Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1833/Sesión de la Comisión Conservadora, en 27 de setiembre de 1833

Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1833)
Sesión de la Comisión Conservadora, en 27 de setiembre de 1833
COMISION CONSERVADORA
SESION 2.ª, EN 27 DE SETIEMBRE DE 1833
PRESIDENCIA DE DON DIEGO ANTONIO BARROS



SUMARIO. —Asistencia. —Aprobacion del acta de la sesion precedente. —Cuenta. —Oficios de recibo del Gobierno. —Acusacion de don C. Rodríguez por don J. Prieto i Warnes. —Acta. -Anexos.

CUENTA editar

Se da cuenta:

  1. De un oficio en que S. E. el Presidente de la República comunica que queda instruido de la formacion de la Mesa. (Anexo núm. 310. V. sesion del 4 de la Comision Conservadora.)
  2. De otro oficio en que el mismo Majistrado comunica haber mandado tomar razon del acuerdo relativo a la subsistencia de los empleados de Secretaría en sus puestos. (Anexo núm. 311. V. sesion del 4 de la Comision Conservadora.)
  3. De una acusacion entablada por don Joaquin Prieto Warnes contra don Cárlos Rodríguez i fundada en que el acusado ha hecho varias imputaciones al Presidente de la República en una carta publicada en Lima i dirijida a los Editores de El Mercurio de Valparaiso. (Anexo núm. 312. V. sesiones del 17 de Junio de 1828 i del 4 de Octubre de 1833.)

ACUERDOS editar

Se acuerda:

  1. Autorizar al Presidente de la Cámara para retirarse de la Sala por ser tio carnal del ofendido.
  2. Averiguar por medio del Secretario de la Cámara de Diputados si don Cárlos Rodríguez es todavía miembro de ella i hacer que el mismo acusado reconozca si es suyo el escrito por el cual se le acusa. (Anexos núms. 313 i 314. V. Comision Conservadora en 4 de Octubre de 1833.)

ACTA editar

SESION EN 27 DE SETIEMBRE

Se abrió con los señores Vial, Barros, Egaña, Elizalde, Gandarillas e Izquierdo.

Aprobada el acta de la anterior, se dió cuenta de dos comunicaciones del Presidente de la República, avisando por la primera quedar instruido de que la Comision Conservadora dió principio a sus funciones el 4 del que ríje i elejido su Presidente, Vice i Secretario, i por la segunda, hase mandado tomar razon en las oficinas que corresponden, del acuerdo que se le comunicó sobre que los empleados en la Secretaría continúen con las mismas dotaciones, hasta la siguiente reunion estraordinaria del Congreso; se mandaron archivar.

De un escrito de don Joaquin Prieto i Warnes, acusando a don Cárlos Rodríguez ante la Comision Conservadora por varias imputaciones que hace a su padre el Excelentísimo Señor Presidente de la República, en la carta que públicó en Lima el 30 de Abril del presente año, dirijida a los editores de El Mercurio de Valparaiso. El Señor Presidente pidió a la Sala le permitiese retirarse, pués por la calidad de tio carnal del ofendido no debía conocer en este negocio. Se accedió a ello, i puesto después en discusion, se acordó no hacer la declaracion que se solícita hasta instruirse por el Secretario de la Cámara de Diputados, si el acusado es actualmente miembro, pasándosele para el efecto oficio por esta Secretaría, i de que el espresado don Cárlos, es el autor del impreso acusado, haciéndolo reconocer a él mismo; i se levantó la sesion. —Barros, Vice-Presidente. Elizalde, Secretario.


ANEXOS editar

Núm. 310 editar

Quedo instruido por la comunicacion de V. E. 4 del que rije, haber dado principio a sus sesiones la Comision Conservadora i elejido a V. E. para Presidente, al Señor don Diego Antonio Barros para Vice-Presidente i al señor don Fernando Antonio Elizalde para Secretario.

Dios guarde a V. E. -Santiago, Setiembre 7 de 1833. —Joaquin Prieto. —Joaquin Tocornal. —Al Excmo. Señor Presidente de la Comision Conservadora


Núm. 311 editar

He mandado tomar razon en las oficinas que corresponde del acuerdo que V. E. me comunica con fecha 4 del que rije, para que los empleados de esa Secretaría continúen con las mismas dotaciones que les estaban asignadas, mientras se reúne el Congreso en sesiones estraordinarias. Lo comunico a V. E. en contestacion.

Dios guarde V. E. —Santiago, Setiembre 7 de 1833. —Joaquin Prieto. —Joaquin Tocornal. —Al Excmo. Señor Presidente de la Comision Conservadora.


Núm. 312 editar

CARTA A LOS EDITORES DE "EL MERCURIO" DE VALPARAISO SOBRE SU NÚMERO 1,332 [1]
Pauvres aveugles que nous sommes!
Ciel, démas que les imposteurs
Et torce leurs barbares coeurs
A s' ouvrir aux regards des hommes.
ROUSSKAU

Lima, 30 de Abril de 1833.

Señores:

La seguridad i el honor de nuestra Nacion i el mió me han puesto en estos dias la pluma en la mano, como os impondréis por mis escritos que a la fecha van en camino para ésa. Cuando tan sagrado deber me impelió a salir a la palestra, no creí ni remotamente tener que batirme con vosotros o con vuestros corresponsales.

Vuestro número 1,332 me pone en este caso, i yo no puedo desentenderme de la indispensable obligacion que he contraido de sostener a todo trance el decoro i la tranquilidad de mi Patria, contra los facciosos que se empeñan en hacerla el ridículo juguete de sus ruines aspiraciones. Con este propósito me he impuesto tambien el cargo de abstraer a los escritores de esa República de toda injerencia en los asuntos de ésta, como a los de aquí en los de allá.

El tiempo dirá si el resultado ha correspondido a mi empresa, i en su consecuencia, voi a dar principio, acometiendo a vuestros corresponsales.

Bajo el artírulo Correspondencia, insertais una diatriba injuriosísima contra el señor Presidente de esta República i contra su primer Ministro. Ella principia por las atroces palabras siguientes: El Gobierno actual del Perú proteje a los autores de los libelos que aparecen con frecuencia en Lima contra la administracion que rije nuestra República.

Vuestros corresponsales, para apoyar tan escandalosa blasfemia, se valen de que han llegado a sus manos algunos números de El Espectador de esta capital; de que su autor principia el número 4.º por un artículo en que se propone relacionar los acontecimientos políticos en Chile, desde el año de 27, sin otro objeto que el de aglomerar ridiculas i miserables calumnias contra los primeros funcionarios de la administracion que actualmente rije; de que el escritor es don Pedro Chappuis, que no tiene opinion propia i que no escribe sino cuando hai quien le pague i de que no puede ser el pueblo de Lima el que lo compre, porque nada le interesan (en el sentido que ellos indican) las ocurrencias políticas de Chile ni las cualidades de las personas que componen su administracion; ni tampoco los chilenos confinados, porque si ellos quisiesen, escribirían sin incurrir en los torpes errores cronolójicos i clásicas contradicciones del señor Chappuis.

Sin otros antecedentes, sacan vuestros corresponsales esta violenta i majistral consecuencia: Luego el Gobierno es el único que lo puede pagar i que lo paga. ¡Qué tal lójica, señores Editores! ¿Es exacta la consecuencia? ¿Por qué nada interesan al pueblo de Lima las ocurrencias políticas de Chile, le interesan al señor Presidente Gamarra? Esto era preciso haber probado para que correspondiese la deduccion.

¿I qué interés tiene este señor en vuestros bienes o males? ¿Qué utilidad le resulla? ¿Qué puede esperar? Nada mas, en mi concepto, que celebrar nuestra felicidad i deplorar nuestro infortunio, que es lo único que le permiten los deberes de su actual posicion. Sin embargo, vuestros corresponsales, mui satisfechos de sus peregrinas anteriores observaciones, nos dicen de voz en cuello que deben ser creidos aun por aquéllos que no tengan noticia de que el Gobierno del Perú dió quinientos pesos a Chappuis porque escribiese un periódico i que, habiendo publicado el primer número de El Espectador, se marchó a la hacienda de Montalvan, de donde se le hizo volver a Lima a continuar la redaccion.

¡Qué mala fé tan horrorosa, señores Editores, la de vuestros corresponsales!

Perdonadme que os hable con esta claridad o no me perdoneis porque lo hago mui de caso pensado para herirles i obligarles a desdecirse, si se penetran de la lijereza de su criminal injusticia i si se conserva aun en ellos algun rasgo de magnanimidad, lo acrediten de un modo terminante; pues entre las glorias del hombre no hai gloria como vencerse, o para precisarles a que repliquen a lo que les contesto, si apesar de todo se muestran renitentes en su caprichosa duplicidad.

¿De dónde han habido la noticia de los quinientos pesos i de la marcha a la hacienda de Montalvan? Sin duda que ellos tendrán al señor Gamarra, a mas de malvado, por un loco que arroja su dinero por la ventana, venga o nó al caso. Si él había dado quinientos pesos a Chappuis, ¿como es posible creer se fuese éste a la hacienda de Montalvan, que no es de aquel señor, sino en el dia poseída por don Bernardo O'Higgins i que sufriera se le despreciase con hacer semejante viaje inconsulto él, sin embargo de la obligacion pendiente?

Por otra parte, habiéndose leido los números de El Espectador debe haberse observado que el primero se publicó el 20 de Diciembre i el segundo el 2 de Enero. Si Chappuis, dado a luz el uno, se marchó a Montalvan, no había tiempo para que de regreso a Lima saliese el otro en su fecha. Solo de viaje a aquella hacienda hai cuatro dias de camino, que en ida i vuelta hacen ocho; a estos agreguen Uds. al menos uno o dos que se pasarían sin saberse la salida de Chappuis para hacerlo llamar, otros tantos que es de suponerse estaría en la hacienda, igual término se emplearía en la redaccion del papel i el mismo en su impresion; de donde resulta que no había tiempo suficiente para que saliese el 2 de Enero.

Uds. dirán que sus corresponsales no estarían enterados para hacer estos cómputos, i yo lo creo mui bien, pués en lugar de Montalvan ponen "Moltavan", pero, para asentar proposicion tan avanzada, como la suya, debieron imponerse de todo. Su error no les salva la nota de calumniantes, porque es mui culpable i sin escusa. Tambien si el señor Presidente Gamarra daba 500 pesos con el fin que se le atribuye tan gratuitamente, no es de presumirse que los entregase personalmente al asalariado, sino a alguna persona de su confianza para el efecto. Si los corresponsales de Uds. lo sabían, debieron haber nombrado a ésta, indicando las razones en que se apoyaban para atribuir el oríjen a aquel señor. Cuando se habla al público en materia tan grave se le debe presentar como presuncion lo que la sea, i no como hecho lo que no lo es, ni hai motivo fundado para creerlo por tal.

Vuestros corresponsales, no sin artificio, i sin duda para darse el aire de imparcialidad, dicen que no demandarían para el Perú la imputacion que hacen al señor Gamarra, si estuviesen ciertos de que todos sus habitantes conocían al escritor; i esto me hace creer que solo un espíritu maligno les ha puesto la pluma en la mano, cuando se contradicen con tan descarada impudencia. Poco mas arriba en su comunicado, han dicho con relacion a Chappuis: en Chile i en el Perú, tambien se sabe ya que él no escribe sino cuando hai quien le pague; de consiguiente, su escusa en esta parte no es mas que un pretesto para dar mas sobre seguro i a brazo tendido el golpe.

Siguiendo en el mismo sistema, dicen: que la honra universal de los magistrados de una Nacion es propiedad de los hijos de ésta. Yo les probaré mas abajo perentoriamente que ellos no corresponden a su doctrina, cuando no han mirado por el honor de los suyos en lo mas delicado de su honor i del de la Nacion atrozmente injuriada en uno de los papeles a que se contraen; i por lo pronto me permitirán preguntarles ¿cómo quieren que los peruanos sean indiferentes al ultraje de su Jefe si la honra universal de los majistrados de una Nacion es propiedad de los hijos de ésta?

Ellos saben mui bien que los hechos a que se refieren vuestros corresponsales son absolutamente falsos. Don Pedro Chappuis, llegó a Lima de Montalvan, donde había estado ocho o diez meses, el 7 de Abril del año pasado, i después no ha vuelto. El vino a parar a la posada de don José Copola, conocida bajo el nombre de fonda francesa, media cuadra de la Merced. En ella permanece hasta ahora corno yo que estaba alojado desde mi entrada en Lima, un dia antes que él.

Tambien es notorio que, desde el 1.º de Febrero, ha llevado el periódico titulado El Globo, en el que ha criticado las providencias administrativas del Gobierno; i por último, después de algunas insinuaciones que se manifiestan en varios números del mismo papel, por el del 23 aparece que un dia o dos antes de la llegada de vuestro Mercurio está intimado salir fuera del país. La órden aun no está revocada, ¡i quien sabe, señores, si vuestro Mercurio contribuya a hacerla inexorable, apesar de que el se ha enteramente decidido a una absoluta abstraccion de la política!

¿Si tendrán, señores, que reprenderse a sí mismos vuestros corresponsales el haber concurrido, por su indiscreta lijereza en escribiros, al infortunio de un hombre desgraciado en sus mas aflijentes circunstancias? No lo permita Dios i quiera mas bien mover el equitativo cotazon del señor Presidente de esta República en su favor, puesto que ya no puede ser del menor perjuicio, separándose de toda intervencion directa o indirecta en el actual órden de las cosas.

Después de todo esto, ¿habrá quién pueda pensar todavía que el señor Gamarra pagase su dinero para que hablasen tambien contra sus medidas gubernativas? Yo creo que ni aun vuestros corresponsales se atreverán ya a decirlo, si su temerario empeño no les ha prostituido hasta el fango de las mayores vilezas.

Está mui bien que vuestro señor Presidente don Joaquin Prieto jamás haya desmerecido la estimacion pública que, vuestros corresponsales dicen, se puso adquirir como bueno i honrado militar; como patriota distinguido i como ciudadano virtuoso; pero es mui estraño que, cuando ellos asientan que si en una época no obtuvo las confianzas del Gobierno, vivió relegado al olvido por la nota de amigo de don Bernardo O'Higgins; i que si esta solo pudo perjudicarle, ya reconocerá cuan poco digno ha sido de su aprecio el que después de haberle dañado con la influencia de su nombre como amigo , se ha convertido en protector del que le calumnia vilmente; puesto que si los ataques del sucio Espectador, como dicen vuestros corresponsales, al Jeneral Prieto, no los aprobase O'Higgins, no franquearía su casa i su mesa a Chappuis, su adecuado amigo; pero, sin embargo, no se atreven a decir que aquél pague a éste ni que esté devorado de una envidia que no puede disimúlar para maquinar contra el ilustre Jeneral Prieto; i estas dos imputaciones se las hacen mas bien al señor Gamarra. Esto sí es peregrino. Cansa ya examinar tan en detalle la conducta de los corresponsales. Ya siento el haberme metido en ello; pero, sin embargo, es preciso continuar al menos por si consigo que, en lo sucesivo, se eviten tan temerarias imposturas i que sean mas circunspectos los hombres que se atreven a presentar al público sus producciones. ¿Por qué motivo puede tener envidia el señor Gamarra al señor Prieto? ¿Ha sido jamás su rival? ¿Han estado alguna vez juntos en campaña? ¿Se conocen ni aun de vista? ¿No son ambos Presidentes cada uno en su respectiva República? El de ésta no tiene treinta mil pesos, segun creo, de renta anual, cuando el otro solo goza de doce? Para que haya lugar a envidias es preciso suponer algunas ventajas en el envidiado, i por lo espuesto, yo no diviso ningunas en vuestro señor Prieto, i deseo que Uds. tengan la bondad de apuntármelas. Si es cierto lo que Uds. dicen en su nota editorial que allá circulan libremente las filípicas de aquí contra ese Gobierno, tambien corren en Lima las horrorosas de allá; i si no traslado a las lástimas, con la agregacion de que aquí se escribe contra el Gobierno mismo, casi directamente o en términos alegóricos, como deben Uds. haberse desengañado leyendo El Telégrafo i El Penitente, fuera de otros muchos papeles sueltos que hasta los muchachos pregonan por las calles, cuando en los periódicos de Chile novemos mas que elojios i milagros del gobernante. Mucho mas podría decir, pero temo ofender talvéz a mi inculpable país, i esto sería mi mayor sentimiento.

