Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1844/Sesión de la Cámara de Diputados, en 13 de setiembre de 1844

Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1844)
Sesión de la Cámara de Diputados, en 13 de setiembre de 1844
CÁMARA DE DIPUTADOS
SESION 39.ª EN 13 DE SETIEMBRE DE 1844
PRESIDENCIA DE DON FRANCISCO ANTONIO PINTO


SUMARIO. —Nómina de los asistentes. —Aprobacion del acta precedente. —Cuenta. —Fondos para la Secretaría. —Solicitud de los hijos del jeneral don Juan Mackenna. —Solicitud de doña Mercedes Larrañaga viuda de Rodríguez. —Abolicion del Estanco. —Acta. —Anexos.

CUENTA editar

Se da cuenta:

  1. De un oficio por el cual el Presidente de la República comunica que queda instruido de la renovacion de la mesa. (Anexo núm. 198. V. sesion del 6).
  2. De otro oficio por el cual el mismo majistrado comunica que ha mandado entregar 234 pesos 6 reales para cubrir los gastos de la Secretaría. (Anexo núm. 199. V. sesion del 6).
  3. De un informe de la Comision de Peticiones sobre la de los hijos del finado jeneral don Juan Mackenna. (V. sesiones del 2 de Agosto 1844 i 18 de Junio de 1847).
  4. De una solicitud entablada por doña Mercedes Larrañaga, viuda del Ministro de la Corte Suprema don Cárlos Rodríguez, en demanda que se despache la que presentó hace dos años. (Anexo núm. 200. V. sesion del 31 de Julio de 1843).

ACUERDOS editar

Se acuerda:

  1. Pedir informe a la Comision de Hacienda sobre la solicitud de los hijos de don Juan Mackenna.
  2. Agregar a sus antecedentes la nueva solicitud de doña Mercedes Larrañaga viuda de Rodríguez. (V. sesion del 14 de Octubre venidero).
  3. Rechazar el proyecto de lei que suprime el Estanco. (V. sesiones del 30 de Agosto de 1844 i 3 de Junio de 1850).

ACTA editar


Sesion en 13 de setiembre de 1844

Se abrió la sesion a las ocho de la noche con asistencia de los señores Arteaga, Barra, Bustamante, Correa don Luis, Davila, Errázuriz don Javier, Gandarillas, García Reyes, Gundian, Huidobro, Iñiguez, Lazcano, Lastarria, Lastra, Leon, López, Mena, Montt, Necochea, Palacios, Palazuelos, Palma don Cipriano, Pérez, Pinto, Prieto, Rosas, Sánchez, Seco, Tagle, Toro don Bernardo, Toro don Santiago, Varas i Renjifo.

Aprobada el acta de la anterior, se leyeron dos oficios del Presidente de la República anunciando por el primero quedar instruido de la eleccion de Presidente i vice Presidente hecha por esta Cámara i por el segundo haber librado la órden conveniente para que se entreguen por tesorería jeneral los doscientos treinta i cuatro pesos seis reales pedidos con fecha 9 del corriente, para el pago de dos veredas de piedra labrada.

Se leyó despues un informe de la Comision de Peticiones en la solicitud de los hijos del jeneral don Juan Mackenna i se mandó pasar a la Comision de Hacienda.

Se dió cuenta de una solicitud de doña Mercedes Larrañaga, viuda del finado Ministro de la Suprema Corte don Cárlos Rodríguez, i se mandó agregar a sus antecedentes.

Púsose despues en discusion el proyecto del señor Toro don Bernardo sobre abolicion del Estanco, cuyo asunto principió a discutirse en jeneral i quedó en suspenso en la sesion de 12 de Julio del período anterior i despues de un largo debate, puesto en votacion, fué desechado por mayoría de 23 votos contra 10. En este estado se levantó la sesion a las diez de la noche. —Pinto. —R. Renjifo.


Sesion del 13 de setiembre [1]

Asistieron los señores Arteaga, Correa don Luis, Dávila, Donoso, Formas, Gandarillas, García de la Huerta, Irarrázaval, Lazcano, Lastarria, Larrain, Lastra, Leon, Lira, López, Montt, Necochea, Palacios, Palazuelos, Palma don Cipriano, Pérez, Pinto, Renjifo, Rosas, Sánchez, Sanfuentes, Seco, Tagle don José Agustin, Tagle don Ramon, Toro don Antonio, Toro don Bernardo, Varas i Velásquez.

Aprobada el acta de la sesion anterior, se leyeron dos oficios del Presidente de la República: en uno comunica estar enterado en la reeleccion que ha hecho esta Cámara para Presidente i vice, en los mismos individuos que hoi lo son; i en el otro comunica haber dado las órdenes convenientes para que se cubran a don Timoteo Avaria los doscientos cuarenta i tres pesos seis reales, costo del enlosado de las veredas que conducen a esta Cámara. Se leyó tambien un informe de la Comision de Peticiones en que opina corresponder a la Cámara el conocimiento de la solicitud de los hijos del jeneral don Juan Mackenna. Pasó a la Comision de Hacienda.

Se dió cuenta de una solicitud de doña Mercedes Larrañaga, viuda del Ministro de la Corte Suprema de Justicia don Cárlos Rodríguez, en que pide a la Cámara que en atencion a la miseria en que han quedado ella i su familia, se sirva despachar una solicitud que hace dos años tiene presentada para que se le mande pagar la parte del sueldo que le correspondia a su finado esposo miéntras estuvo separado del destino que servia, i estando este asunto informado por la Comision respectiva, quedó en tabla.

El Secretario. —Continúa la discusion jeneral del proyecto de abolicion del Estanco, suspenso en una sesion del año anterior, en la cual tomarán la palabra por primera vez el que hace de Secretario i despues el señor Diputado autor de la mocion, (Breve silencio) despues de la lectura de la mocion i del informe de la Comision.

El señor Renjifo. —La oposicion que me lisonjeo de haber principiado i que continuaré haciendo al proyecto que se discute, a pesar de cuanto se ha hecho por impopularizarlo, nace de un principio que ya en otra ocasion he manifestado a la Cámara. Nace del convencimiento en que estoi de la necesidad de conservar la renta del Estanco.

Los fundamentos de esta parte de mi oposicion, los ha oido la Cámara a la cual nada se ha dicho en contestacion a ellos, porque son incontestables; i debemos creerlo así, desde que el honorable Diputado por Elqui, reconociendo tambien el principio de la necesidad, nos ha dicho (i esto está escrito), que por su proyecto en nada se disminuyen las rentas del erario, porque él propone los medios de reemplazar la renta que se suprima. Sentado pues, i reconocido el principio de la necesidad de la renta, la cuestion queda reducida a decidir si ella debe conservarse en el estado en que actualmente se halla, o si ha de reemplazarse por otra. Yo sostengo que debe conseivarse. El señor Diputado quiere que se reemplace por la que él propone. Veamos los fundamentos de una i otra opinion.

