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10 COMISION CONSERVADORA

De órden del señor juez doi la presente copia. —Santiago, Abril 6 de 1840. —Jerónimo Araos, Escribano público.



A veintinueve del mismo mes i año el señor juez hizo comparecer ante sí i esciíbano infrascritos a don Esteban Cuevas a efecto de tomar en su confesion i previa la promesa que hizo de decir verdad acerca de cuanto supiese i le fuese preguntado. Se le interrogó cómo se llamaba, de dónde era natural, qué estado, edad i ejercicio tenia, i si sabía la causa de su prision. Respondió llamarse como arriba se espresa, natural de esta ciudad, de cuarenta i tres años de edad, viudo, comerciante, i que la causa de su prision la infiere que sea lo que ha dicho Olegario, pero que el confesante se encuentra inocente.

—Si el once del corriente entre las siete i ocho de la mañana mandó a José Olegario Silva a casa de don Diego Benavente a decirle que estaba preso Bazan porque le habian aprehendido con onzas i comprando calificaciones; i si era o no verdad que no habiendo encontrado Olegario a don Diego Benavente, el confesante le dió a dicho Olegario dos reales porque fuese a llevar el mismo recado a la imprenta de Colocolo cuyo dueño le dijo el confesante que era el Diablo Político. Respondió que no había habido tal cosa i que todo era falso.

Se le hizo cargo que del sumario constaba el hecho que se le habia preguntado i del que el confesante no podía tener noticia en la hora i dia citados sino por alguno de los que estaban convenidos, o porque el confesante era uno de ellos, lo cual hacia mas creíble ser el confesante un enemigo de la actual administracion, o mejor decir de su patria, pues que creía falsas las noticias del Perú favorables a Chile; ha dicho que el finado ministro don Diego Portales era un malvado i cuando ia celebracion de la accion de Matucana tiraba voladores, pero per celebrar a Santa Cruz. Respondió que cuanto se le hacía cargo era falso i que si había alguna prueba de ello respondía con su pescuezo estando tan lejos i de ser enemigo de su patria, que no eran otros sus deseos, que ir al Perú por lo que hizo bastante empeño.

—Cuántas veces ha estado preso i por qué causa. Respondió que ántes de ahora solo estuvo en Valparaíso una vez cuatro dias, porque habiendo ido de aquí a buscar un hijo del confesante que creía que se hubiese alistado, fué a preguntar por un sarjento. Este se hallaba preso i lo creyeron sospechoso al confesante, i esto sucedió mas de un año ántes de la revolucion de Quillota. Leida que le fué al reo ésta su confesion, se ratificó en ella, i añadió que el dia 11 del corriente como a las ocho de la mañana un tal llamado Ramírez, i por sobrenombre chañado, dijo al confesante que en la noche habían tomado preso a Bazan porque andaba ébrio corrprando calificaciones i esto fué lo único que el confesante contó a Olegario, quien suele ir a su casa. En este estado mandó el señor juez suspender la presente confesion para continuada despues si lo hallaba por conveniente i la firmaron para su constancia dicho señor juez i reo de que doi fé —Hai una rúbrica del señor juez —Esteban Cuevas. —Ante mí. —Silva.

Concuerda con la confesion onjinal que se espresa que corte en el proceso en que actuó el escribano Fuentes por su turno; de órden del señor Juez del Crimen doi la presente copia —Santiago, Abril 6 de 1840. —Jerónimo Araos. —Escribano Público.



Núm. 11

El Presidente de la República [1] ¡Conciudadanos! Cuando cubierta la patria de gloria, asegurada su independencia i elevada a un alto grado de honor i de crédito entre las naciones, nos entregábamos a la lisonjera esperanza de consolidar i aumentar los bienes que nos habian proporcionado diez años de tianquilidad i órden; cuando a la sombra de nuestras instituciones, que cada dia nos empeñábamos en mejorar, i dirijidos por el mas profundo respeto a la Constitucion i a las leyes procurábamos conservar este don inestimable del cielo i nos gozabamos en los progresos de nuestra civilizacion, de núestra agricultura, de nuestras rentas, i de todos los ramos de prosperidad pública; cuando se difundía en todas las clases del pueblo un sentimiento jeneral de bienestar i conveniencia, cual nunca se había esperimentado en la República; cuando considerábamos que entre todos los estados hispano-americanos era nuestra patria la que había hecho progresos mas rápidos en la carrera de la felicidad social; i cuando los estranjeros, i aun nuestros mas encarnizados rivales reconocían estas ventajas, prefiriéndola para su residencia, como el pais en que se gozaba de mayor libertad, órden i tranquilidad; unos pocos díscolos, que fueron el tormento de cuanto Gobierno ha querido establecer el imperio de las leyes i de la moral, han tratado de arrebatarnos estos bienes, ocasionando un trastorno que nos sumerjiese en todos los horrores de la anarquía. Abusando de la liberalidad e induljencia del Gobierno, han formado reuniones del carácter mas ilegal i sedicioso, invocando todas las pasiones, despertando todos los odios, convocando a todos los malvados, i escitando a la mas peligrosa conmocion, de un estremo a otro de la República.



  1. Esta proclama ha sido trascrita de El Araucano del 14 de Febrero He 1840. —N. DEL R.