Tambien se hacen cargo los corresponsales del periódico titulado La Verdad, de 9 de Febrero; i sin conocer que el artículo a que se diríjen es del andaluz don José Joaquin Mora, como se los probaré mui luego, se contraen a lo que no deben, injuriando a los peruanos en jeneral i mui en particular a uno de los mas respetables, i se desentienden ellos i Uds. SS. EE. de la mas atroz injuria con que aquel hombre ingrato ultraja el honor i bien merecido crédito de nuestra comun Patria.

Nadie me ha dicho que Mora sea el autor del comunicado de La Verdad, ni mucho menos se lo he visto yo escribir, pero por el estilo me parece indudable que él es el redactor, i voi a fundarme para que me digan Uds, si tengo razon o nó. En él son notables las palabras siguientes: desterrados i desvergüenzas —en indecentes bufonadas —muñecos hinchados de orgullo —de aquella caricatura —con esa augusta desnudez del suelo chile no —desplega sus virtudes i su civilizacion —robando vacas —que hacer en sus suntuosas tolderías —estos honoríficos antecedentes —gastado ya el terciopelo —cuya locura estaba demostrada como una proposicion de Euclides —ilustrado pueblo bajo de Valparaiso —el asesinato nacional —los homicidas eran hijos de Arauco, i con decir esto ha dicho todo —usurpadores ambiciosos —desvastadores de su sustancia —entonamiento bufonesco —regateado de precio de la desercion —compañías mercantiles —lójias conspiradoras —bolsas de los monopolistas —trazan sus amos —mas dignos los hombres que rijan la suerte de aquella desgraciada Nacion -los sucesos caminan a paso acelerado —veremos.

Ellas se hermanan mui bien con estas otras de El Mercurio Peruano de 6 del presente: Conspiracion tramada en favor del Jeneral O'Higgins —tono misterioso —Zenteno que no se ha prostituido como otros ni ha olvidado los deberes de la gratitud —un plan trazado por los hombres mas marcantes —depositar en su mano la suerte de la República —proyecto que existía i que existe i que existirá hasta su consumación —la Nacion entera llama a O'Higgins como el único que puede emanciparla —yugo afrentoso que la agobia —degradación que la contamina —ilustrada administracion —O'Higgins es un peso para los chilenos honrados —acusacion de negra ingratitud —reo la inmensa mayoría de la Nacion —el fundador de la libertad chilena —aseguran con datos infalibles —dos chilenos. Mora se ha confesado autor de éstas por un soneto que me dirijió sobre su firma en su Mercurio del 13. El no pudo negarlo. Se vió de cuerpo entero en mi Alcance i en su frenético despecho reconoció las últimas. Luego si son hermanas él es el lejítimo padre de unas i otras.

He aquí, señores Editores, lo que vuestros corresponsales no conocieron al escribiros, i por esto sin advertirlo, proporcionaron a ese antipático de la felicidad americana nuevo motivo de ejercitar su constante empeño en dividirnos. ¿Qué interés tienen vuestros corresponsales ni qué les va ni les viene en la felicidad o infelicidad de los indíjenas de esta República? ¿Salen acaso a su defensa por equidad o conmiseracion? ¿Les mueve a esta empresa algun principio filosófico? ¿Pagan ellos ni un maravedi de la contribucion que dicen horrorosa? ¿Los indíjenas les han nombrado sus curadores? ¿No elijen tambien al Congreso sus Diputados, que deben interesarse en el alivio de su suerte, si es desgraciada? ¿No es únicamente a esa Augusta Corporacion a quien corresponde determinar lo conveniente en la materia? ¿I si es así, como lo es en realidad, porqué increpar a la administracion la existencia de los males aun cuando sea cierto que los naturales los sufran? Si es verdad que el señor Ministro Pando, en su memoria a las Cámaras de 1831, hizo presente el monto de la exhibicion, este era su deber, como el de ellas disminuirlo si era excesivo, i si podía hacerse sin perjuicio de mayores males.

Si de nada vale a la situacion actual de la clase que vuestros corresponsales llaman abyecta, el recuerdo de la sabiduría de sus instituciones al tiempo de la conquista, qué les importa, ni en qué les ofende la comparacion con la desnudez del suelo chileno?

La jeneracion actual nada tiene de comun con los araucanos. Desde la conquista hasta lo presente, no han sido ni son otra cosa que una horda de facinerosos, vagabundos, indomesticables, oríjen de muchos males. En la revolucion han auxiliado mas bien a los realistas que a nosotros. Ellos son el receptáculo de todos los malvados que se acojen a sus tolderías para invadir i robar al pacífico labrador i demás honrados ciudadanos que padecen las desgracias de tenerlos por vecinos. Tambien son la causa principal de que se conserven en la República tropas veteranas para acometer a los Gobiernos i turbar la tranquilidad, cuando se les antoja. Si no fuera por eso, ya talvéz se habrían despedido. Concluida la guerra de la Independencia no tienen laureles que segar; i nos libraríamos de la nota de injuriosos a la dignidad de la especie humana, apareciendo como creyentes de que no puede haber quietud en la sociedad sin mercenarios.

Ved ahí los bienes que nos resultan de los que vuestros corresponsales llaman héroes, cuyos hechos son i serán monumentos de gloriosa memoria, en su sentir! No hai tales héroes. Sin virtudes no hai libertad, i sin libertad, no hai heroicidad. Los bárbaros feroces no las tienen ni pueden considerarse de otro modo que como unos salteadores incorrejibles. Sobre todo, dígase lo que se quiera, al tiempo de la conquista todos los indios desde el Cabo de Hornos hasta el Mechasebe, no eran sino miserables, imbéciles. Unos creían que las lentejas eran viruelas, i otros que el jinete i el caballo eran una misma persona, etc., etc. Si después algunas tribus han mejorado su condicion, los araucanos i los charruas parece que la han empeorado por su constante disposicion a los crímenes.

Si Ercilla, por ejercitar su musa, pintó a algunos como héroes, no es tiempo ya de acordarse de ellos. Nuestra gloriosa revolucion nos ha proporcionado entre nuestros conciudadanos, hombres verdaderamente dignos de ese glorioso i honorífico título.

Engolfados vuestros corresponsales en las maravillas de sus héroes araucanos, no reparan en las injurias que vierten tan injustamente contra esta República. Ellos dicen: "El Perú dió soldados a los tiranos para oprimir a Chile". ¿Cuándo ha dado el Perú esos soldados? ¿Ignoráis que los peruanos deploraban tanto como nosotros nuestras desgracias? ¿No sucede siempre que los tiranos que oprimen las Naciones, mui contra la voluntad de éstas, se aprovechan de las circunstancias i de mil casualidades que son inherentes al destino que violentamente ocupan para sacrificar a los pueblos con sus propios habitantes? Si no lo creen así vuestros corresponsales deberán tambien decir que Chile le dió soldados a los tiranos para oprimir al Perú. En 1815 el Jeneral Osorio, al mando del coronel Maroto, envió de ésa tropas que obraron mui activamente contra las de Buenos Aires en el Alto-Perú, hoi Bolivia; i si hemos de estar al modo de raciocinar de vuestros corresponsales, será preciso decir que Chile dió soldados a los tiranos realistas para que lo oprimiesen a él mismo, i al feroz O'Higgins para que acabase con mi padre i mis hermanos i con otros muchos chilenos. Si yo así lo creyese, detestaría a Chile mas que al infierno; pero no soi capáz de hacerle tan atroz ofensa.

Vuestros corresponsales, señores, prosiguen: "Los jenerosos chilenos fueron a dar libertad al Perú" ¿Cuándo han dado esa libertad los chilenos? ¿Quién puede darla? Los hombres no dan libertad, señores; ella es un don de la naturaleza i de nadie mas. Si no es así, vuestros corresponsales podrán decir que cuando quitan la venda han dado ojos, i que cuando cortan la cuerda a un hombre atado, le han dado brazos i piernas. Yo creo, señores, de que vuestros corresponsales no saben lo que es libertad. Sus espresiones no son propias de republicanos, sino de monarcómacos como el andaluz charlatan, de aristócratas i estratócratas. Está mui bien, i es mui satisfactorio que los chilenos hubiesen venido en auxilio de sus hermanos los peruanos, para espulsar a los españoles; pero esto no autoriza para estarles refregando de un modo indigno ese deber, como un gran favor que mas bien resiente que otra cosa. Yo no querría que nadie me librase de la muerte i preferiría mas bien perecer, si me había de estar a cada rato echando en cara semejante gracia.

Que una seccion de América haya ayudado a otra en su lucha contra la España, mas bien ha pendido de las circunstancias que de otro principio. Si nosotros en 1810 tuvimos la dicha de que estuviese a la cabeza del Reino el ilustre i virtuoso ciudadano don Mateo del Toro i Zambrano, único de quien con menos impropiedad puede decirse el fundador de la libertad chilena, i que éste convocase al pueblo para dar principio a la revolucion, los peruanos tenían entonces a su frente al visir Abascal. Si hubiese sucedido a la inversa, talvéz éstos hubieran ido a auxiliarnos con mas gusto i menos ostentacion. Si los peruanos no hubieran querido romper sus cadenas ni veinte Ejércitos de Chile, como el que vino en 1820, podrían haber hecho nada. Ellos allanaron luego, con sus caudales i con sus personas, el buen éxito de la empresa; i por fin, con su preciosa sangre firmaron en Ayacucho su suspirada Independencia.

No es mi objeto oscurecer el relevante mérito de Chile, mi ilustre Patria, en su sagrada causa contra España. Yo sé mui bien que él fué el primero de los Estados de América que ayudó a los otros para el mismo fin. El mandó en 1811 tropas auxiliares a Buenos Aires, reclutas para formar un cuerpo veterano, i después pólvora i balas, con otros útiles de guerra. Regocíjese enhorabuena interiormente por la sólida gloria de haberlo hecho, pero no permita que escritores irreflexivos lo presenten con un aire de afeminada vanidad. Su proceder ha sido tanto mas sublime i heroico cuanto que la rejencia de Cádiz había reconocido su Junta Gubernativa, única que mereció su aprobacion, como lo dice el americano Mier en una de sus cartas al español Blanco sobre la Independencia de Venezuela, i yo digo ahora que eso fué debido a los esfuerzos de mi hermano materno Joaquin Fernández de Leiva, que murió aquí de oidor en lo criminal el año de 1814 i que en 1810 era Diputado suplente por Chile en las Cortes estiaordinarias de la isla de Leon. El nos escribió que el dia del juicio se sabría lo que había trabajado por conseguirlo. Esto no nos causó admiracion, porque ese era su deber, ni jamás lo cacareamos como otros que, con palabras, quieren cubrir sus grandes maldades. Si ahora lo digo, es porque viene al caso, en honor de mi país, i porque habiéndose querido insultarme en mi desgracia no he tenido el menor motivo por que abatitme. Si soi un tal absolutamente desconocido en el Perú, como me lo ha dicho el andaluz, es porque quiero serlo i no porque crea que desmerezco ser admitido en ninguna de las sociedades que envanecen a ese prófugo parvenú, cuando las presenta como por título de la importancia i tono que pretende darse.

No dudo, señores Editores, que vuestros corresponsales hayan tenido mucha razon en resentirse por el execrable ultraje que se infiere a nuestro país en decir "que harto hace el Perú con reparar los despojos i rapiñas que sufrió de los que se han dicho sus libertadores," Ciertamente, esto es mui horroroso, porque si hubo talvéz algun maligno de aqué los que nunca faltan en los I paises mejor constituidos ni en los ejércitos mas bien disciplinados, que cometiese alguna depredacion, no hai el menor motivo para hacer que su iniquidad refluya contra el honor i crédito de todos. Sé muí bien que, por mi actual posicion, no me corresponde meterme a dictar i sostener los remedios que la gravedad del asunto exije; pero no dejaré de decir que deseo en el alma que el Gobierno de Chile, en vindicacion del honor nacional i de nuestros ilustres guerreros, reclame oficialmente una solemne reparacion; es decir, que obligue a confesar públicamente que no han habido tales despojos ni rapiñas, o que si las hubieron, pague él hasta el mas mínimo cuartillo, bien sea con dinero al contado, i con preferencia a todo otro gasto, o con el de la deuda que demanda; nombrándosele espresamente los pérfidos que cometieron tan infame crímen.

Chile se halla en esta responsabilidad por haber tenido, al tiempo de la espedicion, al frente de la República a un hombre que, paniaguado para sus inicuas miras con el que la vino mandando en jefe, no supo contenerle en los estrechos límites de su mision, i le consintió, a pesar de las instrucciones del Senado, el que se convirtiese en mandon absoluto de este país, bajo el suave nombre de protector. Si los peruanos hubiesen elejido libremente, como no debió habérseles impedido, las autoridades de su confianza, ellos se habrían puesto en hombres íntegros i firmes que hubieran prevenido toda exaccion violenta. Sin embargo, señores, de haber concedido la razon en esta parte a vuestros corresponsales, no les encuentro escusable, ni aun en medio de la mayor exaltacion que debo suponerles por su justa indignacion, para que imputen la injuria al señor Pando, i mucho menos para que le traten del modo tan cáustico como lo han hecho. El señor Pando es uno de los primeros estadistas del Perú, i cualquiera que lea sus escritos sabrá tributarle el debido homenaje que se merece. A primera visia se conoce que, a sus producciones, no solo concurre la cabeza sino tambien el corazon, i esto solo basta para probar que no es autor de la obra que se le atribuye. Vuestros corresponsales le tratan de corrompido i enemigo de Chile, i ¿en qué se funda para denigrarle tan atrozmente? Cuanto a lo primero, apesar de que debe tener enemigos, por los altos destinos que ha desempeñado, sin arrebatarlos, no se le ha calificado ninguno de aquellos hechos que hacen me recedores de ese epíteto a los que los cometen.

Aunque yo no tengo el honor de tratar al señor Pando, ni lo pretendo, no ignoro que posee todas las grandes cualidades que hacen recomendable a un hombre de honor e ilustre, i estoi informado de un hecho que me le hizo apreciable sin conocerle, que no es comun a todos, i desvanece victoriosamente las gratuitas imputaciones con que vuestros corresponsales se han avanzado en su vilipendio. En 1827 o 28 oí a su pariente don Ventura Blanco Encalada, hablando en elojio de este señor, decir (no recuerdo si con la carta en la mano) que le escribía, hallarse tan fastidiado de las cosas de por acá, que no distaría, si se le proporcionase, pasar a Chile a desempeñar en alguno de sus Ministerios el destino de oficial mayor. ¿Qué os parece, señores, este ejemplo de moralidad sublime, por el rango a que habían elevado al señor Pando sus talentos? ¿Es propio de un corrompido enemigo de Chile? A vuestros corresponsales toca la respuesta.

Tened por indudable, señores Editores, que ningun peruano toma parte en nuestras disensiones. Sus costumbres i sus procederes son como los de las demás secciones de América, característicos de la bella índole de nuestras Naciones i de la apacibilidad de su dulce clima.

