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CÁMARA DE SENADORES

reses de Chile han sido completamente desatendidos en estos puntos importantes, como lo fueron igualmente en el silencio que se ha guardado sobre la prision de su Ministro, i en el modo incierto i vago con que se han estipulado el reconocimiento i pago de la deuda.

El tratado, pues, no ha obtenido mi ratificacion, porque no ha correspondido a las demandas de Chile, i porque esas demandas son de tal naturaleza, i se hallan tan depuradas por la jenerosidad, que no admiten la mas lijera atenuacion. La posesion de la soberanía daba suficiente derecho para romper ese pacto imprudente, injusto i temerario, i el honor i la seguridad de Chile demandaban imperiosamente el ejercicio de ese derecho saludable.

Se ha obedecido a la voz sagrada de estos intereses, que jamas pueden sacrificar los pueblos sin una indolencia criminal; i se han emprendido nuevamente las hostilidades contra el Jefe de la titulada Confederacion. Pero, al continuar Chile, harto mal de su grado, la carrera de la discordia está seguro de que su conducta corresponderá siempre a la moderacion de que ya tienen pruebas irrefragables todas las naciones amigas. El comercio de los neutrales, siempre perjudicado en las contiendas de los pueblos en donde se hace, ha encontrado en la presente guerra mas libertad i franquicias que las que le han ofrecido en ningun tiempo cualesquiera otras potencias belijerantes. La preponderancia marítima de la República la pone en aptitud de ejercer con incalculables ventajas hostilidades contra las internaciones en el territorio enemigo, pero 1.º atencion que presta a las propiedades neutrales la ha hecho dictar a este respecto a los jefes de su marina reglas en que resplandece una jenerosidad que no es una vana ostentacion de Gabinete, sino el resultado positivo de un sentimiento honroso, que como tal ha sido reconocido por ajentes de potencias de primer órden. Vanas serán las declamaciones del Jeneral Santa Cruz, para exitar sobre este punto la animadversion de los Gobiernos estraños a la contienda; ellos ven las calumnias desmentidas con una conducta franca, noble i desinteresada; conocen los derechos inconcusos de toda nacion a proveer a su seguridad i a vindicar su honor por los medios que considere convenientes, i talvez miran con un justo desden los mas bien humildes que benévolos miramientos con que la administracion denominada Protectoral, parece ménos dispuesta a cultivar relaciones internacionales, que a hacer un degradante desapropio de los derechos de la soberanía.

En cuanto a los pueblos que son hoi presa de la usurpacion, Chile no quiere mas que su independencia; i dirijirá sus armas solo contra el poder que la ha destruido, ahorrando en todo lo posible los males de la guerra a peruanos i bolivianos que, por ser víctima de la ambicion del Jeneral Santa Cruz, son tambien los auxiliares naturales de la República en esta empresa eminentemente americana. Para obtener tan grandioso objeto, ni protejerá las aspiraciones personales de ningun caudillo, ni fomentará ningun partido civil de aquellas naciones, ni influirá en la organizacion de sus Gobiernos, ni les presentará candidatos para la primera majistratura i retirará sus armas del territorio de la contienda, en el momento que la caida de la autoridad usurpadora haya dejado satisfecho su honor i garantida su seguridad. La mision de los chilenos no es intervenir sino destruir la intervencion; i la esperiencia manifestará que son dignos del título de campeones del equilibrio americano i de los derechos de los pueblos.

Palacio del Gobierno en Santiago, a 4 de Marzo de 1838. —Joaquin Prieto.


Núm. 379 [1]


Defensa del tratado de paz de Paucarpata, por Antonio José de Irisarri, hecha en Arequipa, en 20 de Enero de 1838.

Tal es el título de un folleto recibido del Perú pocos dias há i tal pudiera ser tambien la cabeza del proceso de su autor. Defensa del tratado de Paucarpata, o lo que es lo mismo, ataque a la justificacion del Gobierno de Chile que desechó el tratado, es el nombre mas significativo que se encontró para bautizar el libelo. ¿I quién ataca la justificacion del Gobierno de Chile? ¿Quién presta un brazo auxiliar a los que se ocupan en calumniarle i trabajan por la aniquilacion de su crédito? ¿Quién es el nuevo aliado que refuerza las filas del enemigo de nuestros derechos? Don Antonio José de Irisarri, Ministro chileno, apoderado del mismo Gobierno contra quien ha levantado el grito de una maliciosa censura.

El negociador de Paucarpata no podía tener otro motivo honroso para escribir sobre esta materia que el de justificarse a los ojos del Gobierno, que ha desaprobado su obra, i de la Nacion de cuyos votos no ha sido ese Gobierno sino el intérprete mas fiel. El teatro de esta justificacion debía ser Chile; aquí fué donde se invistió al Ministro de la representacion pública; aquí donde se le encomendó la defensa de los intereses mas caros de su Patria adoptiva; aquí donde se le impartieron las órdenes a que debía sujetarse en el ejercicio de tan delicadas funciones; aquí fué tambien donde el Ministro debió manifestar el precio que había dado a esa representacion, el uso que había hecho de esa confianza i el respeto que había tributado a esas órdenes. Pero don Antonio José de Irisarri quiso excederse de



  1. Este documento ha sido trascrito del periódico El Araucano, números 400, 401, 402, 403, 404, 405 i 406, correspondientes al 27 de Abril, 4, II, 18 i 25 de Mayo, 1.° i 8 de Junio de 1838. —(Nota del Recopilador.)