Sostengo que la renta del Estanco debe conservarse en el estado en que actualmente se halla, porque la contribucion que la forma, a mas de necesaria, es tolerable para el pueblo; i de esta verdad nos convence no sólo la esperiencia, sino la naturaleza de la misma contribucion, que siendo como es, indirecta, no puede ser absolutamente vejatoria, como se la querido calificar; porque las contribuciones indirectas no ofrecen dificultades ni resistencias para su exaccion, en razon de que sólo son contribuyentes por ellas los que voluntariamente quieren serlo por el hecho de ser consumidores de la especie gravada, se entiende, cuando ésta no es de las de primera necesidad.

Recuerdo que se ha dicho a la Cámara que el tabaco es de primera necesidad; pero ésta es una suposicion que no vale mas que cualquiera otra de su especie. Sabido es que sólo se consideran primeras necesidades, aquéllas sin cuya satisfaccion no se puede existir, i en este sentido al ali mento que nos mantiene, al vestido que nos cubre i preserva de la intemperie, i cuando mas a la medicina en cuanto sirve para curar las dolencias, están reducidas las primeras necesidades de la vida.

Fuera de éstas, todas las demas son ficticias, creadas por el lujo o por las habitudes, a cuya clase pertenece la del tabaco; pues no se sabe de ningun individuo que haya dejado de existir por haber dejado de fumar; aunque en verdad sea mui mortificante la privacion para los que están acostumbrados a este uso.

Recuerdo, señores, que se ha insistido tanto en llamar primera necesidad a la del tabaco, que voi a servirme de un argumento de hecho, aunque supersticioso, para combatir esta idea i suplico a la Cámara me disperse lo que tenga de material este argumento.

Si se elijiese dos individuos igualmente aficionados a viciosos en el uso del tabaco i se diese a uno de ellos todo cuanto quisiese fumar i nada con que alimentarse, i al otro lo necesario para alimentarse i nada que fumar, ¿quién no divisa desde luego cómo la duracion del sufrimiento i de la vida quizás de uno de ellos, resolvería el problema que resulta de la contrariedad de mis opiniones con las del señor Diputado por Elqui?

I sin embargo, recuerdo que se ha dicho i se ha escrito que en Chile primero es el tabaco que el pan, i que hai personas que dejarán de comer por fumar; pero esta es una asercion que ni en Chile, ni en ninguna parte del mundo puede ser creida, miéntras no se pruebe que se ha invertido el órden de la naturaleza.

Es pues, el tabaco una necesidad ficticia, un artículo de uso supérfluo i sobre el cual puede establecerse un impuesto, sin trepidar, en caso de ser necesario, segun la opinion de Necker, citado por uno de nuestros escritores, tratando de la misma cuestion que nos ocupa.

Por otra parte, señores, ninguna renta ni ninguna fortuna particular se resiente por la existencia del Estanco, a pesar de lo que recuerdo dijo el señor Diputado por Elqui, en la suposicion de que el Estanco importa la privacion del único goce que tienen los mas infelices consumidores de tabaco. Esta es una de las muchas exajeraciones empleadas para sostener el proyecto. El Estanco no importa la privacion absoluta, como se ha querido dar a entender: importa sólo un tanto de mayor costo en la especie gravada, sin que por esto deje ella de quedar al alcance del último de los gañanes. Para convencernos de esto, bástenos recordar si alguna vez hemos oido espresar o si tenemos noticia de que se haya espresado siquiera alguna queja de parte de los mas infelices consumidores de tabaco. ¿Ni cuál de ellos veria mejorada su condicion porque el Estanco no existiese? Ninguno: porque el consumo que ellos hacen individualmente, es casi insignificante: es negablemente menor que lo que el honorable Diputado por Elqui nos ha dicho, asegurando que los gañanes consumen la sesta parte de su renta en el uso del tabaco.

El honorable Diputado ha dado en doble sentido una doble importancia al gravámen de esta contribucion; pues ha considerado doble el número de consumidores i mas que doble el consumo que cada uno de ellos hace, al decir que es la sesta parte de la renta de los pobres. Estoi informado por hacendados i por espendedores de especies estancadas en los campos, de que un gañan no consume mas que un cuartillo de tabaco por semana; ni puede ser de otro modo, si los que hayamos tenido peonadas a nuestro servicio recordamos que en todo un dia de trabajo no se les ve hacer uso del cigarro sino una o dos ocasiones i muchas veces ninguna. De donde resulta que el consumo que hacen es casi insignificante. Desengañémonos, señores: los gravados por la contribucion del Estanco son los consumidores viciosos; i como éste no es un vicio infamante, no tengo embarazo en denunciarme yo como uno de estos viciosos. Me tomo al mismo tiempo la libertad de incluir en este número al honorable Diputado por Elqui, autor del proyecto, i con una o dos escepciones, a todos los miembros de la Cámara, i aun de ámbas Cámaras lejislativas. Nosotros i los que tengan iguales o semejantes medios; nosotros los que consumimos en un dia mas tabaco que el que consume en un mes cualquiera de esos infelices a cuyo nombre se pide la abolicion del Estanco, somos los verdaderamente gravados por esta contribucion. I ¿qué no deberemos temer que se diga o que se piense siquiera que tratamos de exonerarnos de una carga que pesa i que puede pesar de una manera insensible sobre nosotros, para echarla sobre la masa inocente i pobre de la nacion? Este fin, a la verdad poco jeneroso, es el que se propone el honorable Diputado por Elqui, segun su proyecto, que paso a analizar.

Por el artículo 1.° se declara abolido el Estanco i libre el ejercicio de la industria en las especies estancadas. Sobre lo primero, he dicho algo, aunque no lo bastante; sobre lo segundo tendré mui luego que llamar la atencion de la Cámara. Haré notar únicamente que cuanto se diga de especies estancadas, debemos entenderlo respecto del tabaco, porque es la única especie que constituye la renta; pues aunque los naipes son tambien comprendidos en el Estanco, el gravámen sobre ellos figura en una espresion que por pequeña viene a ser insignificante.

Por otra parte, no creo que el honorable Diputado por Elqui haya tenido presente esta especie, porque nada ha dicho sobre ella i porque no puede querer aumentar las facilidades de un vicio tan pernicioso como el juego.