El señor Gamarra no niega el acceso a su persona a ningun chileno que quiera verlo, sea de la faccion que fuese o de ninguna, sin hacer caso de sus rencillas, 1 estoi cierto que se prestará gustoso a cualquiera medida que sea de alguna utilidad recíproca para esta República i para la de Chile, siempre que cavilosas etiquetas i ridiculas suspicacias no presentan el aire de la mala fé i de la desconfianza: ajentes mui opuestos a la buena armonía de una perdurable union. Es verdad que hai malvados que toman su nombre para darse importancia i aprovecharse a favor de sus pérfidas maquinaciones, con la ayuda de sus sectarios del facinamiento de los negocios; pero, no crean ustedes absolutamente nada a este respecto. Esa es la antigua táctica de los O'Higginistas desde el tiempo del Jeneral Bolívar. Ustedes se acordarán de todo lo que se hacía correr en ese entonces, i consecutivamente después. Nadie puede haber olvidado como en 1826 se nos quiso hacer creer que iba una espedicion formal al mando de O'Higgins para subyugar Chile al Libertador de Colombia. Todos despreciaron la especie, pero no dejó de irritar que un ridículo faccioso aspirante fuese el oríjen 0 el mismo promotor de ella.

Así no estrañen ustedes que sus confidentes, asquerosos panfletarios, i él tomen el nombre del señor Gamarra para alentar la esperanza tan criminal como visionaria de sus sectarios conspiradores, sin reparar en el deshonor i descrédito de nuestro desgraciado país. Su máxima constante es la de visitar en los dias mas solemnes i de mas publicidad, a los gobernantes para inspirar la idea de que goza de gran favor, porque no le dan con las puertas por la cara. Con este medio cree imponer a los incautos para sacar partido en los casos que le convenga, i de que le hagan la corte i las cortesías que le lisonjea mucho, como el que traten de Excelencia i de mi Jeneral.

Hasta a mí se han atrevido con tan ridicula i sucia intriga. Ya he dicho en mi anterior papel que luego que salió mi Alcance habían hecho correr que yo lo había dado, porque tenía licencia para volver a Chile bajo esa condicion o por conseguirla. Después he sabido, añadían, que aunque la tuviese no me escaparía porque estaba sobre aviso el señor prefecto; i que el señor Gamarra había dicho a O'Higgins que era preciso echarme fuera del país, i que él le contestó que de ninguna manera, que lo que quería era que se siguiese el juicio de su denuncia sobre mi papel. Yo no he creído nada de esto, porque conozco mui bien a lo que tienden todas esas falsedades" que desprecio altamente; i aunque fuese cierto, no por eso tengo de salir subrepticiamente de este país ni de ningun otro, aunque esté el cadalso a la vista. Tampoco me importaría nada que me espulsasen, fuese adonde se fuese, por haber dicho la verdad. Estoi resuelto a decirla siempre que lo crea justo i conveniente, i tenga imprenta, suceda lo que sucediere después.

Si los corresponsales de ustedes hubiesen tenido la misma circunspeccion para despreciar las mismas ridiculas estravagancias que les soplan por allá, habrían sido mas cautelosos al escribir su comunicado, i no hubieran proporcionado al redactor de la última columna del número 41 de La Verdad, el criminal placer de atizar la discordia, no solo con relacion a los gobernantes sino tambien a las dos Naciones. El estilo no me parece de Mora, pero la sustancia, es decir, la malignidad de las ideas sí. Solo un hombre de igual carácter puede haberlas concebido i vertido con tan descarada i ruin impudencia. El redactor de la citada última columna de La Verdad dice, con respecto a El Mercurio de Uds: "Entrar en una respuesta detallada a las sinrazones amontonadas en aquella produccion sería degradarnos". Luego, a las cuatro líneas después de haber estampado esto, prosigue: "Unicamente hacemos mencion de esta ocurrencia por la singular especie con que el artículo termina". Mas en claro no puede presentarse la mala fé del escritor. El imputa a vuestros corresponsales, como singular especie, lo que él mismo les dice, i es en realidad del número 21 del periódico titulado La Verdad del sábado 9 de Febrero, i está a la letra inserto al principio de la última columna. Con hombres de esta clase no debe de ningun modo entrarse en contestaciones. No será estraño que mañana u otro dia os digan que, en vuestro Mercurio Peruano o en vuestro periódico La Verdad, les habéis dicho todo lo que ellos escriben contra Chile. Así os suplico encarecidamente que no les contestéis una sola palabra. Estad ciertos, oslo repito, que ningun peruano tiene la menor parte en semejantes producciones si no únicamente los aventureros venales, que quisieran vernos despedazar para sacar partido de nuestras desavenencias, i que les sirviesen de mérito ante su amo Fernando para conseguir alguna toga. En los papeles de Mora, no encontrareis una sola línea filosófica. Todo su empeño es hacerse el intérprete de la opinion i soplar activamente la discordia. Todos sus escritos se resienten de este funesto espiritu. Una sola tilde no se ve en ninguno de ellos, dirijida a apagar el voraz fuego de las pasiones. No son Uds., S. S. E. E., capaces de penetrarse de la infernal vívora que Chile abrigó en su seno. Estoi mui impuesto de todos sus hechos i de todas sus iniquidades. Pregunten Uds. al coronel don Francisco Latapiat lo que me dijo con respecto a él, pocos dias antes de su salida para ésa, sobre cierto papel que se publicó aquí ahora nueve o diez meses; i si él les autoriza den a la prensa lo que les diga. El me mostró tambien unos versos que había hecho dándole en cara con la felonía de su delacion sobre lo mismo que había aprobado, habiéndole consultado, cuando debió disuadirlo, como yo lo hice nécianiente de la impresion de los versos que me mostró, atribuyendo a lijereza de aquél lo que era solo efecto de la mas refinada maldad, tanto en la aprobacion como en la denuncia.

No se cansen Uds., repito, i todos los periodistas de esa República de predicar que se desentiendan absolutamente de cuanto les calumnien las prensas de acá. Todo, todo es obra de Mora asalariado por O'Higgins. A éste le complace sobre todo que se ocupen los papeles públicos de él, por que cree que de ese modo se allana el paso para asaltar el Gobierno de esa República. Por eso, jamás se ha abstenido de sus libelos famosos. Uds. deben tener presente, fuera de otros muchos, el Cuadro Histórico, el Chilote, sus proclamas, etc., etc. —Todos, todos impresos en esta ciudad en la prensa de don José María Concha.

Ya que vuestros corresponsales, con bastante sentimiento mió, tuvieron por conveniente ocuparse del comunicado del número 21 de La Verdad de 9 de Febreio ¿como pudieron ellos i Uds. pasar por alto lo mas denigrativo e injurioso al país? ¿No saben que, en tales casos, el hacerse cargo de lo menos, i desentenderse de lo mas grave, es confesarlo tácitamente? ¡Ah, señores! que descuidos tan reprensibles! no han leido Uds. en el citado periódico: —¿No es, en efecto, una vergüenza que el Perú no haya arrojado de su seno a los que contribuyeron a hacerle libre, i que, en lugar de esto, haya recibido con los brazos abiertos a los que dieron la libertad a Chile? ¿No conocieron Uds. que esto era única i esclusivamente con relacion a O'Higgins? ¿A quién aluden los brazos abiertos? A nadie mas que a él solo se le ha obsequiado aquí pródigamente con las haciendas de Montalvan i Cuiva en el valle de Cañete, i con la decoracion de Gran Mariscal del Perú. De consiguiente, es indudable que a él solo se quiso presentar como fundador de la libertad chilena; i siendo así, ¿cómo pudieron ser Uds. indiferentes a tan ultrajante insulto? Me dirán talvéz que, por desprecio, i que eso poco importa, puesto que al mas ridículo fátuo se permite muchas veces el vulgo llamar por burla el Padre Eterno. Mui bien.

Pero ¿podrá considerarse en el mismo órden lo siguiente del propio comunicado del citado número 21 de La Verdad de 9 de Febrero, i que se ratifica en el 41 del 26 de Abril? I en cuanto a enemistad para con los estranjeros, de eso no hai que hablar. Todavía está fresca la sangre del pobre capitan Paddock, cuya locura estaba demostrada como una proposicion de Euclides; pero que, sin embargo, murió ahorcado porque el ilustrado pueblo bajo de Valparaiso quiso ver morir a un estranjero". ¿Podrá esto tambien mirarse con desprecio? ¿Habrá chileno, por mas estoico que sea, a quien no se le hayan abrasado el corazon i demás entrañas al leer escrita con letra de molde tan atroz calumnia solo propia del digno mentor de O'Higgins? ¿Cuándo el pueblo bajo de ningun punto de la República se ha manifestado jamás con el mas mínimo síntoma de tan feroz barbarie? ¿No es tambien el de Valparaiso el mas ocupado de todos i el mas contraído a su trabajo? ¿Puede decirse ni mucho menos creerse que estuviese en una brutal actitud amenazante tantos dias cuantos debieron pasarse en la formacion i término del proceso, como era preciso para que pudiese afirmarse que sobre su influencia habían recaído los fallos de la primera i de la segunda instancia?

La majistratura judicial de Chile que, en todos tiempos, ha dado auténticos testimonios de su integridad i rectitud en el exacto desempeño de sus deberes ¿cómo es posible creer que se decidiese a conocer en el juicio, si se notaba el menor asomo de un ájente estraño capáz de tachar i hacer sospechosa la impasibilidad que siempre preside a sus resoluciones? Mis justificados i esclarecidos compañeros de la Corte Suprema, que por nuestras leyes tiene la superintendencia directiva, correccional, económica i moral ministerial sobre todos los tribunales i juzgados de la Nacion ¿cómo no hubieran, en la majestad de sus elevadas facultades i en la estension de su prudente discernimiento, tomado alguna precaucion para poner un muro impenetrable entre la salvaje impetuosidad de la clase abyecta las sagradas funciones de los majistrados? Ellos han dado siempre pruebas constantes de su independencia i firmeza en el alto desempeño de sus obligaciones.

Me parece ya oir decir a Uds., señores Editores, que las cortas razones que me he tomado la libertad de apuntar, en vindicacion de la injuria, son por si manifiestas, con el solo hecho de haberse ejecutado al desgraciado criminal, i que sería degradarse (es la espresion de moda) querer dar satisfaccion a hombres que no la merecen.

Puede mui bien ser así, pero yo no estoi tan corriente con esa doctrina, al menos en el presente asunto i creo que Uds. podían hacer un servicio importante tributando a la opinion pública el respeto que se merece. Segun nuestro reglamento de administracion de justicia puede imprimirse todo proceso. Uds. harían una obra honorífica al país, en ir dando por trozos en sus columnas el del capitan Paddock. Entonces se vería si su locura estaba demostrada como una proposicion de Euclides, o si se le aplicó con justicia la pena de su delito. Con las acusaciones i las defensas debe haberse acreditado si se tuvieron presentes o nó, el grado i tiempo de demencia que la lei determina para absolver o condenar al reo que se acoje a ella. El caso es raro i ha dado pretesto a los aventureros, siempre dispuestos a acriminarnos con los negros tiros de su mordacidad, para regocijarse en su pérfida i habitual conducta. Si Uds. se sirven corresponder a mi deseo, creo que justificarán tambien hasta la evidencia, que el carácter del pueblo bajo de Valparaiso no es feroz como el de los jitanos andaluces, que en 1808 descuartizaron en Cádiz a su respetable gobernador el Jeneral Solano. Esta medida no se resiente de recriminaciones violentas, i hará reconocer que en Uds. no hai otro interés que el de la justa defensa del honor nacional, alevosamente atacado bajo las tinieblas de un vil anónimo.

En conclusion, sobre su Mercurio debo decir a Uds. que, aunque lo he examinado con tan detenida estension, no por eso he dejado de traslucir que sus corresponsales no son tales chilenos, como se firman, sino mas bien expatriados o emigrados de por acá, asilados en ésa. Ellos han tomado, segun parece, por pretesto la defensa de los señores Prieto i Portales, pero no por eso deja de descubrirse que solo trataron de hacerse patronos para lanzarse con mas seguridad, i de algun apoyo en su principal objeto de injuriar al señor Presidente de esta República i a su primer Ministro. Puedo yo mui bien estar equivocado, pero digo lo que creo i por qué. La defensa me parece mui tibia, el honor de Chile mui descuidado i casi comprometido por lo mismo que se dice en su favor. La acriminacion presenta un alma enteramente ocupada de esa fuerte pasion. Es mui justo que los señores peruanos, asilados en ésa, sean compadecidos i ausiliados en cuanto sea posible. Sin meterme a calificar el motivo de su desgracia, ella sola basta para hacerlos acreedores a toda hospitalidad; pero no por eso debe permitírseles que nos comprometan. Yo soi de sentir que no solo deben negarles los periodistas lugar en sus papeles para producciones como la que ahora nos ocupan, sino tambien absolutamente todas las prensas sus tipos, al menos si no dan sus firmas. Si son patriotas deben ser enérjicos i reclamar de frente el derecho de su justicia, sobreponiéndose a todo temor. Por otra parte, ellos tienen todos los años su Congreso, al que, cuando no sea mas que por el derecho de peticion, pueden ocurrir por sí o por medio de sus Diputados, que en una gran parte hablan con absoluta libertad e independencia.

A las prensas de Chile, a sus escritores i a todos los ciudadanos se les presenta en el dia otro teatro mas digno de sus talentos, de su probidad, de su enerjía i demás virtudes. La seguridad del país i el honor nacional lo demandan imperiosamente. Don Bernardo O'Higgins trabaja al presente con mas actividad que nunca por volver a subyugar la Nacion, para repetir sus atrocidades, talvéz con mas crueldad i alevosía, sí aun es posible que las puedan haber mayores, desde el puesto que se elije para cometerlas. El Mercurio Peruano de 6 del presente me lo intimó de un modo decisivo i terminante. Yo he salido al frente con la invencible firmeza, el coraje indomable i la libertad de principios de un republicano. Estas cualidades solo las debo a la naturaleza i a mi adorado padre, que supo oportunamente afirmarlas con su irreprensible ejemplo, con sus paternales consejos i con sus constantes desvelos por inspirarme el noble sentimiento de la virtud. Ellas son mis únicas armas i no dejaré de emplearlas sean cuales fueren las circunstancias en que el honor de mi Patria o el mió propio las demanden.

Por lo pronto solo creí preciso publicar el lijero bosquejo de mi Alcance, para hacer conocer que estaba en guardia contra la agresion. Mi advertencia no contuvo a los enemigos que, en su instinto de despecho, volvieron a la arena con los números 13, 15 i 17 del mismo Mercurio. Les contesté con mis papeles: Al mas vil, etc. i con la Carta al señor Pinto. Esta era su actitud hasta el sábado 27, en que han aparecido en La Misce- lánea (diario de esta ciudad) las últimas pajinas de un folleto que dió a luz, (no el 28 de Mayo, como se dice, de 1822, sino en Agosto o Setiembre de 1823, segun recuerdo, pués solo circuló meses después de mi regreso a Chile, que fué en Junio de 1823, por la caída del tirano, acaecida en 28 de Enero del mismo año) el doctor don José Antonio Rodríguez Aldea, Ministro que fué de Hacienda i Guerra, en los últimos dos o tres años de la época de la administracion del Excmo. Señor Capitan Jeneral, nombrado por sus mismas criaturas, por los deberes de la gratitud, don Bernardo O'Higgins, Presidente de la lejion de honor, que instituit Gran Mariscal del Perú i Supremo Director vitalicio de Chile, con Jacultad de nombrar sucesor post mortem.

Apesar de las mas activas dilijencias que he practicado, en el mui estrecho recinto de mi círculo, por encontrar el folleto para hacerme cargo de él, no he podido conseguirlo. Yo tengo presente que no obstante la estraordinaria estension de sus muchas citas mas numerosas que las de Pichardo, de institutis, en último resultado no se sacaba otra cosa sino que O'Higgins, en el infernal período de su mando, había ejercido una dictadura i que por ese principio no había derecho para juzgarle o reconvenirle. Esta doctrina, segun me parece, fué mí ilustre amigo, el ciudadano Camilo Henríquez, ya finado, quien primero la apuntó como un temperamento propio de su dulce carácter para calmar la ajitacion de los espíritus. Yo no la profesaré jamás, i me basta que, para no responder de sus operaciones, un hombre se acoja a ella bajo ese velo o el de facultades estraordinarias, que es el corriente entre nosotros, para tenerlo por un gran criminal. Sin embargo, nunca distaré de que no se haga el menor mal a O'Higgins; de que no se le toque en un centavo de su inmensa fortuna; i de que ni aun se le impida volver al país cada i cuando quiera, si es capáz, que lo dudo, de existir en él como ciudadano pacífico.

