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SESION EN 23 DE AGOSTO DE 1843

particular i en seguida prosiguió la discusion del presupuesto del Ministerio del Interiur i Relaciones Esteriores.

Las partidas 8.ª i 9.ª fueron aprobadas.

Se iba a votar la indicacion del señor Cerda que decia introducirse en esta partida 9.ª i el señor Larrain manifestó el inconveniente que habia de agregar los $ 5,100 para la legacion a Rueños Aires a la partida de gastos estraordinarios, pues el gobierno podia echar mano de ellos, como que estaba entre los gistos estraordinarios de que puede disponer. Al señor Cerda le pareció de mucho peso esta consideracion, por lo que juzgó debía votarse si se aprobaba o nó su indicacion en una partida por separado.

Se procedio a votacion i resultaron veinticuatro votos por la negativa i seis por la afirmativa.

El señor Cerda manifestó la necesidad que habia de enviar una legacion a Roma i pidió al señor Ministro de Relaciones Esteriores algunas esplicaciones sobre el particular.

El señor Irarrázaval le contestó que el Gobierno estaba penetrado de la necesidad que habia de enviar una legacion a Roma para arreglarse diversos asuntos de la mayor importancia; mas que un asunto tan grave merecía también mucha meditación; que sin embargo podia asegurar que ántes de concluir el Congreso sus sesiones, se le pasaria por el ejecutivo un proyecto de lei sobre este asunto; que este medio le parecía mas decoroso i daria a este asunto teda la importancia que tenia.

El señor Orrego apoyó la indicacion; i el señor Cerda quedó satisfecho con la esplicacion del señor Ministro.

Las partidas 10, 11 i 12 fueron aprobadas sin discusion.

Leida la 13, el se ñor García Reyes, despues de haber oído esplicaciones sobre esta partida, espresó cuan sensible le era ver figurar una cantidad tan pequeña para un objeto tan grande; $ 50,000 divididos entre nueve provincias que tiene la república, dijo que era una cantidad escasísima atendiendo al mal estado de los caminos; manifestó la importancia ele este asunto para que la Cámara dejase de considerarles, i finalmente opinó porque se designasen $ 100,000 para este objeto, cantidad que aunque no alcanzaba enteramente a producir el objeto; sin embargo se remediarla mejor el mal.

El señor Irarrázaval contestó que estaba penetrado de las razones que se habian dado; que el era el mas interesado acaso porque se hicieran mejoras en esta materia pero que creía que la cantidad de $ 100,000 seria mui pequiña para llenar este objeto; porque la reparacion del camino de Santiago a Valparaíso solamente estaba calculada en mas de $ 200.000, que la cantidad de $ 50,000 era solo para algunas composturas, i que por un proyecto especial pediría al Gobierno las cantidades necesarias para hacer reparaciones formales i completas.

El señor García creyó siempre mui escasa la suma i opinó porque se aumentase en $ 3,000.

El señor Cobo apoyó la indicacion.

El señor Presidente creyó conveniente que se dejase para segunda discusion pues así podría meditarse mas este asunto.

Así se acordó.

La partida 14 fué aprobada; también lo fué la 15, después de haber hecho una division de las partidas a propuesta del señor Cerda.

Se levantó la sesion.


ANEXOS

Núm. 277

Conciudadanos del Senado i de la Cámara de Diputados:

Obligado el gobierno a promover de cuantas maneras le es posible la prosperidad de los pueblos de la República, se detiene a menudo en investigar las causas que hacen permanecer en jérmen aquella prosperidad o que se oponen a su desarrollo i progreso, para estinguirlas o neutralizar i debilitar su accion al ménos.

Con este motivo se ha penetrado de que lo escaso de la dotacion de algunos de los encargados de la administracion de las provincias, i sobre todo el no tener hasta ahora ninguno de los gobernadores depaitamentales, influye poderosamente en mantener el atraso que lamentan las fracciones mas importantes, talvez, en que se halla subdividido el Estado. Es verdad que pudieran citarse muchas honrosas escepciones de intendentes que, sin fijarse en la escasez, de su sueldo, cumplen satisfactoriamente sus funciones; i ha habido i existen gobernadores indotados que se esmeran por el bien común de los departamentos que les están sometidos. Pero no hai motivo de tomar como regla estas escepciones, que son las mas veces resultado de circunstancias felices que no tienen una existencia permanente ni segura. Al contrario puede sentarse como una verdad incuestionable que miéntras no haya como recompensar a los gobernadores sus servicios, si no es imposible, al menos es dificilísimo hallar personas aptas que desempeñen con provecho tan importantes funciones: una larga esperiencia así lo comprueba.

El gobierno ha encontrado i encuentra todos los dias en este accidente un obstáculo insuperable para la provision de tales empleos, i no ha tenido otro recurso que el de ocupar en ellos a los militares del ejército, distrayé ídolos de sus principales funciones, colocándolos en una posicion para la cual no están preparados, i lo que es mas, esponiéndose, contra sus principios é intenciones, a convertir en réjimen militar la administracion política de la República.

Las mismas observaciones podrian aplicarse