Por el artículo 2.º se establece un 25% de derechos sobre las especies actualmente monopolizadas; este arbitrio, supone el honorable Diputado, que producirá para el Erario la suma de $162,500. Contra esta suposicion, yo sostengo i voi a demostrar que tal arbitrio no producirá sino la cuarta parte de esta cantidad o lo que es lo mismo $40,625. Dije ántes que el honorable Diputado considera doble de lo que es en sí el número de los consumidores de tabaco, i éste es el caso de demostrarlo. En apoyo del artículo 2.º del proyecto tenemos el párrafo 3.º de la mocion, en que el autor nos dice: "a falta de datos estadísticos, calculo aproximativamente en cuatrocientos mil los chilenos que consumen especies estancadas." La lectura de estas dos líneas es bastante para que la Cámara vea cuál puede ser la exactitud del cálculo de que se trata, cuando desde luego se observa que falla por su base. La falta de datos estadísticos que el honorable Diputado no ha procurado suplir de ninguna manera, es lo que ha venido a servirle para establecer arbitrariamente i mui a su propósito la base o radical de un cálculo que para que la Cámara lo apreciase en algo, debiera ser de una exactitud incuestionable. Por la falta de datos estadísticos nos dice que son cuatro cientos millos consumidores de tabaco; por la misma razon pudo decirnos que eran ochocientos mil; i si esta fuese una razon, ella es tan cómoda, que podria servirme para sostener que son doscientos i no cuatrocientos mil los consumidores; pero esto es mui vago, mui insustancial, para que sirva de fundamento a una resolucion tan importante como la que nos ocupa. Yo, señor, tambien conozco esa falta de datos estadísticos; pero he buscado, i en mi concepto, he hallado, el medio de suplirlos para este caso. Tengo en mi casa veintidós personas de familia, i fijándome en cuántas de ellas son consumidores de tabaco, hallo que solamente tres; es decir, un sétimo ménos de un sétimo del total. Tengo hecha la misma observacion en algunas familias que conozco plenamente, i he encontrado un resultado igual. Para confirmacion de este dato o antecedente, quisiera que los señores Diputados hicieran la misma observacion en sus respectivas familias; estoi cierto de que hallarían el mismo resultado con pequeñas diferencias, que si en algun caso son de exceso, en muchos serian de disminucion del núnero que he fijado en la razon 1 a 6. I tenga la Cámara presente que esta base la he tomado de la capital, del pueblo mas rico de la República, en donde hai mas facilidad de adquirir i en donde por consiguiente, se hace mayor número de consumos innecesarios. Ahora, conformándome con el cómputo jeneralmente admitido, de ser nuestra poblacion de 1.400,000 habitantes, busco el sétimo de esta suma, hallo que es 200,000 i concluyo que no pasa de este número el de los consumidores de tabaco en toda la República. De aquí paso a deducir que si como dice el honorable Diputado, hubiesen cuatrocientos mil consumidores que pagasen el 25% de derechos sobre el tabaco, darian para el Erario la suma de $162,500 la mitad de cuatrocientos mil nos daría la mitad de la suma dicha, que son $81,250. Todavía hai que reducir esta cantidad a la mitad de lo que aparece, por otra razon mas sencilla i convincente, si es posible, que la anterior. En el artículo 1.° se declara abolido el Estanco i libre el ejercicio de la industria i comercio en las especies estancadas. La consecuencia inmediata de esta declaracion, es el cultivo del tabaco en toda la estension del territorio i esta produccion debe ser tan abundante, que cuando ménos baste para la mitad de los consumos, quedando cuando mas, la otra mitad para suplirse con el tabaco de importacion estranjero, que es el que únicamente debe pagar este 25% de derecho. Ahora, si todos los consumos producirían para el Erario, segun mi anterior demostracion, $81,250, la mitad de dichos consumos, que son los que únicamente deben pagar el 25% de derechos, no producirá mas que la mitad de la suma espresada, que son $ 40,625.

Solo de un modo se puede contestar a esta observacion; diciendo que el 25% de derechos ha de pagarlos tambien el tabaco que sea produccion del pais; pero esta proposicion no espero que se haga en la Sala. Seria esto establecer una contribucion cien veces mas vejatoria que la del Estanco que se trata de abolir; seria engañar al pueblo acordando a esta produccion una libertad nominal, para irla a perseguir despues en cualquiera parte que apareciese; seria establecer una contribucion 150% mis gravosa que la gravosísima del diezmo, seria gravar exorbitantemente con 35% esta produccion de nuestra agricultura, si sobre el diezmo que debe pagar, tuviese ademas el 25% de derecho que establece el artículo 2.º de este proyecto; i en fin, seria absurda tal proposicion, i ántes de oirla, espero que el honorable Diputado por Elqui, tenga la franqueza de confesar que al hacer el cálculo de los $162,500, se olvidó de los efectos que había de producir la dispisicion del artículo escrito dos líneas ántes.

Se deduce de todo lo dicho, que de los 162,500 pesos ofrecidos por el artículo 2.° faltan 121,875 pesos que perdería el Erario de sus rentas si no se tratase de reemplazarlos de otro modo; i como segun he dicho al principio la intencion del honorable Diputado no es que disminuya sus rentas el Erario, es preciso que se vea el modo de suplir esta falta i el único medio que presenta es el arbitrio propuesto en el artículo 3.º i a saber el recargo de los derechos de internacion sobre las mercaderías en jeneral. No tendré necesidad de esforzarme para manifestar cuan injusto parece que se grave a la masa de la Nacion para exorerar solamente a los consumidores de tabaco del gravámen que esperimentan por el Estanco, esto es conocido por todos. Vamos adelante.

Bajo dos aspectos, señor, se nos recomienda como de utilidad i conveniencia pública el proyecto que discutimos; como protector de la industria i como nivelador de las cargas públicas. La proteccion o el beneficio que resultaría a la industria, a mi modo de entender, es de mui pequeña importancia, al mismo tiempo que en otro sentido perjudica directamente a la misma industria, porque el recargo de las mercaderías en jeneral envuelve el de las primeras materias de que necesitan nuestras escasas manufacturas, pues, serian recargados el fierro, las maderas preciosas i otros varios artículos que no es fácil recordar en este momento. Sobre todos estos artículos gravitarla el recargo que se propone por el artículo 3.º Se nos ha ponderado el gravámen que esperimenta la industria agrícola por la existencia del Estanco; pero es preciso que nos desengañemos i que miremos la cuestion bajo su verdadero pumo de vista. Si los agricultores del pais se manifiestan anhelosos por el cultivo del tabaco, ya lo he dicho otra vez i lo repetiré ciento, es en razon del alto precio que ahora tiene; pues vale tres veces mas de lo que valia cuando no habia Estanco; pero desde el momento que el tabaco pudiera cultivarse libremente no tendría mas precio que el que tiene en Valparaiso ántes de desembarcar, quítese el alto precio del tabaco, i se verá que deja la produccion de ser una especulacion lucrativa, i que aunque sea abundante, sólo servirá para el uso de la jente pobre que no repara si es de mala o de buena calidad lo que consume. En este sentido he dicho ántes que la produccion podria calcularse en la mitad de lo que se necesita para el abasto.

El otro respecto bajo el cual se nos recomienda el presente proyecto, es como nivelador de las cargas públicas. Yo no sé cómo entienda el honorable Diputado la igualdad de las cargas públicas que debe soportar toda la Nacion; pero sí sé cómo la Cámara debe entenderlo, que no puede ser de otro modo que como lo esplica la Constitucion en la parte 3.ª del artículo 12 que dice así: (Leyó). La Nacion asegura a todos los habitantes de la República la igual reparticion de los impuestos i contribuciones a proporcion de los haberes, etc.