Creo haber dado pruebas constantes de mis jenerosos sentimientos en esta parte por mas de quince años. Yo jamás he pedido nada ni publicado una sola letra contra él, excepto el espreso al Virrei de Popayan, hasta lo presente. En el Congreso de 25 defendí a sus sectarios con todo el fuego que me es característico, cuando creo que el honor i la justicia lo demandan.

Todo Chile es testigo que en la sala de la misma Representacion Nacional,en sesion pública, se me insultó, diciéndome que estaba complotado con los que habían derramado la sangre de mi familia, nada mas que porque no me aprovechaba del eminentísimo cargo de Diputado, que tenía el imponderable honor de desempeñar para prostituirlo hasta el inmundo lodazal de las venganzas, con perjuicio del honor de la Nacion, en mi concepto, i de su tranquilidad. En Chile está el que me lo dijo, como tambien el que, con las lágrimas en los ojos i con los brazos abiertos, me felicitó por la firmeza de mi integridad, segun se espresó i en ese entonces era el principal que se apuntaba como el peor i mas faccioso conspirador. Él me ha desterrado con el mas horroroso absolutismo, después de haber consentido u ordenado que se me infiriesen los mayores vejámenes i violencias, como protesto esclarecerlo oportunamente, i que aun se atentase a mi vida, segun lo indiqué, sin el menor provecho, al Presidente del Senado, don Fernando Errázuriz, i al Senador i Fiscal de la Corte Suprema, don Mariano Egaña, a quiénes, en desempeño de sus deberes, por los que les imponen nuestras leyes, en el ejercicio de los destinos que ocupaban, era de obligacion el reclamar por mí. El último se escusó hasta de ir a la cárcel, sin embargo de haberle mandado llamar con el sarjento mayor don Tadeo Quezada, i de que por nuestras instituciones no podía prescindir de hacerlo. Yo estaba autorizado para llamarle por la doble prerrogativa que me correspondía por Diputado i por Ministro de la Corte Suprema.

Apesar de todo esto i de la repetida esperiencia de las ingratitudes i maldades de los hombres, que he adquirido en mis infortunios i fuera de ellos, no me arrepiento de mis anteriores procederes, i siempre me gloriaré de haberlos practícado. Con una conducta en contrario, no podía yo resucitar a mi padre i a mis hermanos. Aun cuando hubiese sido posible, por su suerte ni por la mia, yo no debo jamás prostituirme a cometer lo que crea un crimen. Jamás lo he cometido ni hecho derramar una sola lágrima a nadie. ¡Ojalá que muchos pudieran decir otro tanto con la misma verdad!

Perdonad, señores Editores, este corto desahogo a un hombre que, entregado únicamente a sí mismo, sin pretender turbar la quietud ni los goces de nadie, se ha intentado que, en medio de su infortunio, se envileciese el mismo con su silencio; i permitidme continuar sobre el importante asunto que a todos los chilenos interesa.

La dictadura no estaba establecida por nuestras instituciones antiguas ni por las del primer período de la revolucion, hasta que O'Higgins asaltó al mando. Él jamás oyó a la Nacion. Siempre temió su justa indignacion. Ni para declarar la Independencia se atrevió a convocar a sus representantes; i los chilenos sufren hasta hoi la vergüenza de que el primero i mas sublime de sus votos, por el que abundaron en tantos sacrificios i en tanta sangre derramada, no tenga otra manifestacion que un miserable pedazo de papel firmado por O'Higgins i sus Ministros; i de que carezca la República del majestuoso sello de los escojidos del pueblo, únicos capaces de presentar sus grandes actos con el imponente aspecto de la solemne voluntad de la omnipotencia nacional.

No obstante que no he hallado el folleto, me permitirán Uds. hacer algunas observaciones sobre lo que me parece mas notable en el con- tenido de sus últimas pájinas, copiado en los números 832, 34, 35 i 36 de La Miscelánea [2] haciendo abstraccion de lo que no es mas que un charlatanismo despreciable i servil bajeza, con el fin de dar alguna importancia al que no la ha tenido, ni es acreedor a ella por ningun mérito personal, i para distraer la atencion del verdadero punto de vista en que debe fijarse.

El doctor Rodríquez Aldea entra a la apoteósis de su Mecenas con las palabras siguientes: "Pero que mucho es que beba yo [3] el cáliz cuando el Excmo, ex-Director aun apura las heces! ¡Parece que la imprenta hubiese tomado a tarea el calumniarle!"

No es estraño que el doctor por los deberes de gratitud se esprese con tanta ternura al hacer elojío de su bienhechor; [4] pero, si lo es mucho que, cuando la imprenta estuvo por el espacio de seis años esclavisada a deprimir la virtud de los mártires de la Patria, ensalzar los mayores crímenes con el mas impudente descaro i con el mas grosero disfraz, causase admiracion al oir quejarse por un natural desahogo en los primeros momentos de su alivio a los ciudadanos desgraciados en medio de sus irreparables males.

"Una parte de éstos (los servicios de O'Higgins) ha sellado con su aprobacion la Excma. Junta: seis años (dijo) de un Gobierno coronado en todas sus empresas con sucesos felices, respetado entre los estraños, i temido al menos en nuestro territorio, había dado al Directorio pasado todo el poder de hacer bien."

Malae causape ejus patrocinum.

Como no es mui fácil, por grande que sea la fuerza mental, consérvase firme cuando se trata de sostener el enorme peso de hacer bueno lo que es malo, creo que se le fueron los piés al doctor Rodríguez Aldea, al insertar en apoyo de su elojio las anteriores espresiones de la Junta; i por eso él mismo sin conocerlo ha salido condenando a su cliente, donde talvéz pensaría defenderlo mejor.

Voi a ocuparme lijeramente de ellas para que Uds. se sirvan darme su opinion. I para fundarme cori menos impropiedad, se servirán concederme el que les recuerde primero algunos antecedentes que estarán talvéz mas a su conocimiento que al mió, en el supuesto de que Uds. se hallarían en Chile cuando sucedieron i yo estaba en Buenos Aires.

Conmovida toda la República por la insoportable arbitrariedad i repetidas violencias del ridículo tirano, se presentó reunido en 28 de Enero el vecindario de Santiago con la respetable i temible impotencia de un pueblo en el lleno goce de su soberanía.

No se le habría permitido conferir su ejercicio a representantes lejítimos de su libre eleccion. Su actitud era firme i vigorosa, i no había quien pudiese atreverse a resistirla sin esponerse a ser víctima de su impotente temeridad. O'Higgins, a pesar de su despreciable frenesí, midió mui bien el conflicto de su vidriosa situacion i a pretesto de hacerse oir entró al gran salon del Consulado que servía de teatro al majestuoso drama de la Nacion. Su único objeto fué salvar una miserable vida que está condenado por sus crímenes a arrastrar hasta su fin, cargada de los mas crueles remordimientos, sin embargo de que nadie pensó en acometer a ella.

El carácter distintivo de los chilenos es la jenerosidad i a mas era de la mayor repugnancia a todos manchar sus manos en la impura i negra sangre de un facineroso consuetudinario. El noble fin de sus votos estaba concluido con despedirlo al oprobio de su propia ignominia.

Con esto la obra era acabada; pero, como en tales circunstancias nunca faltan figurones farsantes que, sin mas mérito que un baston con borlas o un sombrero armado, tienen la audaz i ridiculísima impudencia de hacerse intérpretes de la opinion por lo mismo que nadie les hace caso; la astucia puso en juego todos los cubiletes en la de su habitual bajeza para ponerse en todo tiempo al abrigo de los caprichos de la fortuna; i con tan asquerosa conducta hicieron presentar a la capital de la República el despreciable espectáculo de un gran pueblo capitulando con su mui ruin tirano. Los sectarios que son muí vijilantes para sacar provecho aun de sus bien merecidos castigos, no descuidaron en hacer que se diese el aspecto de sancion popular, a lo que no era mas que la ridicula farsa de tres o cuatro miserables. De ahí solo viene lo que ellos pretenden llamar i han llamado con el nombre de interesante diálogo.

La Junta, a quien se confirió en esos momentos de crisis el poder administrativo, sin mas instrucciones que la confianza pública, se veía en la necesidad de dar principio a sus funciones gubernativas por calmar la exaltacion de los espíritus, primer deber de todo Gobierno. En ella había dos de nuestros mas respetables e incorruptibles paisanos, que hacen el ornamento de la Patria, los ciudadanos José Miguel Infante i Agustin Eyzaguirre. En la necesidad de espresarse para afirmar la tranquilidad, estaban obligados a dar cuenta del suceso i no podían prescindir de nombrar directa o indirectamente a O'Higgins.

Tampoco era prudente ni aun regular el chocar de frente a lo que se había dado el nombre de sancion popular, i del todo imposible que ellos se permitiesen echar una mancha sobre su intachable civismo con la menor falsedad ni con la mas mínima apariencia de servil adulacion [5]. La lojia lautarina había ya enganchado mui de alba nuevos prosélitos que le eran de bastante utilidad en el apuro de sus conflictos; pero, sin embargo de haber puesto en movimiento todos los elementos de la astucia de sus intrigas, no encontraron arbitrio para vencer la imposibilidad de abordar a las dos columnas de Hércules i con este embarazo el resultado de todo otro esfuerzo debía serles infructífero.

Para poner el caso en su verdadero punto de vista i al claro el sentido en que se pronunciaron Eyzaguirre e Infante, mui al contrario del que violentamente ha querido darle el doctor Rodríquez, examinaremos las espresiones de la Junta i de su análisis resultará la lejítima consecuencia tan demostrada como una proposicion de Euclides.

"Seis años de un Gobierno coronado en todas sus empresas con sucesos felices."

Esto nada prueba en favor de O.Higgins, sino en el de la Nacion única a quien se debe la gloria inmarcesible de sus inmortales triunfos. La dos grandes acciones que han hecho pasar el lustre de su fama a la mas remota posteridad: la Batalla del Maipú i la Espedicion al Perú,son debidas a la Nacion, sin la menor concurrencia de él. La primera se preparó sin que él pareciese i se verificó sin su asistencia, pués solo se le vió después de la victoria, como lo dicen el parte de la accion o los papeles públicos de aquel tiempo; i todo fué debido a los sacrificios de los chilenos, entre quienes tuvo el honor de tomar su parte Manuel Rodríguez. La segunda fué lo mismo: la Nacion dió sus hijos para soldados, i sus caudales para comprar buques i cubrir todos los demás gastos necesarios al buen éxito de la empresa. Si O'Higgins se los arrancó con exceso, de grado o por fuerza, él no contribuyó con un solo cuartillo ni aun de su pingüe e indebida renta ni con un momento de desvelo, cuando todos a porfía no tenían otro anhelo que acudir con sus servicios en la parte que les cabía i podía ser de alguna utilidad.

Para que el mandatario pueda considerarse acreedor a algun tanto de las glorias que corresponden a su país, es preciso, como condicion indispensable, que lo rija por la libre i espontánea voluntad de todos sus habitantes lejítimamente representados; que mire por la conservacion de sus derechos i bienes; que su económica administracion no permita se disipe la fortuna pública que en su ruina arrastra tambien la de los particulares, i por último, fuera de otros muchos requisitos que, por sus sábias disposiciones, proporcione canales de prosperidad al jénio i actividad industriosos. Nada de esto consiguió Chile bajo la férula de O'Higgins. Ningun ciudadano estuvo seguro en su persona ni en su suerte. Si algo se proponía que pudiese estimular el honor nacional, siempre era con sacrificio excesivo de los habitantes. Todo servia de pretesto para ejercitar mas a salvo las violencias, i para que las especulaciones mercantiles en que él estaba interesado, sacasen ventaja sin el menor riesgo.

"Respetado entre los estraños."

Todo Gobierno lo es, por el solo hecho de ser sufrido de la Nacion.

"I temido al menos en nuestro territorio."

Esto es mui cierto. I con tales palabras se indica claramente que era aborrecido. Ningun buen gobernante es temido sino amado de sus conciudadanos. El Presidente de los Estados Unidos i el Rei de Inglaterra podrán mui bien ser temidos de todos los enemigos de sus respectivas Naciones pero talvéz de ninguno de sus súbditos; o al menos para ellos sería del mayor sentimiento, porque solo deben apreciar las consideraciones correspondientes al alto puesto que ocupan, por amor pero no por temor.

"Había dado al directorio pasado todo el poder de hacer el bien."

Lo dicho es la mejor prueba de que su proceder es tanto mas culpable i reprensible, cuanto que, pudiendo hacer el bien, no lo hizo. Luego, si de lo que ha estractado el doctor Rodríguez del manifiesto u esposicion de la Junta Gubernativa, no resulta justificada la conducta de O'Higgins, sino antes mui al contrario como queda individualizado, es deduccion mui violenta la que se quiere aplicar como sello de aprobacion de pretendidos servicios patrios.

"¡Cobardes! ¡sahieren a distancia i en oculto ropaje bien seguros de que no ha de responderles, porque ningun militar pundonoroso busca satisfaccion con la lengua sino con la espada!"

Los verdaderos cobardes son los que se valieron de la fuerza pública para cometer sus alevosas i feroces atrocidades, i de la imprenta para atacar el honor de ilustres patriotas que jamás fueron capaces de imitar. Si O'Higgins, de hombre a hombre, hubiese acometido a cualquiera de los que asesinó, ninguno de ellos le hubiera dejado de contestar; ni tampoco habrían prescindido de hacerlo con la espada los que con la pluma le increpaban su conducta, si él se hubiese atrevido a admitir una satisfaccion de ese modo, sin embargo de lo degradante que debía serles meterse con un hombre sin honor.

"Al observar la consideracion que ha merecido del Excmo. Director."

No fué otra que un razgo de excesiva jenerosidad, con el pasaporte que tanto se ha decantado i al que correspondió con el panfleto titulado Cuadro Histórico i con otros muchos inmundos papeles.

"Sorprende i rinde la vanguardia en Linares, lo persigue, lo hostiga en San Cárlos, i corta i deshace la caballería."

Después del ensayo de Yerbas Buenas estos son los primeros pequeños combates de la historia de nuestras campañas en la guerra de la Independencia, i a los que había un estudio en dar el nombre de grandes batallas. En esas jornadas el coronel don Luis Carrera era el comandante de vanguardia de nuestra division o llámese Ejército. Si O'Higgins hizo algo, sería en el simple oficio de guerrillero, como los demás de su clase, incluso el salteador catalan Molina. Los partes i exajerados elojios de aquel tiempo nada suponen. Su objeto solo era alentar el espíritu público de los nuestros, e imponer al enemigo con nuestras ponderadas hazañas; i si el nombre de O'Higgins resonaba en ellas, era debido solo a la jenerosa bondad del Jeneral Carrera: bondad que, por lo que se ha visto después, era mas necia que la mia, pués ha sido la causa principal de su cruel esterminio i de la difamacion con que se ha querido ennegrecer su ilustre nombre. Semejantes hechos, si sucediesen en el dia, hasta el mas comun capitan tendría vergüenza de que se pusiesen como hazañas en su hoja de servicios.

"Con nueve veteranos, diez i nueve de milicia, seis oficiales, un pito i un tambor avanza temerario pero feliz sobre la plaza de tos Anjeles, entra al fuerte con sable en mano, i heridos de espanto quedan prisioneros el comandante, una compañía de artillería, 10 dragones, un batallon de milicias i se hace dueño del copioso parque".

