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SESION EN 4 DE SETIEMBRE DE 1844

sacciones por menor i si para obtener este resultado puede alterarse el peso de la moneda, no sólo con riesgo de alterar su relacion con los pesos fuertes i las onzas, sino tambien con el objeto de crear esa misma desarmonía.

Claro es que en todo pais se necesita una cantidad dada de moneda pequeña que facilite los cambios i la provision diaria; esta cantidad será determinada por la mayor o menor poblacion i la estension de las diarias necesidades que haya que satisfacer por su medio. Si esta moneda sale del pais i no se reemplaza con otra, su falta se hará sentir, llenando de dificultades las transacciones ordinarias de la poblacion. Ahora, sabido es que nuestros pesos fuertes, nuestras onzas, no sólo son monedas, sino artículos de estraccíon para Europa, como los cueros, el cáñamo, la barra de plata, el cobre, etc. Si la moneda menuda estuviese en las mismas proporciones de valor intrínseco que los pesos i las onzas, cada año perderíamos estrayéndose para el estranjero tal cantidad de esta moneda que las dificultades pecuniarias reaparecerían a cada momento.

La necesidad de un retorno i el valor intrínseco de la barra han hecho que ésta tome un precio tal, que siguiendo la antigua lei en peso de la moneda, el Gobierno no podria hacer sellar lo bastante para reemplazar aquella pérdida causada por la estraccion; i de donde resultaría este círculo vicioso.

No se sella moneda menuda, porque despues de sellada vale mas de su tasa legal; i si sella segun su tasa legal, no bien sale la moneda cuando el comercio la envia a Europa, como artículo de retorno, quedando siempre subsistente esta cuestion: ¿cómo se provee a la necesidad de numerario menor, sentida en el mercado?

Los efectos que como fatales ha indicado el articulista, tales como subir de valor la piña i los pesos fuertes, no nos parecen tan aciagos, como para que debamos deplorarlos; pero si la piña ha subido, no es en nuestro concepto, a consecuencia de la lei que baja el peso de la moneda menuda, sino a causa de haberse presentado un nuevo comprador en el mercado de piña i por gruesa partida. Si hoi se presentase un enviado de Rusia, por ejemplo, a emplear en los minerales de Chile un millon en pastas de plata para hacer acuñar en San Petersburgo, mui claro es que los comerciantes estranjeros que contaban con esa misma pasta para enviarla en retorno a Europa, calcularian las desventajas de cualquier otro retorno, i pagarían la plata en barra hasta el máximum de precio que pudiesen, subiendo los pesos fuertes en proporcion, hasta ponerse a nivel con la piña; i aun entónces hallarían ventajas en esportar onzas.

Cuando el Gobierno ha querido sellar, i ha propuesto compras de pastas, no siendo éstas una produccion que puede aumentarse o disminuirse ad libitum, la presencia de un nuevo comprador ha debido dejarse sentir en la subida de precios.

No quisiéramos dejar este asunto sin tocar otro que se liga necesariamente con él, tal es el del crédito de que goza Chile en Lóndres donde sus bonos han subido hasta el 105 por ciento. Sabido es que este estado próspero del crédito, del cual no participa pueblo americano alguno, es debido a una cosa real; cuales son los medios con que la nacion cuenta para hacer efectivos sus pagos.

Necesitaba el Gobierno de Chile hacer sentir en Europa esos medios, para que produjesen su efecto en la opinion, pues es sabido cuánto influyen en la tasa del crédito la opinion que de los medios de pagar de un deudor se tiene. Chile, pues, necesitaba mandar a Europa un millon de pesos para probar la voluntad i la posibilidad de pagar, dejando aun en caja sumas igualmente efectivas para apoyar aquellas i mostrar que no era una vana i engañosa ostentacio de recursos. Con esta medida el Gobierno ha intentado con suceso rehabilitar el crédito de Chile, debilitado hasta ahora poco en Europa como el de las otras Repúblicas hermanas. El dinero que él ha sustraído del pais, hace falta a la circulacion, en buena hora; pero rehabilitándose el crédito de Chile se ha abierto el camino para llamar de nuevo al pais ese mismo dinero i mayores sumas aun; de manera que por un conflicto transitorio se ha dejado espedita la vía para la libre circulacion de los caudales. Supuesta la conservacion de la paz i del órden, pueden afluir a Chile los millones ingleses, como han afluido a Norte-América, i a todos los puntos del globo donde el capital consigue interes mayor que el que obtiene en Inglaterra. La mayor parte de los caminos de fierro, canales, etc., ejecutados en Norte-América, se han realizado con capitales ingleses.

¿Quiere el Gobierno de Chile realizar una obra de utilidad i que demande millones de costo?

Ahora que su crédito está rehabilitado, puede obtenerlos de Lóndres con interés mayor del 3 por ciento corriente allí; pero no tan excesivo como el que se exije de un deudor de crédito dudoso. ¿Podía intentar nuevos empréstitos el Gobierno de Chile, sin haber primero rehabilitado su crédito, como lo ha hecho?

La medida financiera a que aludimos puede pues, producir algo mas que una gloria estéril para el Ministro que la ha realizado: puede abrir las puertas, cerradas hasta hoi, al capital europeo que busca ocupacion donde quiera que se le presenten garantías suficientes.