Este es el modo como la Constitucion entiende la igualdad de las cargas públicas, que cada uno contribuya segun sus haberes i no individualmente, que es como parece que lo entiende el señor Diputado por Elqui cuando pretende que se recarguen mercaderías de primera necesidad como son, entre otras, los tejidos que sirven para el uso comun del pueblo, i a mas las primeras materias que dan fomento a la industria manufacturera. Tómese esto en consideracion i se verá que léjos de establecerse la igualdad de las cargas públicas, se viene a establecer la verdadera desigualdad, porque se hace que contribuya la masa de la Nacion, como individuos, i no en razon de lo que cada uno tiene.

El proyecto de abolicion que nos ocupa, lo considero, señores, inadmisible miéntras no se nos presenten mejores i mas equitativos arbitrios para decidirnos a adoptarlo. Bien considerado, como aliviador de las cargas i de los impuestos públicos, es nulo; porque no hace mas que exonerar a una parte de la poblacion, gravando a la totalidad al mismo tiempo. Pero el honorable Diputado no ha querido tener presente la gran masa de la Nacion, sino que sólo se ha fijado en los consumidores de tabaco, i así es que nos ha dicho en su discurso anterior, que los representantes de la Nacion tienen en su mano la suerte de mas de 400,000 habitantes de la República, i esto lo ha dicho para recomendar la adopcion de su proyecto. Yo creo que tiene la Cámara derecho para exijir esplicaciones de por qué sólo 400,000 habitantes han de ser dignos de su consideracion, por qué se olvida al 1.000,000 mas que compone nuestra poblacion, por qué se considera sólo dignos a los fumadores de tabaco; ¿por qué la suerte de sólo estos es la que se recomienda, pues que sólo a estos se ha tenido presente?

Al hacer oposicion al proyecto que se discute, no abogo, señor, por el monopolio permanente; no contradigo principios jeneralmente reconocidos; resisto únicamente su aplicacion en las actuales circunstancias, miéntras considere que la renta del Estanco es absolutamente necesaria; i al proceder de este modo, tengo en mira un grande objeto; el de la mejora de la condicion social de nuestros conciudadanos; de aquella porcion que propiamente, puede llamarse mayoría de la Nacion; de aquella mayoría en favor de la cual nada se ha hecho hasta ahora, de aquella mayoría a la cual no han llegado los beneficios de nuestras instituciones i que, sin embargo, tiene los mismos derechos que nosotros para esperar, ya que no tiene los medios de procurarse la mejora de su condicion.

Los representantes de la Nacion están obligados a proporcionar al pueblo este beneficio, i para ello, deben mirar como un elemento la conservacion de la renta del Estanco, miéntras no sea útil i seguramente reemplazada por otra; miéntras esto no se se verifique, el proyecto de abolicion es inadmisible; porque daria un golpe mortal a las esperanzas que tienen los pueblos de mejorar su condicion.

La representacion nacional está todos los dias dando pruebas de lo convencida que está del deber de satisfacer grandes necesidades públicas, ya decretando sumas para composicion i apertura de caminos, ya para la mejor administracion de justicia, ya paca la correspondiente dilacion de los militares, i todavía en estos ramos hai mucho que hacer para producir los bienes que la Nacion tiene derecho de esperar.

Conozco señores, cuáles son los efectos de la oposicion a un proyecto como el que se ha presentado por el honorable Diputado por Elqui; sé que este proyecto por su naturaleza está calculado para atraer las simpatías de todos los que le oigan nombrar, como abolicionistas; el hecho sólo de anunciarlo granjea en favor del autor del proyecto gran popularidad, porque siempre los beneficiados por un proyecto abolicionista, son los que estarán dispuestos a aplaudirlo. Al hablar de este modo no quiero comprender entre estos a todos los ciudadanos que se hallen en el caso, pues en algunos de ellos un sentimiento de patriotismo se sobrepone a él i les hace mirar con indiferencia esta miserable ventaja.

Sé, sin embargo, que mis opiniones chocan con la masa de aquella parte del pueblo que discurre, que piensa, que escribe, que forma círculos; sé que quiza me granjeo al hacer esta oposicion, la odiosidad de alguno de estos individuos, al paso que yo procuro el bien de aquellos que no sabrán siquiera que se ha alzado en la Cámara una voz para promover sus intereses. Sé, repito, cuán odioso me haré para algunos i que quizá lo sea para el honorable Diputado que en la sesion anterior tuvo la bondad de regalarme con el calificativo de acalorado defensor del Estanco (i esto está escrito).

Puede ser que sin conocerlo haya manifestado demasiado calor; pero creo que mas calor ha habido de parte del autor del proyecto, cuando ha ocurrido a un arbitrio inusitado en los debates parlamentarios, cual es el de las amenazas. Sí, señor, se ha amenazado a la Cámara con la venganza de los pueblos (esto no está escrito; pero es cierto, los Diputados no dejarán de recordarlo).

Los pueblos se vengan, se ha dicho; los pueblos se vengan se ha repetido con énfasis por dos o tres veces en la Sala i esto, para arrancar a la Cámara como por un sentimiento de temor el voto de aprobacion a un proyecto que no habia bastante buenas razones para sostenerlo.

Creo que no hai ménos calor en esto, i sin embargo, yo no me he atrevido a calificar como acalorado innovador al honorable Diputado por Elqui. Sé tambien, cuánto mal se ha querido hacerme por esta oposicion. Se ha escrito sobre ella de una manera poco atenta; se ha increpado mi nombre; poco ha faltado para que se maldiga, se han fulminado anatemas contra mis opiniones, porque soi defensor del Estanco. Pero todo esto ¿qué importa si obro de acuerdo con mi conciencia, que como representante he jurado observar? Éste dictámen de mi conciencia me aconseja la oposicion al proyecto i yo no puedo presentir de obrar en consonancia.

He dado ya las razones que tengo para proceder de este modo; si me equivoco no serán ni el honorable Diputado ni el escritor, que sin conocer bien o sin querer fijarse en el verdadero aspecto a que la cuestion está reducida, pareció haberse constituido en eco de familia para tratarla los que han de calificar mis opiniones; serán las Cámaras las que han de juzgar del modo como me he conducido en esta cuestion i si no he obrado en conformidad con sus intereses, me privará para lo sucesivo de la honra que me ha concedido al colocarme en este asiento.

Cuatro palabras mas respecto del informe de la comision. La mayor parte, señor, de las observaciones que he hecho al proyecto orijinal, tienen aplicacion al informe de la comision de Hacienda; agregaré solamente que parece mui irregular i hasta cierto punto un avance de facultades en las actuales Cámaras, querer ahogarse las facultades que corresponden a las jeneraciones o a las Cámaras venideras, al dictar un proyerto para el año 47. Esto es quitar a los representantes de entónces, el derecho que tienen i el deber que les incumbe de apreciar el estado de prosperidad o decadencia en que se hallan nuestras rentas; con la notable circunstancia de olvidar que las leyes económicas son por lo jeneral transitorias; esto está confirmado por la Constitucion, en virtud de la cual todos los años tiene la Lejislatura Nacional que decretar las contribuciones, aprobar las cuentas de gastos del año anterior, los presupuestos para el año siguiente. La Constitucion pues, nos indica que toda lei económica no puede tener el carácter de permanente que tienen todas las demas leyes: ¿por qué, pues, hemos de avanzarnos a dictar una lei para que tenga su efecto dentro de tres años? ¿I no es lo mas regular que los lejisladores de entónces, conociendo el estado de las rentas i las necesidades que hayan que satisfacer, dicten si lo creen conveniente la abolicion del Estanco o su reemplazo con otra contribucion en que se consulte mejor la equidad i la conveniencia pública? Hai a mas una circunstancia que seguramente los honorables miembros de la comision de Hacienda no tuvieron presente al redactar el proyecto que se contiene en su informe. Precisamente se propone la abolicion del Estanco para el año de 1847, año, que, segun la memoria presentada por el Ministro de Hacienda en el año 42, necesita la Nacion hacer un gasto mas, que asciende a 160 i tantos mil pesos. Véase la citada Memoria i se hallará confirmado este aserto.