Empresa, si fué cierta, de guerrillero miliciano, oficial de caballería de un pueblo subalterno de la provincia de Concepcion, i en la que, haciéndole mucho favor, tendría tanta parte como cada uno de los nueve veteranos, de los diez i nueve milicianos, de los seis oficiales, de un pito i de un tambor; sin que por eso ninguno de éstos, que yo sepa, se haya atrevido a presentarse en concurso al Mando Supremo de la República, ni mucho menos pretendido asaltarlo por los mas infames medios para oprimir el país, como el déspota mas dejenerado.

"Vuela al sitio de Chillan i se le admira en el Tejar, Lajuelas i Maipon. Vence en Guiquilemu, Gomero i Quilacoya, en el Roble, en Quito i Membrillar."

No hai casa para tanta jente, habría dicho tambien el posadero francés, al oir esta fanfarrona relacion. ¿Qué decantadas acciones o combates fueron esos que hasta el año 23 merecieron nombrarse con tanta pompa? Segun recuerdo de cuanto se dijo en aquel tiempo, solo lo del Membrillar mereció alguna consideracion; i el que, por lo que me parece, se llevó las glorias fué el Jeneral Las Heras, que entonces era sarjento mayor de dos o tres compañías, que bajo el nombre de division ausiliar habían ido de las provincias arjentinas; creo haber oido que él, a bayoneta calada, contuvo el grueso del Ejército enemigo, i le aterró con los demás bravos soldados chilenos que le acompañaron. ¿Qué grandes victorias fueron esas que, sin embaigo de ellas, de pueblo en pueblo, iba el enemigo ocupando todos los dias la mayor parte de la República, desde que O'Higgins tomó el mando de Jeneral en Jefe, hasta que la acabó de perder completamente por su alevosa traicion llamada capitulacion i por su infame agresion en el llano de Maipú, con mengua del honor i buena reputacion nacionales, adquiridos hasta entonces a costa de los mayores sacrificios?

Esos son los bienes i esa es la libertad que Chile debe a ese pérfido matador alevoso, oprobio de la especie humana, después que, a los ocho o nueve meses de haber principiado a servir de oficial de milicias de caballería, en el destino de guerrillero, se le nombró Jeneral en Jefe del Ejército con el grado de brigadier, brinco estraordinario que no ha tenido ni tendrá ejemplo en la ilustre profesion militar, i que debió principalmente a las instancias e influencia de Carrera, para que le hiciese morir a él i a sus hermanos en un afrentoso suplicio.

"El paso intrépido del Maule abatió al enemigo."

Nada ha tenido de intrépido ese paso. El no fué mas que una fuga vergonzosa. Todos saben que se consiguió por la astucia i actividad de los paisanos, entre quienes, segun se dijo, se distinguió don Bartolomé Araos, que proporcionó víveres al Ejército, cuando ya no tenía absolutamente que comer por la impericia, neglijencia i cobardía de su Jefe i Capitan Jeneral. Al arbitrio de unas grandes fogatas que se encendieron se debió el engañar al enemigo que, por ese motivo, con la oscuridad de la noche no atinó por donde se verificaba el paso. ¡Paso intrépido! Famosa intrepidez que dejó en poder del enemigo las dos provincias de Concepcion i Maule, sin mas motivo que una asquerosa pusilanimidad. Nuestras tropas, con el valor que siempre les ha distinguido, habrían hecho prodijios-i obligado por ese medio al enemigo a abandonar Talca, donde no tenía fuerza suficiente para obrar hostilmente. ¡ Paso intrépido! al que tambien contribuyó el ausilio que fué de la capital.

"I las jornadas en Tres Montes, Rio Claro i Quechereguas, lo arrojaron de esta provincia a la sombra de una capitulacion."

A la publicidad de una descarada traicion habría dicho bien í con verdad. ¡Célebres jornadas después de las que se concedió al enemigo cuanto pretendió o podía pretender, por una espresa rendicion llamada sombra de capitulacion.

"Nada le quedó por hacer en Rancagua."

Solo le faltó hincarse de rodillas i rendir las armas al enemigo. El Gobierno de aquel tiempo le ordenó que se replegase sobre Maipú, para poder obrar mas segura i decisivamente con los recursos de la capital. Yo mismo le puse la nota i su contestacion fué de que, con su cabeza, respondía (pie el enemigo no pasaría el Cachapoal; i cuando ya éste lo había pasado, O'Higgins estaba todavía mui a pierna suelta en la cama. Aunque él no daba la menor noticia ni razon de los movimientos, estado i situacion del Ejército real, el Gobierno estaba mui al cabo de todo, por conducto del jefe del departamento de Melipilla, que era encargado de mandar espías i dar los oportunos avisos de sus comunicaciones. O'Higgins aun tiene su cabeza sobre los hombros para estar atentando contra la tranquilidad de Chile, sin embargo de no haber obedecido al Gobierno. A nadie obedece.

"Triunfo en Chacabuco".

Al Jeneral Soler le he oído decir en Buenos Aires, delante de su señora i del coronel Vedia, que talvéz hubiese entrado a Santiago de Chile sin que se hubiera disparado un tiro, si O'Higgins hubiese hecho el movimiento que le ordenó; i del que se eximió, bajo no se qué frivolo pre testo; que su conducta le obligó a escribir a San Martin, diciéndole que no le quería ni de cabo escuadra en su division; i que San Martin le había contestado: Conozco mui bien a ese fantasmon, pero es preciso tolerarle porque es el que nos debe servir para ir a mandar a Chile. —Allí tengo, me dijo el Jeneral Soler, (mostrándome su papelera) la esquela de San Martin.

Si él hizo algo en Chacabuco sería acometer cuando ya iba a disparar el enemigo. El i su mentor solo tocan la solfa en la espalda. La accion de Chacabuco no ha sido una gran cosa. Su buen éxito pendió mas bien de la mucha astucia i actividad anteriores, por una parte, i del mucho alucinamiento i desidia por la otra; todo debido a la infatigable asiduidad de Manuel Rodríguez i demás chilenos. San Martin mismo me dijo en Mendoza, cuando estaba poniendo en movimiento el Ejército de los Andes —ni mi almohada sabe (fueron sus espresiones) por donde voi, pero sea cual fuere el punto que elija, el enemigo no me puede presentar mas de dos mil quinientos hombres i lo venzo irremediablemente. Así sucedió.

"Aferró al enemigo en las fronteras de Talcahuano."

¡Grande aterrador que, por haber sido derrotado completamente, salió de escape i no paró hasta la capital, dejando las provincias de Concepcion, Maule i Colchagua a disposicion del enemigo!

"I su sangre vertida en Cancha Rayada parecía haber redoblado su ardor."

Ya he dicho en mi Alcance, i ahora me ratifico que nuestro Eiército fué derrotado por la intemperancia de O'Higgins i San Martin, que proporcionó al enemigo el buen éxito de su resuelta encamisada, a favor de la poca luz de la noche, sin embargo de que había luna, pués segun recuerdo ese dia era Juéves Santo.

Si hubo sangre vertida, pudo ser por algun accidente de su mal estado mas que por otra causa. Yo tengo presente haber leido en los papeles públicos de aquel tiempo, que tenía una mano lastimada i que por eso firmaba de estampilla sus constantinopolitanas órdenes. Eso me hizo creer que no había tal lastimadura, sino que se tomaba por pretesto para la estampilla. Este mentecato es tan necio que ya se creía eterno con el ausilio de San Martin, i que había de poderse titular Rei o Emperador. Por eso principiaba ya a hacer uso de los signos que acostumbran los Monarcas. El tenía tal concepto formado del país, que nada le importaba añadir a las desgracias que le orijinaba los mas groseros insultos. El decía: he inspirado el terror a los chilenos, i siempre me obedecerán. En esto seguía la máxima detestable del tirano de Roma odiant dum timeant. Esa es la única base de su moral. Su ardor lo rodobló con no parecer hasta que la capital tuvo todo preparado para resistir al enemigo.

"Para ser vengada en Maipú."

No por él, que no se presentó en el campo del honor hasta después de alcanzada la victoria, i solo a tener el regocijo de presenciar desde el coche, el horrible i espantoso espectáculo de una multitud de cadáveres tendidos en tierra. Es el que mas agrada a sus ojos i a su tierno corazon.

"Tantos triunfos, tantas acciones brillantes han llevado su nombre con honor a paises lejanos."

A costa de espléndidos banquetes í de otros obsequios a los estranjeros con las rentas del Estado, para que en los papeles públicos de Europa cubriesen sus maldades con elojios, que por ningun título merece. En todo lo grandioso de Chile no ha tenido la menor parte, i en todos sus males ha sido el oríjen i primera causa. ¡QUÉ INFELICES CIEGOS SOMOS! CIELO DESCUBRE A LOS IMPOSTORES I FORZA SUS BÁRBAROS CORAZONES A ABRIRSE A LAS MIRADAS DE LOS HOMBRES.

"I por mas que la prensa lo agravie, vendrá cual Arístides en su ausilio."

Qué diría Arístides, si viviese, al verse comparado con el Excmo. Señor Capitan Jeneral.

"El anónimo que se atreve a insultarle desde el sagrado de la imprenta, hasta el estremo de no hallar accion buena en toda su vida pública, es seguramente algun enemigo oculto del mérito militar."

No hai tal enemigo oculto del mérito militar. El doctor mui bien lo conoce; pero, como es la táctica constante de los O'Higginistas, hacer causa común con todos cuando se les manifiestan sus maldades, el señor Rodríguez quiere picar el espíritu de cuerpo. Mas, se engaña en su intento.

Todos los buenos militares conocen que esas son armas prohibidas, i que ellos no pueden confundirse con los malvados. El que la hace que la pague, sea la profesion que fuere. O'Hig gins ni sus sectarios no reparan ni han reparado en difamar el mas acrisolado honor de los hombres de bien, aun después de haberles asesinado, sin embargo de haber sido militares que dieron grandes glorias a la Patria.

"Quizas se ofenda su moderacion de la licencia que me he tomado; pero hablo la verdad i debe servirme de disculpa lo mucho que omito."

Bien seguro estaba que era de su gusto, si no era tambien con su acuerdo. Las lisonjas a O'Higgins le son tanto mas agradables cuanto mas gratuitas e indebidas.

"Todos saben que, por una aclamacion espontánea, fué llamado en 1817 a la direccion del Estado, sin señalarle límites a sus facultades."

No hubo mas aclamacion espontánea que la de su amo el conquistador San Martin.

"Mas, es cierto que con esa investidura formó ejército i marina cuando no teníamos ni bandera, ni un fusil, ni un esquife; delegó la silla para ir en busca del enemigo; proclamó la Independencia; arregló todos los ramos de la administracion; mandó espediciones crió, estableció, hizo. si, hizo cuanto estuvo en sus alcances, i mas de lo que puede hacer un Estado en su cuna".

Esto es mas propio de un teatro en que representase el mismo doctor su papel. ¡Qué impudencia tan ridicula! ¡O'Higgins, haciendo mas de lo que podía hacer el Estado! Sin duda sacaría los recursos de los miserables terrenos que llama su gran hacienda, en la provincia de Concepcion.

"¡Con qué injusticia le califican los anónimos de intruso, de tirano, de déspota!"

Luego, ya se lo habían dicho otros antes que yo, con letra de molde; i sin embargo, no los demandó al jurado de imprenta; porque sabia mui bien que en Chile no hubiera habido ni un solo hombre que en tal caso no le hubiese dicho en sus barbas: CIERTO ES TODO I MUÍ CIERTO.

"¿Icómo conciliarias con la Constitucion que dio en 1818.?"

Aprovéchense de esta doctrina los publicistas para que no se fatiguen en probar la necesidad de los Congresos o Representaciones Nacionales.

El solo Mandatario intruso de una República puede dar Constituciones.

"Con la que promovió en la Convencion con los liberales sentimientos en que abundan sus Mensajes con su despedida i renuncia; con sus aniticipados deseos de un Congreso; con la libertad de imprenta consagrada en ambas Constituciones i estimulada de oficio."

Todos saben que la convencion de preparatoria para que había sido convocada, la convirtió O'Higgins en omnideliberante, luego que vió que la eleccion había recaido en los mismos que él había pedido esclavos sumisos a su absoluta voluntad.

Los Mensajes no podían abundar en liberales sentimientos, sino cuando mas en palabras. Ningun papel puede contenerlos. Ellos son únicamente cualidades del corazon, que solo se comprueban con la práctica de las buenas acciones; i O'Higgins no ha hecho jamás ninguna en su vida. Si la libertad de imprenta i estaba consagrada en las que se dicen Constituciones, de hecho estaba esclavizada al mas violento i abominable despotismo.

"La Escuadra anunciaba una disolucion completa i vuela a Valparaiso para contenerla."

Las ruedas del coche que lo tiraba eran las alas de esos vuelos; i en los libros de la Tesorería Jeneral debe estar la constancia de los grandes costos que sufría la Nacion por esos repetidos viajes, sin otro objeto que satisfacer el necio amor propio de un relajado i corrompido, que los hacía por entregarse mas a su salvo a los desenfrenos de su infernal molicie, i por hacerse mas visible i convidar a los estranjeros para las laudatorias que tanto le lisonjean.

"No había salido de este amargo lance cuando un terremoto arruina a aquella ciudad, él iba a ser sepultado bajo de los edificios i una mano oportuna lo levanta i lo salva."

Nuevo título para que tenga derecho al perpétuo Mando de Chile.

Lo que en esto hai de mas estraño es haberse publicado en los papeles de la imprenta libre de aquel tiempo que los chilenos habían mirado en nada todas sus desgracias causadas por el terremoto, con la sota plausible noticia de que a S. E. no le había sucedido el menor mal.

Escritores bajos, ruines i asalariados se aprovechaban hasta de la desgracia de los pueblos para, con su insultante adulacion, lisonjear el pueril i afeminado orgullo de un ruin i despreciable faccioso.

"¡Escritores inconsiderados! ¡cuánto daño estáis haciendo a nuestra reputacion moral, a nuestro poco o ningun crédito literario!"

El no se los hace con tan servil i baja adulacion a un pérfido que no merece mas que el desprecio de todo hombre de bien.

¿Por qué cuando mandaba, aunque fuese contra la voluntad de la Nacion, no le hizo presente que al fin su despotismo debía terminar, i que aun cuando fuese tan malvado, ya que no por sentimientos de humanidad, que jamás ha tenido, al menos por su propio bien, en todo evento debía reprimir sus feroces pasiones, si era capáz de tener ideas medianamente correctas de su propia conveniencia?

Aunque ofrecí al principio de las antedichas observaciones sobre el elojio, desentenderme de todo lo que fuese charlatanismo, me permitirán ustedes copiar las últimas palabras del doctor Rodríquez, por la uncion con que termina su panejírico.

"Otra pluma mas animada que la mia formará i entonces su elojio [6]." No es tiempo de pronun- ciarlo ni de oirlo; ¡acaso la maledicencia no querrá perdonarme el que haya venido a esparcir estas flores silvestres sobre las huellas de un amigo constante, de un héroe perseguido!"

