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SESION EN 27 DE SETIEMBRE DE 1833

tenido de sus últimas pájinas, copiado en los números 832, 34, 35 i 36 de La Miscelánea [1] haciendo abstraccion de lo que no es mas que un charlatanismo despreciable i servil bajeza, con el fin de dar alguna importancia al que no la ha tenido, ni es acreedor a ella por ningun mérito personal, i para distraer la atencion del verdadero punto de vista en que debe fijarse.

El doctor Rodríquez Aldea entra a la apoteósis de su Mecenas con las palabras siguientes: "Pero que mucho es que beba yo [2] el cáliz cuando el Excmo, ex-Director aun apura las heces! ¡Parece que la imprenta hubiese tomado a tarea el calumniarle!"

No es estraño que el doctor por los deberes de gratitud se esprese con tanta ternura al hacer elojío de su bienhechor; [3] pero, si lo es mucho que, cuando la imprenta estuvo por el espacio de seis años esclavisada a deprimir la virtud de los mártires de la Patria, ensalzar los mayores crímenes con el mas impudente descaro i con el mas grosero disfraz, causase admiracion al oir quejarse por un natural desahogo en los primeros momentos de su alivio a los ciudadanos desgraciados en medio de sus irreparables males.

"Una parte de éstos (los servicios de O'Higgins) ha sellado con su aprobacion la Excma. Junta: seis años (dijo) de un Gobierno coronado en todas sus empresas con sucesos felices, respetado entre los estraños, i temido al menos en nuestro territorio, había dado al Directorio pasado todo el poder de hacer bien."

Malae causape ejus patrocinum.

Como no es mui fácil, por grande que sea la fuerza mental, consérvase firme cuando se trata de sostener el enorme peso de hacer bueno lo que es malo, creo que se le fueron los piés al doctor Rodríguez Aldea, al insertar en apoyo de su elojio las anteriores espresiones de la Junta; i por eso él mismo sin conocerlo ha salido condenando a su cliente, donde talvéz pensaría defenderlo mejor.

Voi a ocuparme lijeramente de ellas para que Uds. se sirvan darme su opinion. I para fundarme cori menos impropiedad, se servirán concederme el que les recuerde primero algunos antecedentes que estarán talvéz mas a su conocimiento que al mió, en el supuesto de que Uds. se hallarían en Chile cuando sucedieron i yo estaba en Buenos Aires.

Conmovida toda la República por la insoportable arbitrariedad i repetidas violencias del ridículo tirano, se presentó reunido en 28 de Enero el vecindario de Santiago con la respetable i temible impotencia de un pueblo en el lleno goce de su soberanía.

No se le habría permitido conferir su ejercicio a representantes lejítimos de su libre eleccion. Su actitud era firme i vigorosa, i no había quien pudiese atreverse a resistirla sin esponerse a ser víctima de su impotente temeridad. O'Higgins, a pesar de su despreciable frenesí, midió mui bien el conflicto de su vidriosa situacion i a pretesto de hacerse oir entró al gran salon del Consulado que servía de teatro al majestuoso drama de la Nacion. Su único objeto fué salvar una miserable vida que está condenado por sus crímenes a arrastrar hasta su fin, cargada de los mas crueles remordimientos, sin embargo de que nadie pensó en acometer a ella.

El carácter distintivo de los chilenos es la jenerosidad i a mas era de la mayor repugnancia a todos manchar sus manos en la impura i negra sangre de un facineroso consuetudinario. El noble fin de sus votos estaba concluido con despedirlo al oprobio de su propia ignominia.

Con esto la obra era acabada; pero, como en tales circunstancias nunca faltan figurones farsantes que, sin mas mérito que un baston con borlas o un sombrero armado, tienen la audaz i ridiculísima impudencia de hacerse intérpretes de la opinion por lo mismo que nadie les hace caso; la astucia puso en juego todos los cubiletes en la de su habitual bajeza para ponerse en todo tiempo al abrigo de los caprichos de la fortuna; i con tan asquerosa conducta hicieron presentar a la capital de la República el despreciable espectáculo de un gran pueblo capitulando con su mui ruin tirano. Los sectarios que son muí vijilantes para sacar provecho aun de sus bien merecidos castigos, no descuidaron en hacer que se diese el aspecto de sancion popular, a lo que no era mas que la ridicula farsa de tres o cuatro miserables. De ahí solo viene lo que ellos pretenden llamar i han llamado con el nombre de interesante diálogo.

La Junta, a quien se confirió en esos momentos de crisis el poder administrativo, sin mas instrucciones que la confianza pública, se veía en la necesidad de dar principio a sus funciones gubernativas por calmar la exaltacion de los espíritus, primer deber de todo Gobierno. En ella había dos de nuestros mas respetables e incorruptibles paisanos, que hacen el ornamento de la Patria, los ciudadanos José Miguel Infante i Agustin Eyzaguirre. En la necesidad de espresarse para afirmar la tranquilidad, estaban

  1. Todos los periódicos i los escritores de esta capital han guardado la mayor circunspeccion en mi asunto, porque aun no es llegado el tiempo oportuno en que debe entrar bajo su dominio. Se exceptúan de la misma cordura El Mercurio i La Miscelánea que no la han tenido, porque ambos están bajo la inmediata dependencia de don José Joaquin Mora, mentor i escritor asalariado de don Bernardo O'Higgins.
  2. Garganta que bebe un cáliz, por pequeño que sea, es capáz de tragarse hasta un.
  3. Se entiende que siempre lo es con los empleos, con las rentas del Estado i con los bienes de los particulares; pero, de ningun modo con lo que él se ha apropiado. Tal es la miseria de su carácter, que hasta para comprar una muía se anda escondiendo. Su conversacion por lo comun es una continua plañeria de sus necesidades. Los sectarios estrañan la falta de aquella segura loteria, i por eso trabajan con tanto empeño por conseguirla de nuevo.