Dice el Ministro de Hacienda: "La deuda del 3 por ciento procedente de los diferidos llamados a capitalizar que sólo entra a ganar interes desde 1847, costará entónces anualmente a la República 106,439 pesos, a no ser que con nuestros ahorros i economías redimamos una parte de ella ántes que dé principio a rejir la obligacion de abonarle réditos." Para el año 47 i para los sucesivos hasta que se amortice la deuda, es pues para cuando se necesitan estos 160,000 i tantos pesos, i precisamente para cuando la comision de Hacienda nos propone la abolicion del Estanco, i con ella la disminucion de las rentas públicas.

Repito que cuando la Comision propuso este proyecto, no pudo tener presente esta circunstancia, la cual considerarán los señores Diputados para negar su aprobacion al proyecto de que se trata.

Concluiré, señores, manifestando a la Cámara que la aprobacion, tanto del proyecto orijinal presentado por el señor Diputado por Elqui, como del que se halla ccntenido en el informe de la Comision de Hacienda, nos espondrian a una crisis económica de grave trascendencia; nos dejaria espuestos a vernos en conflictos semejantes a los que en otro tiempo aflijieren a la República, si se reprodujesen los males que anagaban i turbaban diariamente la subsistencia del órden público; lo que sucedería, si se viesen sin pago los empleados en todos los ramos de la administracion pública a los cuales, se les pagaban con billetes o libranzas contra aduanas, en que tenian que perder hasta un 70 por ciento; en fin, nos espondria a un estado de dislocacion, perdiendo la tranquilidad i órden de que estamos en posesion hace algunos años.

Recomiendo a los señores Diputados el justo aprecio que en su concepto merezcan las observaciones que acabo de hacer. Si consigo, como lo espero, que el proyecto que se discute sea desechado en jeneral, entiendo que habríamos hecho un servicio a la causa pública, un verdadero bien a la masa de la Nacion, i que por este medio nos preservamos del grave mal de una bancarrota, a que sin la renta del Estanco quedaríamos espuestos.

El señor Toro. —Conozco señor Presidente, lo importante que es el tiempo para la Cámara; trataré por lo mismo, de ser tan conciso como me sea posible, para contestar el largo discurso que acaba de pronunciarse. Se trata nada ménos que de una cuestion mui importante, en que a pesar de todo lo que acaba de decirse, no hai cosa alguna que pueda hacerme variar en nada mi opinion.

Permítaseme ántes de todo esplicar, que si en la sesion anterior dije que el señor Diputado preopinante se había manifestado un acalorado defensor del Estarco, i si esta espresion importase algo que pudiese denigrar a la persona a quien se referia, debe tenerse en mucho la intencion con que fué dicha, la ocasion en que tuvo lugar, i mas que todo los antecedentes. Si esa palabra se encuentra escrita en mi discurso anterior, si realmente la dije, como no lo dudo, desde que lo ha sentado el señor Diputado secretario, no se crea por un memento que yo tuviese intencion alguna de ajar su persona. Esto no significa otra cosa para mí, sino que él tomaba con teson la defensa de una institucion que yo, con el mismo esmero, trataba de echar por tierra. Me contraeré a contestar las razones que en oposicion a las que aduje en mi anterior discurso, se acaban de oir.

Se me hace cargo de que no contesté a las observaciones que se me hicieron entónces. Pero si son las mismas que acaban de reproducirse, yo no sé cómo se me haga tal acusacion.

Hace mucho tiempo, no ménos de un año, a que tuvo lugar el principio de esta discusion. No he leído lo que entónces dije; pero sí, estoi cierto de que lleno de razones i fundamentos para sostener la abolicion del Estanco, mal pude haber emitido las necesarias para oponer a las que presentaban con el objeto de sostener el monopolio. Pido la mayor atencion a la Cámara en un asunto tan importante, para que me siga en en todos los fundamentos que esponga i que sirvan de contestacion a lo que acaba de oírse.

Se asegura que esta renta es tolerable. ¿Pero cómo puede sostenerse tal principio cuando es palpable que esta misma renta es inmoral, injusta, odiosa i perniciosa? Una renta que da márjen al atraso de la industria nacional, ¿podrá mirarse como tolerable? I si esto es cierto ¿cómo podrán nunca los pueblos recibirla con afecto i sin resistencia? ¿Se ha fijado el señor Diputado a quien respondo, en el infeliz que al comprar un medio de tabaco para satisfacer una necesidad para él imperiosa, sólo encuentra en su lugar una esperanza burlada? ¿Ha reparado para decir que es tolerable al comerciante en menor, obligado a comprar en determinado punto, sin que le sea dado siquiera escojer la calidad de la especie ni tampoco la persona a quien la compra, para espenderla en detalle? ¿Actualmente no se ha seguido causa i se ha sentenciado a un dependiente de don Santiago Ingram por una cantidad de tabaco comprado en la factoría de Valparaiso con la guia i todos los requisitos necesarios para su establecimiento de minas, i sin embargo, ha perdido este capital el individuo i le ha sido decomisado, sólo porque no compró el tabaco en el depósito de Petorca o Aconcagua, que era el que correspondía al establecimiento? ¿Se ignoran acaso todos los ajamientos que recibe la propiedad por las inspecciones diarias a que está sujeta por todos los ajentes subalternos del monopolio? ¿Las visitas, espoliaciones i allanamientos no son males a que está sujeto i sufre cada dia el ciudadano? ¿I todo no prueba hasta la evidencia que esta renta es vejatoria i odiosa para el pueblo que la sufra?

Téngase presente por un momento, recuerde la Cámara que en 1827, cuando fué revolucionado Chiloé, los promotores del desórden revolucionario no encontraron mejor aliciente para mover esos pueblos pacíficos a la insubordinacion que el ofrecerles la abolicion del Estanco. De pronto bajaron un real al valor asignado a cada mazo de tabaco: se mandaron fuerzas que sofocaron el motin i pacificaron aquella provincia i sin embargo, continuó el Gobierno la rebaja establecida de un real en mazo. Hasta hoi se encuentra esa provincia pagando ménos caro que el resto de la República el consumo de esta necesidad. ¿I de dónde proviene esta falta de regularidad en la renta? ¿por qué se encontró necesario sostener la rebaja en el precio para no disgustar al pueblo de Chiloé, sino porque la administracion misma miró entónces i se ha continuado mirando por los Gobiernos sucesivos como mal recibida por el pueblo la renta del Estanco i que era preciso no exasperarlo restableciendo el antiguo precio?

