuando las circunstancias requieran el ensanche de las fuerzas navales.

No entraré por ahora en los detalles del plan propuesto por el Comandante Jeneral de Marina, así porque el Congreso los encontrará en la esposicion de aquel funcionario, como porque debe reservarlos, como ocasion mas oportuna, para cuando presente el proyecto que tiene preparado el Gobierno sobre el particular. Pero el Congreso reconocerá desde luego que no es posible atender debidamente a las necesidades del comercio i de la administracion en su presente estado con ménos de cuatro buques menores destinados a obrar en nuestras costas, i de un vapor que se encargue de protejer los intereses chilenos en el estranjero.

En el dia tres buques menores, si es que puede contarse entre ellos el lanchon Ancud, están en continuo movimiento i no siempre pueden satisfacer las exijencias de la administracion.

El Gobierno ha tenido a veces que fletar buques particulares, así para el trasporte de tropas como para la remision de pliegos interesantes, i no pocas providencias ha suspendido o postergado por la insuficiencia de los recursos marítimos con que cuenta.

Los cuatro buques cuya compra propone el Comandante Jeneral de Marina, de construccion adecuada para la navegacion de estos mares i