Me parece no fuera del caso hacer presente a Uds. que, cuanto he escrito desde mi Alcance hasta el presente, todo ha sido únicamente por los recuerdos de mi memoria, que no es de las menos infelices. Absolutamente no tengo un solo papel de Chile, de fecha anterior al año pasado, excepto la Constitucion de 28. Tampoco encuentro quién me comunique datos. Sin embargo, creo que sabré sostener cuanto he dicho con todo el apoyo de la verdad de donde dimana; pero tambien es preciso que Uds. i todos los chilenos, no por mí sino por el honor de la Nacion i como que están en la fuente de todo lo que ha sucedido, publiquen sin la menor contemplacion todos los justificativos que son del caso en comprobante de la exacta realidad de las cosas; como el que me desmientan todos, si notan alguna falsedad en cuanto he dicho o dijere en adelante. Para lo primero será conveniente principiar con todos los hechos detallados i comprobados que hacen acreedor a O'Higgins del único título que puede merecer en la sociedad, cual es el de matador alevoso o ladron público, i facineroso consuetudinario en toda clase de crímenes. A mas de lo relativo a lo que tengo escrito i corre impreso en los diferentes papeles de esa República, es preciso dar tambien a la prensa todo lo demás que hasta la fecha no aparezca en ella, como es el haber mandado al venerable anciano octojenario, vocal de la primera Junta Gubernativa don Ignacio de la Carrera, la cuenta de los gastos impendidos en el asesinato de sus hijos; hecho horroroso que tambien le causó inmediatamente la muerte, segun todos lo decían, añadiendo que don Manuel Araos, su pariente i albacea, había visto la cuenta. Yo solamente por horror al mas maligno crímen que puede haber cometido el mas indigno mortal en el mundo, no me atreví a preguntárselo, i mucho menos a mi distinguida amiga la señora doña Javiera Carrera. Ahora es tiempo de averiguar lo cierto i darlo como tal a la prensa, si no lo es, lo mismo.

A mi entender es preferible no decir nada de él, que imputarle cosas que no estén evidentemente comprobadas o acreditadas con pruebas morales en los casos que la naturaleza del asunto no admita otras. Publíquense todos los asesinatos cometidos en el campo santo i otros puntos con el nombre de los ejecutores i de los ejecutados. Entre estos últimos, recuerdo haber oido decir se contaba el capitan Pasquel, a quien se encontró asesinado con la cara pelada, i un cartel que decía adivina quién te dió. En fin, manifiéstense todos los horrores que se cometieron en el abominable Mando del perverso O'Higgins.

Es mui del caso la carta que a éste escribió en 1825 don José Antonio Rodríquez Aldea, avisándole, entre otras muchas cosas, bajo de cifra, que el español Arcos, con pistola en mano, le había quitado no solo cuanto le había dado por sus cohechos en el tiempo que estuvo de Ministro de Hacienda, sino aun mucho mas. Esplíquese que esto provino de resultas de haberse descubierto, no sé por qué casualidad, que Arcos estaba sin pagar ciento cuarenta i tantos mil pesos que debía al Fisco, i que había podido embrollar, mediante el poder de Rodríguez i de O'Higgins, interesados en la especulacion. En los libros de la Tesorería debe estar la constancia de la partida o en la Contaduría Mayor.

La carta fué remitida por el Director Supremo de aquel tiempo a la Junta Provincial Gubernativa de que yo era miembro, i después de descifrada i confesada por Rodríguez delante de otros vocales don José Miguel Infante i don José Antonio Ovalle, del juez de primera instancia en lo criminal don Manuel Joaquin Valdivieso, del escribano don Agustin Díaz, i del amanuense don José María Carmona en la declaracion que le tomé por vía de dilijencia, se imprimió prolijamente en su lejítima versióo con la correspondencia de las cifras a sus respectivas letras. Se le puso el título de Espreso al Virrei de Popayan, porque en ella decía Rodríguez a O'Higgins haber oido a don Fernando Urízar que el Jeneral Bolívar lo mandaba de Virrei a Popayan i él le aconsejaba. —ni de papá ni de nada a parte alguna; a Chile o nos ahorcamos.

Repítase tambien lo ya impreso i publicado: —que Rodríguez Aldea después de haber servido en clase de auditor de guerra en el ejército real a las órdenes de los Jenerales Gainza i Osorio i de haber conseguido por sus servicios en la investidura una toga en la Audiencia de Chile, a la entrada del Ejército de los Andes, se le encontró en Santiago donde permaneció sin mas arbitrio para subsistir que el que le proporcionaba don Baltazar Ureta, hasta que en 1820 sirvió de instrumento a O'Higgins para provocar el patriotismo de muchos buenos chilenos a una revolucion que denunció, valiéndole esta comision el Ministerio de Hacienda, donde a la par con su digno Jefe estafaba a dos manos con el mayor descaro e impudencia i que, a pretesto de la revolucion fomentada i denunciada, se poblaron los presidios de Valdivia i Juan Fernández con distinguidos patriotas fuera de otros muchos que sin el menor recurso se expatriaron al Chocó para que pereciesen, como en efecto perecieron varios i entre ellos los respetables ciudadanos don Francisco Ramírez, sujeto acaudalado, padre de don José Manuel (que hoi dia se halla en Lima) i de una numerosa familia i don Mariano Vijil nieto de don Mateo Toro i Zambrano.

Nómbrese todos los proscritos sin omitir uno solo. —Yo recuerdo que a Valdivia fueron el coronel don José María Portus i don Manuel Antonio de la Fuente. A Juan Fernández, don Manuel Muñoz Urzúa, don Gregorio Allende, don Tadeo Quezada i al Chocó, a mas de los indicados arriba, don N. Allende, el coronel don José Santiago Luco, don Felipe Cáceres, don Baltazar i don Miguel Ureta, don Juan Antonio Carrera i don Manuel Jordán, etc., etc. Hágase ver que llegó a tal estremo la vileza i maldad de O'Higgins que, en la nota en que comunica a las autoridades de Colombia la espulsion, presenta las víctimas como enemigos de la causa americana, i les trata con tal desprecio que hasta el Don, conservado entre nosotros, les quitó, siendo así que el menos de ellos no cambiaría su cuna por la de él; que esta conducta hizo al principio vacilar al Jeneral Bolívar, notando que se les negaba un tratamiento que no estaba abolido en Chile, donde es tan jeneral que ni aun a los carniceros se niega por cortesía; i que, al fin, habiéndose desengañado de la infamia del perseguidor, les atendió lo mejor que fué posible, i colocó en sus grados a todos los que quisieron incorporarse bajo sus banderas.

Reimprímase la carta de Vijil en que decía que O'Higgins le había mandado a Rancagua con órden al Jeneral Las Heras para que lo hiciese asesinar, i que éste se había negado, contestando que hasta cuándo quería el Director de Chile presentar a los arjentinos como asesinos de los chilenos.

Así mismo publíquese que don José Miguel Infante salió del Ministerio de Hacienda por haberse negado a firmar un libramiento de treinta mil pesos de O'Higgins contra la Tesorería Jeneral, sin querer decir el objeto en que debían invertirse; que don Ignacio Eyzaguirre hizo dimision del empleo de contador mayor a los pocos dias de habérsele nombrado, porque encontró un déficit de dos o tres millones de pesos, sin que le diesen mas satisfaccion que la de la pérdida de los libros de la Tesorería correspondien tes a los años 1818 i 1819. En fin, póngase todo cuanto se sepa. Yo no puedo hacer mas; demasiado hago en indicar lo que me ocurre, sin tener absolutamente quien me ayude con sus recuerdos. Solamente de lo que los mismos facciosos escriben saco armas para poder batirlos.

El Mercurio Peruano del juéves 2 de Mayo ha principiado a publicar un tejido de falsedades en favor de don Bernardo O'Higgins i en contra de los Carreras, bajo el nombre de Noticias biográficas del primero. A ellas precede el artículo editorial siguiente:

Se nos ha favorecido con el siguiente cuadro biográfico sacado de la cárta al Observador de Lóndres por Dionisio Terraza i Rejon, impresa en Lóndres en 1819. Hemos creido oportuno condescender con los deseos de la persona que nos la ha comunicado i continuaremos su publicacion en los números siguientes.

A Mora le parecería oportuna la publicacion, porque él i O'Higgins, que debe haber sido la persona que se la comunicó, creerían que con ella me iban a dejar por calumniante, pero se han engañado.

Ustedes deben recordar que Dionisio Terraza i Rejon es el anagrama de Antonio José de Irizarri.

Las mismas veintiuna letras que entran en este nombre forman tambien la composicion del otro. Esto es muí sabido en Chile. En el año de 1813 llevó Irizarri un periódico titulado Semanario Republicano, bajo el dicho anagrama, i en una polémica que tuvo con don Luis Carrera, dijo en uno de los números de su papel o en otro suelto, las testuales palabras siguientes: Mi anagrama es Dionisio Terraza i Rejon; mi verdadero nombre Antonio José de Irizarri. Sin embargo de esto, en la carta El Observador, segun consta de El Mercurio del lúnes 6 del presente Mayo, tuvo la impudencia de concluir sus noticias biográficas diciendo:

"Yo escribo tejos de él (O'Higgins) i nada espero de los favores de un hombre que nada puede hacer contra la justicia Mi nombre le es desconocido, i así estoi libre de merecer por mis elojios la censura de los Zoilos envidiosos."

Estas solas espresiones son suficiente comprobante de que únicamente escribía sus atroces calumnias contra hombres honrados por adulara O'Higgins, en lo que hacía su primer placer para sacar sus ventajas particulares, como las sacó, en efecto, con perjuicio del honor de Chile i de su fortuna. ¿Qué hubiera dicho si por casualidad El Observador de Lóndres hubiese tenido su Semanario Republicano i le hubiese dado con su falsedad por la cara? El ciertamente se habría reido. La impavidez i la impudencia son mui comunes a O'Higgins i a todos sus sectarios; pero ¿no habría sido de la mayor vergüenza para el desgraciado Chile que el que se decía Plenipotenciario del que se decía su Gobierno, hubiese recibido un desmentido tan completo? Esto puede servir tambien de esperiencia a los chilenos para que estén mui en guardia siempre, i no consientan jamás que facinerosos i malvados como O'Higgins los subyuguen un solo momento.

Irizarri, natural de Guatemala, fué a Chile poco antes de la revolucion i se casó con una señora del país. Verificada aquélla, aparentó seguirla como han hecho otros muchos malvados para sacar partido en provecho de su fortuna particular.

Los Carreras le contuvieron en sus pérfidos proyectos i por eso, a fines de 1811 o principios de 12, se vino a Lima, satisfecho de que sus compromisos en contra del Gobierno español eran ningunos.

Aquí gozó de la mayor tranquilidad, como cualquier otro de los mas sumisos vasallos de Fernando VII. A fines de 1812 o a principios de 1813, regresó a Chile i se declaró por sus inicuas miras como uno de los mas encarnizados enemigos de los Carreras, aunque siempre bajo las tinieblas de las conjuraciones i demás infames medios alevosos i traicioneros.

Por su conducta pérfida, sin haberle hecho el menor mal, fué espulsado en 1814 para Mendoza poco antes de la ocupacion de la República por el Ejército real al mando del Jeneral Osorio. En Mendoza fué uno de los principales atizadores de la discordia entre los chilenos i de los que dirijieron en sus primeros pasos a {O'Higgins para su estúpida e ilimitada sumision a San Martin.

Después se fué a Buenos Aires i de ahí al Janeiro, donde no sé por qué motivos quedó sin blanca i se dirijió a Inglaterra. No teniéndo el menor arbitrio para subsistir se metió de dependiente en una imprenta. En esa situacion lo encontró la noticia de la entrada del Ejército de los Andes en Chile, i como uno de los primeros vampiros de la sustancia de aquella Nacion, lo mismo que su digno amigo O'Higgins, aunque no tan malvado, se puso en camino para aquella República i llegó, segun me parece, a principios de 1818.

Después de la victoria de Maipú entró al Ministerio del Interior i Relaciones Esteriores, que desempeñó solo el poco tiempo necesario para aperarse, fuera de otras maldades, de las credenciales i demás necesario para el destino de Ministro Plenipotenciario de Chile en Inglaterra que le confirió O'Higgins, con la renta anual de quince o diez i seis mil pesos, con el principal objeto de que le elojiase con la mas ridicula impudencia.

El es el principal oríjen de las falsas i equivocadas noticias que se tienen en Europa sobre los acontecimientos de Chile, i sobre las innumerables criminalidades de O'Higgins. Las noticias biográficas que acaba de publicar El Mercurio le valieron el que O'Higgins, con su sola firma, la autorizase i le apoyase para levantar el malhadado empréstito de Lóndres, que ha causado tantos males a Chile i que sabe Dios cuántos causará en adelante.

El Senado lo había prohibido i la Corte de Representantes i aun los Ministros se negaron a aprobarlo, sin embargo de los deberes de la gratitud que a todos ligaba.

Irizarri se usurpó por quinientos mil pesos en metálico; ya del tanto por ciento que arbitrariamente i por su sola voluntad se abonó de comision, ya por el cambio de letras al setenta i dos i que solo se cargó al setenta i ocho, fuera de otros embudos que no tengo presente i todos están mui especificados en las comunicaciones de Egaña al Ministerio de Relaciones Esteriores i a la caja de descuentos.

De ellas se puede sacar lo que convenga imprimir en el particular para que todo el mundo sepa los beneficios que debe Chile a O'Higgins, i el motivo por qué este malvado vitando daba, sin el menor fundamento, destinos de gran importancia i lucro a aventureros [7] i no a chilenos dignos de desempeñarlos con la mejor honradez i buen tino; pero él temía i aborrecía a éstos como al mas encarnizado enemigo; i por eso tambien tenía solo estranjeros a la cabeza de los cuerpos veteranos, especialmente en los que cubrían la guarnicion cerca de su persona.

Sin embargo de la injente suma de que se aprovechó Irizarri, i con que obsequió en alguna parte a O'Higgins, mandándole algunos presentes de valor, como, entre otros, una vajilla de plata que ha querido vender en diez i siete mil pesos, se vió al poco tiempo sin medio, por su carácter corrompido en todo jénero de prostituciones; i de pelado se fué a meter en las turbaciones de Centro América, su Patria, de donde tuvo que salir mas que de prisa i de estampida. Se vino aquí a Lima, como a su único asilo. Por la caida del Jeneral La Fuente en cuya administracion sin duda tendría formado proyecto, se desesperó, i en su frenético despecho, bajo las tinieblas del anónimo, dió un inmundo papel, sin respetar ni aun lo mas sagrado del sexo. Se fué a Chile; estuvo poco tiempo i pasó a Bolivia a reclamar un vínculo o mayorazgo de que había estado en posesion su finado suegro. Dicen que, para hacerse de favor, era uno de los principales atizadores de la discordia entre aquella República i ésta. Al presente aseguran que se halla de regreso en Chile donde sin duda estará intrigando para otra Plenipotencia que le saque de trampas. No será mucho que la consiga, porque Chile ha sido siempre i mui especialmente en el Mando de O'Higgins, la vaca lechera de los bandidos, aventureros de fuera del país, i la mas cruel madrastra de sus mejores hijos por su reprensible tolerancia en no acabar con sus tiranos.

Esto solo basta para hacer conocer la iniquidad i mala fé con que Irizarri, bajo la máscara de Rejon, ha agusado el de su infernal calumnia contra unos hombres honrados, después de muertos por el matador alevoso i ladrón público O'Higgins, talvéz tambien de acuerdo con él. Lo que ya tengo dicho i lo que es regular diga la señora viuda de Carrera, en honor de su marido, pondrán mas en claro si aun puede ponerse en mas la vil infamia del atroz injuriante. A ella corresponde hacer reimprimir el manifiesto de Carrera, i todos sus demás papeles que están en su poder i que sean concernientes a acreditar su honrada comportacion. No debe olvidar que tiene a su lado a su tierno hijo, i que de aquí a mañana, cuando llegue al uso de su razon, talvéz se esponga a maldecir su existencia, si nota que no se ha tratado de vindicar el nombre de su padre de la afrentosa muerte con que se pretendió infamarla. Tambien debe penetrarse la misma señora, de que si el indigno O'Higgins llega a subyugar a Chile por medio de sus infames sectarios, su hijo ni el mió no vivirán, nó; i su muerte no será cualquiera, sino que los asesinos tomándolos de sus tubillitos. Me horroriza decir todo lo que temo. —Pido a Dios me quite la vida antes de saberlo, si ha de llegar el caso.