No dejaré de llamar la atencion de la Cámara al empeño con que el Señor Diputado a quien respondo, ha manifestado el mayor temor de impopularizarse. Ha creido que se haria odioso sosteniendo la renta del Estanco. Dice, i estas son sus mismas palabras, que se haria aborrecible por su empeño aun hasta mis ojos. En cuanto a mí, puedo asegurar que respeto tanto la libertad de opinion ajena, que no influirá en que yo mire de modo poco favorable a quien la emita, en cualquiera cuestion que sea. Pero este mismo temor, esta zozobra con que el señor Diputado se presenta a sostener el monopolio ¿no prueba la odiosidad e impopularidad de la renta?

Dejando esto i pensando a lo que se tiene de inmoral, que es una de las cualidades de la renta del Estanco, ¿no son bien conocidas las defraudaciones que sufre el pueblo por el contrabando? ¿No entra a medias de la especulacion, o mas bien, no ganan la mayor parte de los contrabandistas i es siempre el pueblo el que sufre? i mas teniendo a la vista las fortunas que con el mayor descaro se forman a la sombra del Estanco. Contravienen a las leyes movidos por el aliciente del lujo, hombres que ya no se avergüenzan de un robo escandaloso, i las rentas públicas disminuyen en gran parte por el tabaco que nos hacen entrar al consumo i minoran en otro tanto las entradas del tesoro; i yo pregunto ¿impidiendo la produccion territorial de esta industria, no se destruye al mismo tiempo en gran parte la riqueza pública?

Probado está que la renta del Estanco es injusta, odiosa, inmoral i perniciosa, i todavía se asegura que es bien recibida. ¿Podrá creerse tolerable? Tolerada es en efecto por el pueblo desgraciado, por esa gran clase de proletarios que son los que mas sufren, pero porque ellos no hablan, porque no se quejan, porque no ofrecen una resistencia abierta, ¿deberán sus representantes mismos mirar con interes i lástima sus dolencias?

Téngase presente tambien como una prueba de alta justicia, que casi todos los ramos ántes estancados, se han ido separando i sacando fuera del monopolio en cuanto era el uso esclusivo de la jente rica. Así sucede que los cigarros puros que no son del consumo del pobre, no pagan sino la sesta parte que paga el tabaco ordinario. Tambien se han puesto fuera del alcance del monopolio el té i los licores estranjeros ¿i se dirá que el pueblo no mirará esto como un acto de injusticia i de parcialidad?

Por otro lado se pretende i se desea con ansia ver poblado nuestro vasto territorio. No ha mucho se ha dado una lei para introducir colonos en él; pero ántes de todo, es preciso mejorar la condicion del pueblo; este es el primer medio recomendado por los economistas para aumentar la poblacion. A este respecto dice Malthus, que la poblacion está en razon directa de los medios de sustentar: ¿i disminuyendo, por el alto precio del tabaco los medios con que en Chile cuenta la masa proletaria para su subsistencia, queremos que se aumente su población?

Se ha asegurado que el consumo del tabaco no es de primera necesidad, se dice que es vicio, que es un consumo de lujo. Vicio, en primer lugar, como lo he dicho otras veces, no es para mí sino el uso de toda cosa que puede ser perniciosa al hombre; i en cuanto a los objetos de primera necesidad, yo no miro, como el señor Diputado, que lo sean solamente el alimento i las medicinas. Necesidades hai para todas las clases de la sociedad; necesidades imperiosas e imprescindibles para el miserable que no goza de placer alguno, que no sabe cómo dar un paréntesis a sus fatigas i a su miseria, es el goce de un cigarro. Este uso es tan necesario como a nosotros cosas que para él serian precisamente indiferentes. Necesidad para mí, necesidad para todos los que se encuentran en mi caso, es el vestido que llevo, i no me atrevería a presentarme en la sociedad con el humilde coton que lleva el humilde poblador de nuestros campos i que forma su única vestimenta. Añadiré, si se quiere, que hai unas necesidades mas imperiosas que las otras. En horabuena; que el pan para el hambriento sea preferido al tabaco; pero en circunstancias comunes, cuando el hambre no aguijonea en estremo, estoi seguro de que toda persona que tenga costumbre de fumar, preferirá el cigarro al alimento.

En apoyo de la institucion del Estanco se ha citado la autoridad de Necker ¿Pero olvidamos, señor, que Necker existió en el siglo pasado, cuando la ciencia económica apénas era conocida? ¿Se olvida que Necker, con toda su capacidad, con todo su talento, no pudo salvar ni evitar la revolucion francesa? El año 89 pudo haberse salvado la dinastía borbónica; pero no se conocia ni la palabra crédito, ni el valor que éste tenía. Por eso no pudo el Ministro Necker hacer frente al déficit que habian ocasionado los grandes gastos de los reinados anteriores. Continuó todas las gabelas i contribuciones del pueblo: no pudiendo hacer frente a las exijencias públicas, fué preciso llamar los Estados Jenerales; no se hicieron concesiones; se desearon conservar todas las rentas por onerosas, injustas i odiosas que fuesen, i esto mismo atrajo la revolucion. ¿I es esta la autoridad que se nos cita? ¿I en Chile, en el siglo XIX, cuando todas las naciones cultas siguen la marcha del progreso, que las hace ilustres, ricas i poderosas; cuando nosotros propendemos al mismo fin, se quiere que sigamos las añejas i perjudiciales teorías que sumieron a grandes naciones en destruccion i miseria? ¿Se quiere acaso la conservacion de estos males con todas sus consecuencias? Yo no me admiro ya de que Chile marche con tan poca esperanza de dar los grandes pasos en riqueza e importancia que hacían esperar diez años de paz, cuando pretendemos proponernos por modelo lo que a otras naciones atrasara i casi llevara al abismo.

Se dice que aumento mucho en mis cálculos el consumo que hace Chile de especies estancadas. Pero hablo precisamente ante Diputados del pueblo, a quienes no les es desconocido ni un rincon de la República. Todos saben lo jeneralizado que es el tabaco; todos saben que mujeres, niños i hombres, todos fuman, hasta en la clase mas pobre de nuestros habitantes, como que es el único goce que está a sus alcances; ¿i se dirá todavía que es menor el número de consumidores que el que he presentado en mis cálculos? Léjos de disminuirlo, con los nuevos datos que he tomado, creo poder aumentarlo: no baja de medio millon de chilenos el número de personas que consumen aquella especie, i si se fija en dos pesos anuales el gasto que cada uno de ellos hace en tabaco, calculando unos con otros (pues es cierto que muchos consumen 10, 12 pesos al año i otros consumirán 406 reales), pues calculando bajo esta base, tendremos que el consumo no puede bajar de un millon de pesos. I no se diga que he formado mis cálculos sin investigaciones prévias; he dicho todo lo que está al alcance del que no tiene datos estadísticos para fundarlo.

