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28 CÁMARA DE DIPUTADOS

la facilidad de construirlos, llegue el caso de ir disminuyendo las primas o de quitarlas absolutamente.

En nuestra época, en presencia de la industria europea i para aclimatarla en nuestro suelo se requiere medidas del alcance e influencia de las primas, que no sólo estimulan el interés particular, sino que cubren el déficit en los costos de produccion, necesario e inevitable en los paises en donde aun no existen elementos de fabricacion.

Hace mucho tiempo que repetimos todos que Chile, por la estension de sus costas i su posicion jeográfica, está llamado a ser una nacion marítima; lo que no hace ni hará que durante un largo tiempo, salga del cabezaje en la construccion de buques; porque no basta que el suelo ni la abundancia de maderas convide a construir buques; preciso es ademas, que haya un arte nacional que pueda aprovecharse de estas ventajas, i sin duda alguna que la falta de este arte es la que mas contribuye a la inaccion de nuestros nacientes astilleros.

En los puertos de Inglaterra se construyen buques baratísimos i de la mejor calidad, no obstante que allí no hai los ques que produzcan maderas, ni cáñamo para las jarcias; lo que hai es un arte de construccion desenvuelto, ejercitado i provisto de todos los medios apetecibles, i un crecido número de artífices intelijentes i capaces.

Hacemos estas lijeras indicaciones que podrán servir para sujerir con mas acierto que lo que pedemos hacerlo nosotros, los medios de crear una marina, pues es llegado el momento de que todos los amantes de la prosperidad de Chile se ocupen de este importante asunto.

La colonizacion del Estrecho de Magallanes traería por resultado un desenvolvimiento rápido en nuestra marina, ya porque aseguraria una vida comercial que conservase a Chile su ventajosa posicion de emporio del Pacífico, ya porque suministraria un punto forzoso de navigacion i necesidades nuevas.

Las colonias fueron siempre el estimulante mas poderoso de la marina, pues que ellos crean una línea de navegacion, por decirlo asi forzosa, estableciendo relaciones íntimas entre dos puntos distantes en donde cambiar productos naturales i artefactos.

La Inglaterra tuvo gran marina cuando tuvo colonias; i la España dejó de tenerla el dia que perdió las suyas. Creemos, por tanto, que escluyendo de nuestros puertos los buques fletadores, no es como nos hemos de poner a la par de los poderes marítimos. Otta vez indicaremos los medios que se han tocado i los que aun resta poner en ejercicio.


Núm. 17 [1]

La Gaceta de Valparaiso, apoyando la mocion del señor Tagle, para favorecer nuestra marina mercante, se ha propuesto desvanecer las objeciones que a su adopcion opusimos en un número anterior.

Entónces dijimos que fuese falta de datos o insuficiencia de luces, no comprendíamos las ventajas reales que alcanzaríamos con dicha lei, dado caso que la mocion fuese adoptada. Francamente debemos decirlo, el juicio de los diarios de Valparaiso hace autoridad para nosotros en materia de marina i de medios de desarrollar nuestro comercio esterior. Allí están presenciando el movimiento del comercio, esperimentando inmediatamente sus embarazos, i palpando los defectos de nuestra lejislacion con respecto a la marina mercante.

Nadie, pues, puede suministrar mejores conocimientos que los escritores que están en contacto con nuestro mundo marítimo; sentimos, sin embargo añadir que las observaciones de la Gaceta nos dejan aun mucho que desear, para cambiar de juicio con resperto a las consecuencias inmediatas que para la marina mercante de la nacion traeria la promulgacion de la lei en cuestion. Desearíamos saber cómo iba a obrar esta lei para producir el desarrollo de la marina mercante; qué beneficios positivos e inmediatos proporcionaria; qué competencia de trasportes alejaría; en qué esfera se ejercería la influencia de esta lei; esto es, si sus efectos inmediatos se dejarían sentir en las costas del Pacífico frecuentadas por nuestros buques; porque recordamos haber leido otra vez en la Gaceta, que creia ventajosa la aplicacion de la lei en una esfera limitada. Ultimamente, los diarios de Valparaiso podrían suministrar datos claros que ilustrasen no sólo a la prensa de la capital sobre una cuestion tan interesante, sino que tambien contribuiría esto a la adopcion misma de la lei, por lo que demostrasen de sus ventajas.

Nosotros queremos hacer una cuestion práctica para señalar el terreno en que quisiéramos que se ensayase el raciocinio. Suponemos adoptada la lei, por la que ningun buque puede traer carga sino de efectos producidos por la Nacion a que su bandera pertenece. Creemos que la mas simple induccion demuestra, si no nos engañamos mucho, que si diez o doce buques sólo pueden en lo sucesivo hacer el acarreo de efectos de sus países, no por eso se apelará a la marina chilena para penar este pequeño déficit en el trasporte: reemplazándose su falta, como es mui natural suponerlo, con diez o doce buques pertenecientes a las mismas naciones a que la carga pertenezca. Esto, por lo que hace al Atlántico, sino se esceptúa el comercio del Brasil i el

  1. Este artículo ha sido tomada de El Progreso del 27 de Junio de 1844, núm. 505 —(Nota del Recopilador.)