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SESION EN 13 DE SETIEMBRE DE 1844

mento que nos mantiene, al vestido que nos cubre i preserva de la intemperie, i cuando mas a la medicina en cuanto sirve para curar las dolencias, están reducidas las primeras necesidades de la vida.

Fuera de éstas, todas las demas son ficticias, creadas por el lujo o por las habitudes, a cuya clase pertenece la del tabaco; pues no se sabe de ningun individuo que haya dejado de existir por haber dejado de fumar; aunque en verdad sea mui mortificante la privacion para los que están acostumbrados a este uso.

Recuerdo, señores, que se ha insistido tanto en llamar primera necesidad a la del tabaco, que voi a servirme de un argumento de hecho, aunque supersticioso, para combatir esta idea i suplico a la Cámara me disperse lo que tenga de material este argumento.

Si se elijiese dos individuos igualmente aficionados a viciosos en el uso del tabaco i se diese a uno de ellos todo cuanto quisiese fumar i nada con que alimentarse, i al otro lo necesario para alimentarse i nada que fumar, ¿quién no divisa desde luego cómo la duracion del sufrimiento i de la vida quizás de uno de ellos, resolvería el problema que resulta de la contrariedad de mis opiniones con las del señor Diputado por Elqui?

I sin embargo, recuerdo que se ha dicho i se ha escrito que en Chile primero es el tabaco que el pan, i que hai personas que dejarán de comer por fumar; pero esta es una asercion que ni en Chile, ni en ninguna parte del mundo puede ser creida, miéntras no se pruebe que se ha invertido el órden de la naturaleza.

Es pues, el tabaco una necesidad ficticia, un artículo de uso supérfluo i sobre el cual puede establecerse un impuesto, sin trepidar, en caso de ser necesario, segun la opinion de Necker, citado por uno de nuestros escritores, tratando de la misma cuestion que nos ocupa.

Por otra parte, señores, ninguna renta ni ninguna fortuna particular se resiente por la existencia del Estanco, a pesar de lo que recuerdo dijo el señor Diputado por Elqui, en la suposicion de que el Estanco importa la privacion del único goce que tienen los mas infelices consumidores de tabaco. Esta es una de las muchas exajeraciones empleadas para sostener el proyecto. El Estanco no importa la privacion absoluta, como se ha querido dar a entender: importa sólo un tanto de mayor costo en la especie gravada, sin que por esto deje ella de quedar al alcance del último de los gañanes. Para convencernos de esto, bástenos recordar si alguna vez hemos oido espresar o si tenemos noticia de que se haya espresado siquiera alguna queja de parte de los mas infelices consumidores de tabaco. ¿Ni cuál de ellos veria mejorada su condicion porque el Estanco no existiese? Ninguno: porque el consumo que ellos hacen individualmente, es casi insignificante: es negablemente menor que lo que el honorable Diputado por Elqui nos ha dicho, asegurando que los gañanes consumen la sesta parte de su renta en el uso del tabaco.

El honorable Diputado ha dado en doble sentido una doble importancia al gravámen de esta contribucion; pues ha considerado doble el número de consumidores i mas que doble el consumo que cada uno de ellos hace, al decir que es la sesta parte de la renta de los pobres. Estoi informado por hacendados i por espendedores de especies estancadas en los campos, de que un gañan no consume mas que un cuartillo de tabaco por semana; ni puede ser de otro modo, si los que hayamos tenido peonadas a nuestro servicio recordamos que en todo un dia de trabajo no se les ve hacer uso del cigarro sino una o dos ocasiones i muchas veces ninguna. De donde resulta que el consumo que hacen es casi insignificante. Desengañémonos, señores: los gravados por la contribucion del Estanco son los consumidores viciosos; i como éste no es un vicio infamante, no tengo embarazo en denunciarme yo como uno de estos viciosos. Me tomo al mismo tiempo la libertad de incluir en este número al honorable Diputado por Elqui, autor del proyecto, i con una o dos escepciones, a todos los miembros de la Cámara, i aun de ámbas Cámaras lejislativas. Nosotros i los que tengan iguales o semejantes medios; nosotros los que consumimos en un dia mas tabaco que el que consume en un mes cualquiera de esos infelices a cuyo nombre se pide la abolicion del Estanco, somos los verdaderamente gravados por esta contribucion. I ¿qué no deberemos temer que se diga o que se piense siquiera que tratamos de exonerarnos de una carga que pesa i que puede pesar de una manera insensible sobre nosotros, para echarla sobre la masa inocente i pobre de la nacion? Este fin, a la verdad poco jeneroso, es el que se propone el honorable Diputado por Elqui, segun su proyecto, que paso a analizar.

Por el artículo 1.° se declara abolido el Estanco i libre el ejercicio de la industria en las especies estancadas. Sobre lo primero, he dicho algo, aunque no lo bastante; sobre lo segundo tendré mui luego que llamar la atencion de la Cámara. Haré notar únicamente que cuanto se diga de especies estancadas, debemos entenderlo respecto del tabaco, porque es la única especie que constituye la renta; pues aunque los naipes son tambien comprendidos en el Estanco, el gravámen sobre ellos figura en una espresion que por pequeña viene a ser insignificante.

Por otra parte, no creo que el honorable Diputado por Elqui haya tenido presente esta especie, porque nada ha dicho sobre ella i porque no puede querer aumentar las facilidades de un vicio tan pernicioso como el juego.

Por el artículo 2.º se establece un 25% de derechos sobre las especies actualmente monopolizadas; este arbitrio, supone el honorable Diputado, que producirá para el Erario la suma