Sin embargo de esto, i de que me he propuesto huir de cuanto sea personal i privado, sin relacion con la vida pública de O'Higgins, queriendo el biógrafo darle importancia por hacer valer que poseía considerables bienes de fortuna antes de la revolucion, me parece oportuno se advierta que no ha tenido tales considerables bienes; que todo su haber estaba reducido a unos terrenos que le dejó don Ambrosio O'Higgins, quien los compró de los pertenecientes a la real hacienda conocidos por del Rei, en dos o tres mil pesos, cuando estuvo de jefe de la Concepcion. Todos saben que las tierras en aquella provincia nada importan i que el propietario que carece de ganados es tan pobre como el que no tiene cosa alguna. En el dia se vende la cuadra a cuatro u ocho reales. Si las riquezas son un motivo para juzgar del patriotismo de un hombre, deberemos decir mas bien que don Bernardo aparentó seguir la revolucion porque no las tenía. Ningun hombre pudiente se soterra en nuestras campañas por mas contemplativo que sea o se le quiera hacer.

Si O'Higgins estuvo de Diputado al Congreso de 1811, no se ha dicho jamás que hubiese sostenido ni promovido la menor cosa de provecho, que le hiciese notable por algún respecto. El nombramiento nada supone si no se desempeña bien el cargo.

No está demás tampoco se sepa que es mui falso lo que dice Irizarri: de que Carrera profesase odio a O'Higgins al principio de la campaña de Chile; pués, mui al contrario, le profesaba un cariño que no merecía, como se puede comprobar con muchos hechos si existen los oficios de la Junta Gubernativa, compuesta de los ciudadanos Eyzaguirre e Infante, i del cura Cienfuegos hoi Obispo de Retimo, o si éstos quieren decir lo que hai de cierto en el particular, i es que, habiéndole oficiado a Carrera para que renunciase el Jeneralato, previniéndole que lo conferirían a un sujeto sin relaciones ni partidos en el país, Carrera les contestó que él no lo renunciaba porque esto lo haría aparecer como desertor; que si querían quitárselo que lo hiciesen, que él lo entregaría a quien determinasen, siempre que no fuese a don Márcos Balcarce, coronel de Buenos Aires, que, a su parecer, era al que aludía lo de sujeto sin partidos ni relacio nes en el país; í que mas bien podía conferirse a don Bernardo O'Higgins, a quien recomendó con todas las espresiones de una alma noble, incapáz de creer una felonía hasta que no la ve realizada. El oficio de la Junta no se imprimió; pero yo me acuerdo de haberlo leido en el año de 14, por cierto incidente que todavía no es preciso decir; i provoco a que me desmientan a los señores que componían la Junta i a su secretario don Mariano Egaña que fué el redactor. Así mismo pueden desmentirme tambien esos señores si no es verdad que, habiendo ido O'Higgins a mediar con ellos a Talca para que no separasen del Mando en Jefe del Ejército a Carrera, luego que le indicaron que pensaban ponerse en él para reemplazarlo, notaron ya otro semblante i otro interés mui distinto del objeto con que había llegado a ellos. No hai remedio; es tiempo de que todos nos conozcamos; i si los señores de la Junta no me desmienten, es señal de que todo lo que digo en este particular es verdad.

Concluido en El Mercurio Peruano del lúnes 6 del presente mes de Mayo, el tejido de inicuas falsedades mui propias de Irizarri, digno amigo de O'Higgins, pone una nota el editor Mora, en la que dice lo siguiente. —"Aunque en este cuadro biográfico se han correjido algunos errores inevitables en un autor que escribía a gran distancia de la escena de los sucesos, se omitió correjir el que se nota en la segunda columna de El Mercurio del sábado 4, en que se dice que los Carreras degradaron a O'Higgins, hasta hacerle servir como capitan de guerrillas. Esto es erróneo. El Jeneral O'Higgins fué siempre jefe de la division que mandó, i nunca sirvió el empleo inferior que le atribuye el biógrafo.

Mala fé i malicioso doblez es lo único que resulta de la nota. Mora sabe mui bien que Dionisio Terraza i Rejon es lo mismo que Antonio José de Irizarri, i que aunque estuviese en Lóndres cuando escribió su carta, estaba mui en el centro de la escena de los sucesos que había presenciado i de que debía tener consigo todos los papeles relativos a la revolucion de Chile, como requisito indispensable para poder espedirse en el desempeño de su comision. Aun cuando no lo supiese desde antes, debió decírselo O'Higgins al entregarle el despreciable panfleto titulado Carta a El Observador. Si de veras hubiesen tratado de correjir errores o mas bien crasas falsedades, debían haber correjido todo o no publicado nada. Unicamente le dolió a O'Higgins lo de capitan de guerrillas. Aquí llegaba cuando una persona ha tenido la bondad, que le agradezco infinito, i es la primera que recibo por este órden, de traerme entre otros papeles uno reimpreso en esta ciudad, en la imprenta de Rio, el año de 1823 i es del tenor siguiente:


ESTRACTO DE EL "Tizon Republicano"

Santiago de Chile, lúnes 5 de Mayo de 1823. —Artículo de carta de un chileno [8] residente en Montevideo.

Montevideo, 2 de Marzo de 1823.

Mi amado padre. —Aunque los impresos de Buenos Aires han dado una noticia bastante exacta del movimiento simultáneo de ConcepciOn i Coquimbo, yo no esperaba un resultado tan presto como el que ha tenido. La relacion que me ha dado Santiago del suceso del 23 de Enero, me ha sorprendido agradablemente, i la eleccion de las personas encargadas del Gobierno me da la idea mas lisonjera del espíritu que ha guiado los ánimos. Me ha electrizado la decision con que ese pueblo agobiado de ultrajes, ha desafiado el furor del tirano mas desenfrenado para destituirlo del Mando en que lo colocó una combinacion pérfida; mas, no puedo soportar esa consideracion con que se le ha mirado. Pués que ¿aún no eran bastantes seis años de crueldades, vejámenes i degradacion que se le ha sufrido, amenazar al pueblo con las armas e insolentar la tropa contra él?

Es la cosa mas monstruosa que un pueblo, armado del poder de su soberanía, a quien la espresion de su voluntad es bastante para crear i destruir Gobiernos, haya contemplado a ese malvado hasta el estremo de mandarle diputacion que ajuste con él un tratado de abdicacion. ¡Convencion entre un pueblo i un tirano abatido! Esto es desconocer la majestad de una sociedad reunida, autorizar la resistencia criminal del usurpador, i aprobar todos los excesos de su dominacion.

Después de haberle obligado a hacer una dimision, se le deja tranquilo en medio de las riquezas que rodeado de esa cohorte que le ha acompañado en sus crímenes, cargado de las divisas con que le ha investido la usurpacion, cubierto del relumbron con que se ha engreído i ha infundido respeto en los imbéciles i temor en los cobardes; se le asegura la inviolabilidad de su persona, i se dejan a su disposición los resortes poderosos del engaño i de la seduccion con que tarde o temprano intentará volver al puesto de que se le ha arrojado. ¿Qué mas se quieren los perversos que este ejemplo de impunidad para maquinar contra la libertad, apoyados en las profundas raices que han criado, i seguros de la consideracion insensata que se tributa a sus personas?

No se ha hecho mas que obligar a un tirano a desocupar la silla del Gobierno, i franquear el paso a otros que quieran imitarlo, dejando abierto el camino por donde San Martin entronizó a O'Higgins i organizó ese sistema de la mas horrenda tiranía. Siempre subsisten esa prodigalidad de respetos, i esos prestijios con que los perversos embaucaron la necia credulidad de los pueblos para encadenarlos en nombre de la Patria. No me avanzaré a vaticinar que logren volver a dominarnos, pero estoi seguro que minarán las nuevas disposiciones, que a cada paso entorpecerán la marcha del Gobierno, dividirán la opinion pública, crearán un partido de oposicion i las mejores combinaciones serán chocadas por una reaccion tan inicua como peligrosa. No habrá tranquilidad; la existencia civil del país será contínuamente acibarada con zozobras e inquietudes; reinará la desunion, i el egoísmo conservará siempre la vasta estension de su dominio.

Es preciso sofocar las aspiraciones de los tiranos con la sangre de ellos mismos. Es necesario purgar al país de bribones, esponerlos a la execracion pública, entregarlos a la infamia, presentándolos con todos los trofeos de su corrupcion i criminal manejo. Ya es tiempo de abandonar esa senda que llaman de moderacion, por donde han sido arrastrados los pueblos al término de la espantosa abyeccion de que intentan sustraerse. Nada se ha conseguido con depositar la administracion en manos puras, si se dejan existentes los elementos con que la tiranía hace la guerra a la libertad

Sería mui conveniente que el mismo Gobierno inmortalizase su carrera, i el dia venturoso en que dió principio, publicando un manifiesto circunstanciado de la conducta de San Martin, O'Higgins, i de todo ese club infernal; manifestar al mundo entero los robos, asesinatos, depredaciones e inauditas tropelías de su execrable comportacion, i descubrirse las inmundas intrigas con que han fascinado a los pueblos, el descaro con que han atropellado todos los respetos i violados todos los derechos, para construir ese artefacto de despotismo. Le harán conocer a los pueblos las sombrías combinaciones con que se les ha sorprendido, e ilustrado su espíritu con el descubrimiento de las vías secretas de la política mas pérfida, se arraigará en su corazon el odio a la tiranía i se elevará en la opinion pública un dique insuperable contra el torrente desolador de las sujestiones de los malvados. Los pueblos no investigan la causa de sus males; sienten su peso i cuando ya se ha llenado la medida de su sufrimiento, alzan el grito contra la mano que les aflije, le arrancan con desesperacion el poder para trasladarlo a otra i como no atacan el jérmen contajioso que los infesta, quedan espuestos a los mismos estragos.

Los pueblos no forman sus ideas con observaciones abstractas, ni tienen estómago para dijerir las relaciones didácticas; necesitan ejemplos palpables que les inculquen las lecciones que se les quiere dar, e impresiones fuertes que hieran su imajinacion. Un manifiesto, comodigo, produciría estos prodijíosos efectos. Los perversos encontrarían una oposicion vigorosa en el convencimiento de los que intentasen engañar con su hipocresía; i la historia de los que han servido de ejemplar sería un centinela constante que despertase la víjilancía de los pueblos contra las asechanzas sórdidas de los intrigantes.

A mas Chile ha abierto una nueva escena a la espectacion del mundo político.

Después de seis años que se pregona por toda la tierra la liberalidad de su Gobierno, bajo la direccion de los Washingtones del Sud, de los vencedores de Chacabuco i Maipú, de los libertadores del Perú i de toda esa aglomeracion de virtudes i de heroismo, aparece hoi sublevado en masa contra éstos, manifiesta sus heridas sangrientas, cuenta por millares las víctimas sacrificadas al hambre, a la miseria i la persecucion, i eleva hasta los cielos los jemidos que le arranca la opresion. ¡Qué contraste para los que lo observan entre esta situacion espantosa i las ideas difundidas con tanto estrépito! Unos mirarán el movimiento de los pueblos como un tumulto de facciosos contra sus libertadores, a quienes se ha dado a conocer como hijos de la gloria, modelos del patriotismo i ejemplo de todas las virtudes; otros penetrarán en el fondo de lo ocurrido, i aunque se pongan de parte de los pueblos no podrán conciliar la inconsecuencia que resulta entre las quejas de los oprimidos i el respeto que se tribute a los opresores. De cualquier modo que se reflexione, peligra en la opinion de los estraños el decoro del país, la delicadeza del Gobierno, i la verdad recibe un nuevo insulto, siempre que se conserve esa consideracion estólida a asesinos i salteadores favorecidos por una fortuna tan borracha como ellos. Arránqueseles esa máscara de condecoraciones sobrepuestas con que han alucinado al mundo, descúbrase el encadenamiento de maldades que señalarán para siempre la época sangrienta de los Hipias i Dionisios del nuevo mundo. Aquí llegaba cuando se me ha traido un ejemplar de La Gaceta de 29 de Enero. ¡Dios Santo! ¡a qué país pertenezco! ¡qué hombres, qué ideas, qué patriotismo! ¡En el acto mas importante i majestuoso de un pueblo, cuando reasume el poder de su soberanía para rescatar su libertad de un usurpador alevoso, se consigna a la memoria de los siglos el documento mas auténtico de su oprobio! i no hubo siquiera una mano que arrojase al viento en pedazos ese decreto horrible, en que los nuevos gobernantes aparecen creados por el tirano, autorizados por él, sujetos a las restricciones que él les ha puesto! Si los Diputados no tuvieron circunspeccion, enerjía ni delicadeza para desempeñar su cargo; ¿tampoco el nuevo Gobierno ha tenido discernimiento ni coraje para contener ese insulto atroz que se le ha hecho al país, i así mismo con la publicacion de esa capitulacion vergonzosa entre un tirano despreciable i los defensores de la libertad?

El pueblo era dueño del poder i la sola espresion de su voluntad fué bastante para derrocar ese edificio abominable, pulverizar sus escombros i establecer las bases sobre que debe ser rejido en lo futuro, i se le hace aparecer en aptitud de recibir del opresor en sus últimas agonías un legado gratuito de libertad, bajo las condiciones que ha querido imponerle ¡cómo se toleran tamaños insultos! ¡Hasta cuándo subsiste esa manía diabólica de engañar a los hombres, prostituir la decencia pública e insultar al patriotismo! no puedo concebir cómo piensan estos hombres captarse la voluntad pública por esos medios depravados que corrompen la moral i atacan el sentimiento íntimo i las ideas mas sanas. Lean ese papel i aprendan de los estranjeros a trabajar con la dignidad de hombres i avergúencense si son capaces de ese manejo de arlequines con que se están portando; no hai necesidad de grandes luces para dirijir a Chile; un corazon honrado i un espíritu justo, desprendido délos principios absurdos de esa política negra establecida sobre las bases del engaño, son suficientes para conducirlo.

¡Válgame Dios! he sido otra vez interrumpido con una carta de Buenos Aires que, refiriéndose a La Gaceta de Mendoza, anuncia la eleccion que se ha hecho del O'Higgins para Jeneralísimo del Ejército del Perú, etc. ¡Están dados a los diablos o se han propuesto degradar el país hasta lo último! Estoi por creer que el espírítu maligno de San Martin, O'Higgins i Pueyrredon se han introducido en todas las cabezas i que todos están iniciados en los misterios diabólicos de esa lojia que ha desvastado el país.

No sigo mas adelante porque me desespero al contemplar tanta maldad.

Llámeseme exaltado, frenético o como se quiera; yo me avergüenzo de entrar en sociedad, porque ya no tengo razones con que defender el carácter de mi país. Esa estampa es un fiel retrato de lo que han sido, miren a quien ensalzan i consideren lo que son; vamos a otra cosa.


RESIDENCIA
Comunicado

¿Con qué, amigo Tizon, ya tenemos abierto el tribunal de residencia sin las tachas que Ud. le puso al anterior en su número 2? Veamos cómo se porta o si se cumple aquel apotegma del Príncipe Anacarsis que, después de haber visto todas las leyes de la Grecia i del mundo civilizado, entonces dijo: que en todas partes eran éstas como las telas de araña que solo enredaban a los insectos débiles,pero que los fuertes las hollaban, o loque se dijoen un pasquín elañode 11 dirijido a satirizar al Congreso i poniéndole en boca de uno de sus miembros, a saber: yo conozco bien a mis paisanos, son hablantines de cocina, el dolor sienten, mas no se sacan la espina.

Todo lo dicho no es a humo de pajas (como suele decirse) sino porque está chorreando sangre un pasajito, cuya relacion es curiosa i no puedo recordarlo sin reírme a pierna tendida; pero Ud. es hombre de mundo i lo oirá con cachaza.

Pocos dias después de la remocion de O'Higgins, los patriotas don Juan Felipe Cárdenas i don Tadeo Quezada, oficiosamente aprehendieron al español F. Navarro, que asesinó al ilustre don Manuel Rodríguez, i dieron parte a la autoridad con la persona de este facineroso. Este miró la cosa con tanto interés, que en dos dias no se acordó ni aun de designar donde había de asegurarse; los mismos que tuvo Cárdenas que cus todiar al reo en su casa hasta que a fuerza de instancias dispuso S. E. se pasase a la cárcel.