Pero tampoco es cierto la consecuencia que ha sacado el señor Diputado, de porque ni hai datos estadísticos, yo calculo en quinientos mil el número de los consumidores de tabaco. ¿De dónde i porqué no puede sacarse tal consecuencia de los fundamentos en que apoyo la mocion? ¿Es lo mismo decir que a falta de datos estadísticos, se calcula en tanto tal cosa, que decir, como pretende el señor Diputado que yo lo afirmo, i que por no haber esos mismos datos, yo fijo un número arbitrario? No señor, los datos podian haberme alumbrado bastante para hacer precisos i necesarios mis fundamentos; mis consecuencias serian fijas i positivas entónces; pero careciendo de esa fuente de conocimiento, he tenido por fuerza que tomarme mucho mas trabajo, que pedir mil noticias, no autorizadas, si se quiere, pero no por eso ménos exactas en cuanto es posible. No he ido a tomar mi casa por fundamento de mis cálculos; he investigado sí, el gasto i consumo de algunos departamentos, con mas prolijidad todavía. Siéndome conocida la poblacion de determinadas haciendas, me he cerciorado del consumo de tabaco que ellas hacian; i de allí deduje el número calculado, bajando todavía en un 3.º del cómputo que resultaba; i, sin embargo, alcanzan, como he dicho, a quinientos mil los consumidores en toda la República. Santiago solamente consume $129,998, segun la razon presentada por el Factor; debe calcularse un tercio mas al ménos, que entra de contrabando, i resulta que cerca de $170,000 es el consumo de la capital. Luego si 80,000 habitantes consumen $170,000 en tabaco, ¿por qué un millon i medio que se supone que hai en toda la República, no consumirán $3.500,000, si realmente la Factoría fuese la única que proveyese de tabaco a todo el consumo de Chile? A esto se dirá que la Factoría no despacha sino $600 i tantos mil. Pues esto mismo prueba el mil que quiero evitar, que es el fraude. Ahora pues; si Santiago consume $129,998, teniendo solamente 80,000 habitantes, poco mas o ménos, ¿por qué la provincia de Maule consume solamente 14,988 con seis i medio, teniendo mas de 240 habitantes? ¿Por qué el consumo de Concepcion es solamente de 34,183 con un real, cuando Santiago, que tiene solamente la 6.ª parte de la poblacion de aquella provincia, consume 34,314? Por qué Chillan entra al consumo con $10,991 con 2 reales? ¿De todo esto no resulta que miéntras están mas fuera de la vijilancia de la administracion los lugares que he presentado como prueba, dan mas lugar al fraude i por eso es que producen ménos capital a la Factoría? ¿No se deduce de aquí una verdad, i es que todos los departamentos i ciudades litorales en Chile, aquellas donde es mas fácil el contrabando, son las que presentan ménos consumo legal? A este mal, al contrabando, sólo debe atribuirse la falta de consumo que aparece en las cuentas de la Factoría, i no a que no exista evidentemente un gran uso de tabaco hecho por el pueblo chileno.

Compárense estos cálculos can los presentados por el señor Diputado a quien respondo, i se verá de qué parte está la mayor exactitud.

Siendo, pues, cierto en cuanto lo permite el cuidado que he puesto en los cálculos presentados, que el consumo no puede bajir de 1.000,000, no producirá, como dice el señor Diputado sólo $60,000 de derechas. Ahora, pues, es cierto que en tanto disminuirá el contrabando, en cuanto disminuya el gran lucro que lo promueve. Poniendo por aduana un derecho que no presente los riesgos que corre el contrabandista, el fraude cesa indisputablemente.

Me conformo con el informe de la Comision, en cuanto fija a 50% el derecho con que deban gravarse las especies estáncadas. Esto basta para cortar la raiz el que se introduzcan fraudulentamente, i llevaría en el tesoro el déficit que resultase de la supresion del monopolio. Voi a probarlo.

El consumo se ha calculado en $1.000,000, 50% sobre esta cantidad da $500,000 de derechos cobrados por Aduana. ¿Cuándo jamas ha producido la Factoría esta entrada en el tesoro? El consumo indudablemente aumenta en razon del bajo precio a que la especie se presenta en el mercado, i este aumento de consumo mas bastaria para llenar la falta que produjese el consumo de tabaco estranjero, en consideracion al que se consumiria producido en el pais. No creo se me negará que esta produccion pueda ser instantánea. Tambien se me concederá que el tabaco producido al principio en Chile nunca será de tan buena calidad que pueda servir a los consumidores en jeneral, sino sólo a aquellos que prefieren la abundancia del mercado a la calidad de la especie; así es que el aumento de consumo entrará llenando este desfalco que sufrirá la renta de aduana por una disminucion aparente de la demanda, aun cuando sólo se considerase el tabaco chileno consumido i no se tuviese en consideracion que tambien aumentaria el gasto que se hiciese del tabaco estranjero; pues calculando así, está perfectamente reemplazada la renta del estanco por la de imposicion de un fuerte derecho de aduana. Se ahorrarian de este modo cerca de $250,000 que cuesta anualmente el sosten del Estanco; el pueblo estaria mejor servido i no se pondrían en pugna nuestras instituciones con la ilustracion del siglo i los consejos de la ciencia económica. Para probar mejor este hecho, para ponerlo mas en realce, citaré algunos ejemplos:

En Inglaterra la rebaja de un cincuenta por ciento sobre los vinos en el año de 1825 produjo en el mismo año, un aumento de entrada fiscal por este ramo de mas de un cincuenta por ciento.

En España producía el Estanco al fisco en los años anteriores sólo 25 millones de reales. Se ha rematado el año, actual en 125 millones de reales; i este aumento en la renta sólo proviene de la mayor capacidad e interes que los particulares pueden poner en una especulacion cualquiera.

En Francia aumentó la renta de tabacos por aduanas en el término de ocho años desde que se suprimió el Estanco, seis tantos mas de lo que producía por el monopolio.

En Venezuela, tomando una serie de ocho años, encontramos que ántes de la supresion del monopolio, de los diezmos i otras contribuciones, la entrada fiscal era en cuatro años, de $5.843,706.18 centésimos; en los cuatro años siguientes a la supresion de esas contribuciones, bajaron es verdad las entradas a $4.938.500.6 centésimos; mas en el periodo de los cuatro últimos años han ascendido las rentas a $8.761,525.82 centésimos, es decir un tercio mas de lo que producían ántes de la supresion de rentas tan onerosas i perjudiciales.

Estos son hechos que tomo de naciones que ciertamente se pueden presentar por ejemplo; una de estas es una hermana que va a paso breve por el camino de las luces i de la prosperidad; esta la ha encontrado en reformas útiles i convenientes ¿i por qué no hemos de seguir sus mismas huellas? ¿por qué en Chile ha de ser malo i perjudicial lo que para otro pais es próspero i benéfico?

