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SESION EN 20 DE OCTUBRE DE 1843

dispense de hacerlos un Gobierno que cuenta con el voto de las Cámaras, con el apoyo de la prensa, i sobre todo con el de la opinion del pais; porque no vemos en qué manera se ponga en peligro la tranquilidad pública aliviando a la industria i estirpando leyes que todos reprueban, tanto las masas rudas como los hombres ilustrados, porque si los delegados de la Nacion i el Poder Ejecutivo no se ocupan hoi de objetos tan vitales, no sabemos qué mision darle digna de su celo, de sus luces, i de la grande situacion del pais; i en fin, porque estamos convencidos que se pueden abolir sucesivamente i desde ahora, el diezmo, el estanco i los derechos de esportacion, sin causar una bancarrota al Erario.

De esto último nos ocuparemos en el artículo siguiente, como tambien de restablecer la buena opinion que a nuestro juicio merece la administracion que ha estinguido en Venezuela el diezmo, el estanco i los derechos de esportacion, contra el sentir de nuestro Ministro de Hacienda; pues no queremos dejar trunco nuestro asunto, ni endosar a cargo de otro la parte que se cree mas difícil en él. No se juzgue que la enerjía con que nos hemos espresado en esta ocasion, es hija de una confianza presuntuosa en nuestras ideas. Nó, esta enerjía es hija del asunto i la creemos digna del objeto que nos proponemos i del Gabinete mismo de quien disentimos. No pensamos que basten nuestras fuerzas para obtener el grande bien que deseamos a la Nacion: pero cuando hayamos concluido nuestra tarea, pediremos al ménos que se nos dé una esperanza i que se nos diga siquiera cuándo será oportuno hacer las reformas que hemos indicado. Porque ¿no es en verdad desesperante oir a un órgano del Gobierno que está decidido a no tocar a nuestro vicioso sistema de impuestos, cuando su reforma es la obra mas grande i mas benéfica al pais que se podia emprender? ¿Es fácil acaso devorar en silencio una revelacion tan triste como ésta?


Núm. 385

REFORMAS EN EL Departamento de Hacienda [1]

Cuando sostenemos la necesidad de pensar en la reforma de nuestro sistema de impuestos, para irla preparando al ménos, i señalamos el estanco i el diezmo como los primeros objetos de ella, no se crea que participamos de ciertas exajeraciones mui vulgares en estas materias o que hablamos impulsados por ese liberalismo fatuo que corre tras las nuevas doctrinas i tras teorías perfectas sin pararse en consideracion de ningun jénero.

No creemos que el estanco gravite sobre una ancha estension de intereses, ni que sea una causa que contenga la salida de los demas productos nacionales. Tampoco nos prometemos produzca su abolicion resultados, ni inmensos, ni inmediatos, en el Erario i en la industria del pais. No podemos creer, en fin, que sea esta institucion una mancha propia de Chile, i rechazada en todas partes, puesto que hasta en la culta e innovadora nacion francesa existe hasta el dia el estanco mismo del tabaco junto con otros monopolios permitidos al Gobierno. Sólo vemos en el estanco lo que es en realidad: una escepcion de la libertad de industria, que arrebata al pais uno de los primeros artículos de produccion para dejarlo en manos del estranjero, i una institucion que hace improductivos muchos brazos, haciéndolos consagrarse a su servicio, i nutriéndolos con la sustancia de los demas. Pero esto basta para que el estanco sea un mal grave i de mucha consideracion en un pais cuya industria está naciendo; i aun atenuando cuanto se quiera, su mal carácter, siempre se vendrá a concluir que es una contribucion monstruosa, porque sobre trabar la industria, arrebata a la Nacion doble capital que el que percibe el Erario.

Respecto del diezmo, nuestras ideas son todavía mas severas que sobre el estanco; porque aun cuando reconocemos que esta contribucion no es en realidad todo lo que su nombre indica, pues sólo gravita sobre una parte de los productos rurales, como lo demuestra el hecho mismo de no llegar su rendimiento a 350,000 pesos, miéntras que los tales productos alcanzan probablemente a 50.000,000, es sin embargo una contribucion altamente perjudicial al pais; 1.° por la desigualdad espantosa que forma su base i 2.º porque afecta justamente a la agricultura, la principal fuente de riqueza en Chile, de donde sale el alimento del pobre, i contra la que luchan los malos caminos i todas las dificultades de una industria naciente. No nos estenderemos sobre esto, porque no haríamos sino fastidiar repitiendo lo que todos saben o declamar involuntariamente al deplorar males que no es posible recordar sin emocion.

En fin, considérense bajo el aspecto que se quiera las dos contribuciones del estanco i del diezmo, i nos contentamos con preguntar ¿cuál no seria el empuje que tomaría la fuerza productriz de nuestro pais si se le libertase de estos maléficos ajentes, como se le ha libertado en Venezuela? Párese la atencion en esto, piénsese en ello un momento i digásenos si no tenemos razon en estasiarnos al considerar el porvenir que vemos en la desaparicion de semejantes grillos de la industria nacional. Juntas estas dos contribuciones no alcanzan a producir medio millon de pesos al Erario, aunque talvez le

  1. Este artículo ha sido tomado de El Mercurio de Valparaiso del 26 de Noviembre de 1843, núm. 4629. —(Nota del Recopilador).