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CÁMARA DE SENADORES

ser reputada sin igual. No obstante estos lisonjeros cálculos del enemigo, yo contaba hacer mi retirada sobre Quilca, en buen órden, i dirijiendo la caballería sobre Pisco, a pesar de una travesía de mas de 200 leguas, de un terreno falto de recursos, dar la vela para dicho punto con el resto del Ejército. Esta idea me aterraba, sin embargo, al considerar el deplorable estado en que llegaría aquella, despues de tan larga marcha, i con los poquísimos auxilios que podía prestarle. Reflexionaba igualmente los apuros, talvez mayores, en que iba a verme para la subsistencia del Ejército, de la Escuadra i trasportes, en una provincia tan inferior en recursos a la de Arequipa; péro no pudiendo optar entre éste u otro partido, me era forzoso ceder al único que se me presentaba.

En estas aflictivas circuntancias se me propuso por el Jeneral Santa Cruz una entrevista en Paucarpata. Me presté a ella, i esta conferencia atrajo otras de que resultaron al fin los tratados celebrados en Paucarpata, entre don Antonio José Irisarri i yo por parte del Gobierno de Chile i los Jenerales Herrera i Quiroz por el de la Confederación Perú-Boliviana. Antes de proceder a esta transaccion, consulté con el Jeneral Jefe del Estado Mayor Aldunate i los jefes del Ejército, reunidos en Consejo de Guerra, sobre la proposicion de tratar a que se me invitaba por parte del enemigo, i convencidos de ser cierta la manifestacion que les hice de lo crítico de nuestra situacion, i de la fuerza de razones que les espuse, se pronunciaron unánimemente por este partido, como el mejor que en tan difíciles circunstancias podía adoptarse. Del acta que, con este motivo, se levantó dí al Ministerio conocimiento remitiéndole copia. Si este documento no fuere suficiente a justificar mi conducta militar, i si las razones todas que llevo espuestas en apoyo de ella no bastasen a satisfacer plenamente al Supremo Gobierno, estoi pronto a responder en un Consejo de Guerra a los cargos que pudiesen hacérseme.

Me es altamente sensible que los tratados no hayan merecido la ratificacion del Supremo Gobierno.

A él mas que a mí toca juzgar de la conveniencia o inconveniencia en materia tan grave i trascendental; pero me acompaña el sentimiento íntimo de las puras intenciones que los dictaron. He dicho que no me quedaba otro recurso que retirarme sobre Pisco i he apuntado ya a V.S. todos los inconvenientes que iban a resultar de esta operacion.

Debo añadir ahora que casi la conceptuaba como desesperada i desprovista de todo objeto de utilidad, i que esta consideracion habría en último resultado decidídome tal vez a no abrazarla, prefiriendo como mas conveniente reembarcar la expedicion en Quilca, i restituirla a Valparaíso aunque con el sacrificio que me habría visto obligado a hacer de todos los caballos, i la necesidad de rechazar los continuados ataques que en una travesía de 30 leguas habría sufrido de un enemigo tan superior en fuerzas, i alentado por la naturaleza misma de nuestros movimientos.

En tal posicion no he creído ni lo ha creído el Ejército todo, empañar el lustre de las armas de Chile, admitiendo la oliva de la paz de la mano de un enemigo poderoso. Léjos de mí i del Ejército semejante bastardía. Si en la conveniencia política del Gobierno entra el rechazar esta paz, me quedará al ménos la satisfaccion de que estipulándola, evité el aniquilamiento de una parte de mis soldados i no derramé sin fruto una sangre preciosa, de que algunos se muestran tan pródigos.

Sírvase V.S. elevar esta exposicion a S.E. el Presidente de la República, para su conocimiento i vindicacion de mi conducta como jefe de la expedicion que se me confió.

Dios guarde a V.S. —Santiago, 28 de Diciembre de 1837. Manuel Blanco Encalada. —Señor Ministro de Estado en el Departamento de la Guerra.


Núm. 377 [1]

Santiago, Enero 17 de 1838.

Considerando el Gobierno que sin embargo de lo que espone en este parte el Jeneral en jefe del Ejército restaurador, Teniente Jeneral don Manuel Blanco, resultan todavía graves cargos contra su conducta militar en la última campaña; i considerando igualmente que la formacion de un Consejo de Guerra es el medio legal i mas a propósito tanto para hacer efectivos estos cargos como para que el mismo Jeneral vindique su honor i esclarezca el acierto de su conducta, en caso de poder desvanecerlos, procédase a formar el correspondiente Consejo de oficiales jenerales, con arreglo a ordenanza, donde se examinen i juzguen sus operaciones militares en la citada campaña; i al efecto se pasarán todos los antecedentes al Comandante Jeneral de Armas. —Prieto. Ramon Cavareda.


Núm. 378 [2]


Exposicion de los motivos que ha tenido el presidente de chile para desaprobar el tratado de paz celebrado en paucarpata, en 17 de noviembre de 1837, i renovar las hostilidades interrumpidas por él.

Despues que las comunicaciones oficiales se



  1. Este decreto ha sido trascrito de El Araucano, número 387, correspondiente al 26 de Enero de 1838. —(Nota del Recopilador.)
  2. Este documento ha sido trnscrito de un suplemento al número 402 del periódico El Araucano. (Nota del Recopilador.)