Miro pues, como una verdad evidente, que la supresion del Estanco, léjos de disminuir nuestras rentas las aumenta; que mejora la situacion del pueblo, i que pone nuestro sistema de rentas mas en uniformidad i conservancia con la Constitucion i con los deseos bien manifestados en Chile. A mas de eso, se ahorraría la gran pérdida que resulta del deterioro anual de las especies estancadas, que ya en el año de 1843 alcanzaba a $483,261.1 centésimo; se ahorraría el gran costo que trae al fisco la administracion.

Todos estos males destruyéndose, redundarían en beneficio público; la nacion ganaría inmensamente, lo que tiene de gravoso para el erario el monopolio, i éste seria nulo, si el comercio del tabaco pasase a manos de particulares; pues no sólo un Gobierno no puede jamas ser buen comerciante, sino que ni aun le es dado poner a la cabeza de estas especulaciones, funcionarios que llenen hasta tal punto su deber, que puedan suplir el interes particular que mueve al que sólo se contrae a especulaciones propias.

Los empleados del Gobierno nunca pueden tener aquel amor e interes por la cosa pública que pone el individuo en todo aquello a que se consagra como medio de adquirir su subsistencia o de aumentar su fortuna.

Por último, permítaseme recordar a la Cámara lo que el señor Ministro de Hacienda nos dijo en su Memoria presentada el año anterior. Si en 1842, dice el citado Ministro, halagado por la esperanza de disminuir la deuda estranjera, recomendaba al Congreso la necesidad de no limitar los gastos, aunque quedasen temporalmente desatendidas las mejoras que el pais reclamaba, hoi que las circunstancias son tan distintas; hoi, que despues de satisfechos los dos dividendos correspondientes al año actual, tenemos en Europa o navegando con este destino, cerca de setecientos mil pesos sin poderles dar empleo; hoi, en fin, que apénas hai en el mercado de Lóndres a subido precio una escasa oferta de los bonos que representan nuestra deuda, no debe parecer estraño ni llamarse inconsecuencia, opine de diverso modo i creo ha llegado el caso de proveer a las exijencias mas urjentes de la sociedad". —¿I cuáles, digo yo, serán esas necesidades urjentes de la sociedad chilena? ¿No será el mejorar la condicion del pueblo? ¿No será propender a su bienestar? ¿Aumentar la riqueza nacional no es aumentar las rentas del tesoro? ¿El pueblo no se enriquece en cuanto adquiere i economiza? ¿La supresion de esta renta no lo pone en situacion de adquirir por una parte i economizar por otra?

Por otra parte ¿no es una vergüenza para Chile, con la pretension de presentarse como mode lo a las demas Repúblicas americanas, sostenga una institucion tan odiosa i contra la cual se han pronunciado sin escepcion los mas célebres economistas?

Sino por dignidad, por consecuencia al ménos deberia Chile abolir esta institucion, atrayendo así sobre el Gobierno i sobre las Cámaras las bendiciones del pueblo; i tanto mas, cuanto que en nada se disminuirán nuestras rentas públicas.

¿Por qué fatalidad tenemos esa decision tan formal por conservar todo lo añejo, por perjudicial que sea? Las reformas, señor, no son temibles para nosotros, sino por indiferencia i apatía. Así es como puede traducirse la moderacion i prudencia que continuamente nos estamos aconsejando unos a otros. Yo no pido ni aconsejo reformas sin tino i sin consideracion suficiente i necesaria; pero hai reformas que son exijidas i que no pueden postergarse, i una de ellas, creo no engañarme, es la del estanco; i al contrario, no olvidemos que la apatía i la indiferencia, este principio inerte que nos domina, nos arrastrará a una crisis espantosa. No creo que la abolicion sólo de esta renta baste para salvarnos; pero todo coadyuva a mejorar en algo la condicion del pueblo.

Aumentar su ventura es asegurar su porvenir, es dar un paso en el camino de la prosperidad de Chile.

Hé aquí, pues, los fundamentos en que apoyo la mocion que he tenido el honor de presentar a la Cámara en el año pasado. Desde entónces quedó abierta esta discusion. Una fatalidad inesplicable ha impedido hasta ahora el que podamos continuarla; creo, sin embargo, haber puesto bien en claro todos los fundamentos que apoyan la idea de la abolicion del monopolio. Creo contestadas una a una las razones que se han dado en contra de mi propósito; sin embargo, si esto no basta, suplan los cuantiosos datos que cada uno de los miembros que componen en la Sala, posee de los males evidentes que orijina el monopolio, i de los bienes que atraería su abolicion. Si esto no forma una opinion ventajosa a la supresion en la mayoría de la Cámara ¿qué haremos? No quiero molestarla mas en una discusion ya tan pesada. Yo, al presentar la mocion, cumplí con un deber; el mismo deber me obliga a sostenerla; i cualquiera que sea el éxito que ella tenga, no me arrepentiré jamas de haberlo llenado.

Puesto en votacion sobre si se admitia o nó en jeneral, fué desechado por mayoría de 23 votos contra 10, con lo cual se levantó la sesion.


ANEXOS editar

Núm. 198 editar

Quedo instruido por la nota de V.E. número 36, fecha de ayer, de que esa Cámara en sesion del 6 del presente ha reelejido a V.E. para su Presidente, i al señor don José Javier Bustamante para vice. —Dios guarde a V.E. —Santiago, Setiembre 10 de 1844. —Manuel Búlnes. R.L. Irarrázaval. —A S.E. el Presidente de la Cámara de Diputados.


Núm. 199 editar

Con esta fecha se ha dado la órden correspondiente para que se cubran por Tesorería Jeneral al oficial de esa Secretaría don Timoteo Avaria la cantidad de doscientos treinta i cuatro pesos seis reales para pagar el costo de las dos veredas de piedra labrada que se han construido en la plazuela que conduce a la Sala de Sesiones de esa Cámara que V.E. me comunica por su nota número 40, fecha de ayer. —Dios guarde a V.E. —Santiago, Setiembre 10 de 1844. —Manuel Búlnes. R.L. Irarrázaval. —A S.E. el Presidente de la Cámara de Diputados.


Núm. 200 editar

Excmo. señor:

Doña Mercedes Larrañaga, viuda del doctor don Cárlos Rodríguez, ante V.E. respetuosamente espongo: que hace dos años tuve el honor de presentar a V.E. una solicitud en que sucintamente indico los fundamentos que existen para que se dé por acuerdo de Vuestra Soberanía la cantidad que estime justa, por compensacion de los sueldos que como Ministro de la Suprema Corte de Justicia, debió percibir mi esposo desde su espatriacion hasta su fallecimiento. En esa peticion hago presente los servicios prestados a la Patria por mi esposo i la orfandad i miseria a que está reducida mi familia.

Al presente, esas mismas razones me han decidido a ocurrir ante V.E. pidiendo os digneis tomarla en consideracion atendiendo a que me es de tan vital interes i estar informada tiempo ha por la Comision respectiva, Excmo. señor. —Mercedes Larrañaga.


  1. Esta sesion ha sido tomada de El Progreso, del 24 de Octubre de 1844, núm. 595. —(Nota del Recopilador).