Desde el momento que lo aprehendieron confesó a los aprehensores lisa i llanamente que era el asesino (ni como lo había de negar cuando antes hacia alarde de ello i nadie lo ignoraba, manifestando a todos varias prendas de que despojó a Rodríguez), pero esta vez que ya habían variado las circunstancias, declaró que había sido sobornado con 2,000 pesos [9] por don José de San Martin, don Bernardo O'Higgins, don Tomas Guido i don Rudecindo Alvarado,quienes le dieron las instrucciones para la aprehension i muerte alevosa que ejecutó, según ellas, en el camino de Quillota, conviniendo con los mismos que se le formase un proceso para hacer creer al público que Rodríguez había sido muerto porque quiso fugar, i añadió que, habiendo caido O'Higgins, pensaba dar un manifiesto circunstanciado del hecho.

El dueño de la casa donde se alojaba Navarro cuando lo aprehendieron, no dejó desde este momento piedra por mover para convertir en Abel a este Cain, sobre el que tendría fundadas grandes esperanzas como hombre que sabía ganar su vida tan honradamente i con tanto lucro. Dicen malas lenguas que el tal patron de Navarro no daba sus pasos así no mas, porque es hombre que sabe hacer levadura i ésta le ha traido mil amistades útiles como la de don Bambon Bambi, la de don Gaiferos, don Froilan i la de Galligai; a mas el asesino Navarro tenía diez mil pesos que ofreció a Cárdenas porque lo soltase, todo lo cual forma un fondo de favor inagotable i estando por medio sus respetos, corra la bola i muera el diablo, que por cosas de tan poco momento no ha de perder un hombre la casería; já, já, já.

Se consiguió al fin de muchos dias que se le iniciase su causa después de haber andado sobre si se encarcelaban o nó a los aprehensores (que por paisanitos i moderados bien lo merecían) a quienes jamás se les llamó a declarar como era regular, i entre capiruzas i cortinas se enjuiciaba, (se cree) que ad vultum trum inquisicionalmente. En esto o lo pidió o lo entregaron al Estado Mayor Jeneral, já, já, já, já. ¿Un asesino infame, conocido i acusado públicamente gozando el fuero de Ejército? já, já, já, já. Se pasó al cuartel de la guardia de la República i de allí se fugó, já, já, já, já. Todo el mundo sabe que su patron le trajo los caballos para la evasión ¿i se fugó de la guardia de los granaderos de la República? já, já, já, já. ¿Con qué, amigo Tizon, qué le parece? ¿Arruga la frente? ¿Menei la cabeza? Ahora se fuga de la guardia i ¿antes ni por encantos? Le diremos al efecto:

Escollo armado de hiedra,
Yo te conocí edificio;
Memoria de lo que pasa
En la série de los siglos.

¡Pobre Rodríguez! él salvó a la Patria en 1818, que San Martin precipitó en un abismo [10] i cuando éste i todos los demás de la comparsa solo pensaban en fugar [11] i salvar sus equipajes, Rodríguez tomó las riendas del Gobierno (que iba a quedar acéfalo por la fuga de don Luis de la Cruz) i reanimado los espíritus enteramente desfallecidos, sacó recursos de la nada, cambiando en pocas horas el aspecto de las cosas, de tal modo que en un dia formó el cuerpo aguerrido de la muerte i supo infundir tal confianza que los que pocas horas antes se creían perdidos sin remedio, después contaban segura la victoria que se alcanzó en el Maipú. ¿I las inditas cenizas de este héroe tan ilustrado no merecen aun una espiacion, un recuerdo de sus conciudadanos, cuando se le pagaron tantos servicias con una muerte atroz, un asesinato? Diremos a los chilenos lo que Clemente XIV a los romanos:

Muerte impía i cruel el premio ha sido

¿I Chile aplaude un hecho tan tirano?

¡Oh Chile ingrato! ¡Oh galardon humano!

"Imprenta de Valles por Pérez, en Santiago de Chile i reimpreso en Lima en la imprenta de Río, año de 1823".

Si antes hubiera tenido este importantísima documento talvéz hubiese evitado a Uds. la molestia de una correspondencia tan larga. Al principio solo pensé tratar de lo relativo a su Mercurio. La demora de la imprenta me ha dado tiempo hasta hoi, 9 de Mayo, para contraerme tambien a lo mas interesante a nuestra comun Patria. Nada hai perdido si consigo al menos que la debilidad de mis razones haga alguna impresionen ruis muí amados paisanos. Solo por el bienestar de ellos mismos he creído de mi deber indicarles los riesgos i los remedios, sea cual fuere el semblante con que reciban mis desinteresadas advertencias. Nadie mejor que yo sabe que los Rodríguez le debemos todo a Chile, i que Chile nada nos debe a nosotros.

Mui poco quiere decir que el feroz carnívoro o sus sectarios se sacien en la última gota de nuestra sangre, no por eso está obligado el mas robusto chileno a esponer un solo cabello de su mui tupida cabeza. ¡Quién sabe si en este propio instante estarán trabajando por el tirano aquellos mismos por quienes he sacado la cara con la mayor decision! No me sería estraño. La fatalidad de mi destino es ser siempre yo el único o el primer defensor de mis malhacientes o perseguidores, mientras ellos se estarán riendo o haciendo chiste de mis mayores desgracias. Ahora es el tiempo mas oportuno para el manifiesto que desde Montevideo indicaba el señor Gandarillas i nadie mas aparente que él para promoverlo en la próxima apertura de las Cámaras. Ser la idea suya, i su carácter de Senador parece que deben estimularle con preferencia a cualquier otro. Las circunstancias lo demandan imperiosamente. Chile en el dia se halla sobre un volcan, sus chispas llegan hasta Lima, i sería mui estraño que los que lo tienen bajo sus piés, en cada palmo de tierra que pisan, no lo sintiesen. No hai mejor modo para apagarlo del todo, que "descubrir el encadenamiento de maldades que señalarán para siempre la época sangrienta de los Hipias i Dionisios del nuevo mundo". El anatema de la Nacion que sobre ellos recaiga, inspirará en todos los facciosos conspiradores un terror saludable a la tranquilidad pública. "No importa que las aspiraciones de los tiranos no se sofoquen con la sangre de ellos mismos". Por sí solos se consumirán devorados por el impotente tormento de su nulidad, enmudeciendo todos sus pérfidos sectarios con el pronunciamiento del voto público.

Está visto que no se puede usar de jenerosidad con ellos, viles i bajos hasta la ruindad, toman todas la formas segun conviene a los intereses de la secta. —Su fé política es no guardar ninguna. En ellos no hai mas principio, medio ni fin, que entronizar a su patron el malvado O'Higgins para destrozar el país. Unicamente cuando esta detestable faccion ha tenido alguna injerencia en nuestras oscilaciones, ha corrido a torrentes la sangre chilena. Recordad todos nuestros acontecimientos políticos, i en todos ellos encontrareis auténticos testimonios de esta verdad. Sin ella nuestras discordias han terminado como las desavenencias de familia. La calamidad pública es el elemento de esos malvados i de su digno Jefe. —Ningun respeto ni consideracion les contiene en su voraz hipo. Meditad el artículo de El Mercurio Peruano de 6 del presente i vereis hasta donde llega la malignidad i mala fe de O'Higgins, si aun no lo conocíais desde antes. —Creyendo que por él habían presos en esa lo hace imprimir por medio de Su mentor el andaluz Mora; su desprecio a los hombres no puede ser mayor. Nada le importa la suerte de los desgraciados que sufren, el alivio que les manda es acriminar los mas, cuando no habrá sido capáz de auxiliarles con un solo centavo en su infortunio.

¡Chilenos todos compatriotas mui amados! Un solo instante de apatía o de indiferencia puede sumerjiros en un espantoso abismo. El infernal tirano solo aspira al Mando por medios violentos para despotizar sin límites. Reparad que aun estáis en tiempos de contenerle. Una sola voz vuestra será bastante en el dia para aniquilarle para siempre. El mas grosero e impávido de sus cofrades no se atreverá entonces ni aun a nombrarle, mientras que si os desentendeis vosotros, vuestras mujeres, vuestras madres i vuestras hijas, tendreis que someteros hasta al mas ruin lacayo, que morir asesinados o que perecer en los desiertos, sin poder dar ni recibir consuelo a vuestras familias en las desgracias que les habrá orijinado vuestra bajeza o cobardía.

Quieran Uds., señores Editores i sus corresponsales, tener en lo sucesivo un poco mas de circunspeccion; ellos, Uds., i todos los chilenos la integridad i enerjía que el imperio de las circunstancias demandan, i entonces tendrá el mayor honor en firmarse de todos, todos.

Mui obediente servidor. Cárlos Rodríguez.


MIÉRCOLES 15

Post-Data. —El Mercurio de hoi ha publicado unas miserables coplas que, si son ciertas, no tenían mas objeto que el de lisonjear el necio amor propio de O'Higgins, al darle ios dias. De esta clase son los puntos de apoyo en que pretende sostenerse tan despreciabilísimo papelon, aquí en la vil adulacion ha querido presentar como un gran coloso, cuando bien mirado no puede considerarse ni como sombra del mas ruin esqueleto. Mañana nos vendrá con las que le mandarían las monjas i los frailes, acompañadas de sus respectivos obsequios, que tanto echa menos; con la necrolojía del oficial señor Cruz, con los párrafos que le dirijían sus sectarios en los besamanos de las fiestas cívicas; i en fin, con los brindis en la embriaguez de los convites que con las rentas del Estado daba a los estranjeros, para que cuidasen de hacerle elojiar en los papeles públicos de Europa. Las producciones por esa órden las estima i las conserva como la mas preciosa reliquia.

Las coplas se atribuyen a nuestro ilustre conciudadano, mi querido amigo el doctor Camilo Henríquez; i por eso creo conveniente trascribirlas con el mercurial que las precede, haciendo sobre todo algunas observaciones.

Dice así:

Señores editores de El Mercurio:

Entre unos papeles que me acaban de remitir de Chile, [12] he encontrado los adjuntos versos, que me han parecido dignos de la publicidad [13] i mui a propósito en la ocasion presente. Son obra de un excelente literato i gran patriota chileno don Camilo Henríquez, que mereció la especial predileccion del ilustrado Gobierno de Buenos Aires [14] i a quien su distinguido mérito no puso al abrigo de las preocupaciones [15] en su país donde por desgracia hai una faccion [16] permanente que no cesa de vilipendiar todo lo que hace mas honor [17] a su Patria, como lo acaba de ver con escándalo el público de Lima. [18] Sírvase Ud. insertarlos con la brevedad posible en lo que recibirá merced.

Un chileno de los dos [19].

Al Excmo. Señor don Bernardo O'Higgins Supremo Director de Chile [20].

Defensor glorioso de [21] su libertad política.

Fundador [22] de su libertad civil.

Padre del pueblo [23].

Protector jeneroso de la bella literatura [24] .

De las ciencias i de las artes [25].

El 20 [26] de Agosto de 1832.

La amistad i el agradecimiento [27].

Cuando visteis, señor, la luz primera.

Para la dicha i gloria de la Patria.

La tumba de Lautaro [28] conmovióse

Dando señal de fuego i de esperanza.

Naturaleza que del duro invierno

Sufría la tristeza i dura saña

Sonrióse festiva; i del sol blando

Se preparó a gozar la dulce llama.

Elevóse de araucano el fuerte jénio

Del túmulo inviolable en que aguardaba

A un héroe que vengase sus insultos

Llenando al universo de su fama:

Que triunfante i feliz en las llanuras,

Aun lo fuese en las cumbres peruanas,

Glorioso i formidable por la tierra,

Temido i respetado por las aguas; [29]

Que, ligando a su carro la victoria

Y humillando a sus piés al leon de España,

Le estendiese la mano jenerosa

Firmando al fin la fraternal alianza:

Que en medio de su marcha prodijiosa

Supiese [30] detener la veloz planta

I escuchando suspiros i sollosos, [31]

Con una sola lei [32] enjugar lágrimas;

Mas apacible, dulce i delicada:

Cual es el conquistar los corazones,

Empresa digna de las grandes almas!

Por último: que uniendo las olivas,

Al eterno laurel de sus guirnaldas,

El asombro se hiciese [33] de su siglo,

La libertad civil dando [34] a su Patria.

¡Jénio de araucano! [35] O'Higgins es el héroe,

O'Higgins viva, triunfe aun de la parca!!! [36]

Los ecos de los Andes lo repitan

I resuene en la trompa de la fama. Aunque en las felicitaciones de dias acostumbran los viles aduladores toda clase de bajezas asquerosas en sus producciones i jeroglíficos alusivos a lisonjear el necio amor propio del ídolo, acompañándolos de coronas i cetros de alcorza, con los que se coronaría el fátuo O'Higgins, el doctor Henríquez, por lo que se ha visto, no era capáz de permitirse ni aun en esas circunstancias tan despreciable ruindad. Su único objeto era reducido a hacerle variar de conducta o a dejar el Mando. En mi concepto, él fué el que por ese medio i otros movió al detestable tirano a que convocase la Convencion preparatoria, oríjen i primera causa de su caida. Los pueblos conocieron por la conducta de esa despreciable corporacion i por la del malvado, a la sombrada de ella, que sus males eran irremediables, si ellos mismos no se hacían justicia. O'Higgins con su habitual vileza pudo alucinar algún tiempo atribuyendo a San Martin i al Ejército de los Andes todas sus atrocidades. Cuando las familias le clamaban por el alivio de sus deudos, él les contestaba con la fiera sonrisa de su cruel carácter: Yo tengo las manos atadas; San Martin los porteños Veré si puedo hacer algo ¿Quién podrá sentirlo mas que yo? Pero no puedo mas Los sectarios se aprovechaban de esto i del candor de los crédulos para decir: ¡Qué hombre tan bueno! Si él pudiera mandar por sí solo entonces conocerían la dulzura de su carácter amabilísimo. !Es una paloma!

Dificulto que con nadie haya tenido el doctor Camilo la amistad i confianza que conmigo. Luego que recibió la carta por la que le llamaba O'Higgins, fué a casa con ella i desternillándose de risa me la mostró. Entre otras cosas le decía el malvado: aunque Ud. me ha olvidado hasta en sus producciones. [37]

Después de habernos burlado bastante de la necedad i de su autor, me dijo Camilo, me voi. Yo se lo reprobé haciéndole ver que, por grandes que fueran sus privaciones, no era permitido a un filósofo como él dar el mal ejemplo de someterse a un sanguinario feroz, que había causado tantos males a la madre Patria; i él me contestó que yo parecía vizcaino que quería abrir el agujero con mi cabeza; que si no sabía que Casio i Bruto se habían familiarizado con César para poderle asesinar, i que aunque él no haría otro tanto, sabría captarse su voluntad para obligarle a convocar los representantes de la Nacion, i que entonces las circunstancias variarían de un modo u otro. El malvado no ha conocido hasta hoi esta verdad i por eso ha salido mui ufano con los versos de su cumple-años.

¡Gloria inmortal al virtuoso Camilo Henríquez, patriota esclarecido, literato distinguido, canonista, civilista, matemático, orador, poeta, etc., i en todo mui bueno! Oprobio eterno a don Bernardo O'Higgins, matador alevoso, ladron público, facineroso consuetudinario, hipócrita refinado, profanador habitual de la relijion del jénero humano, vil, bajo, infame, pérfido, ruin, indigno del trato de los hombres de bien, delincuente en toda clase de crímenes, etc. Cárlos Rodríguez.


Núm. 313 editar

En la sesion última de la Comision Conservadora, se presentó un impreso publicado en Lima el 30 de Abril del presente año, bajo el título de "Carta a los Editores de El Mercurio de Valparaiso sobre su número 1332 i otros particulares", por Cárlos Rodríguez. La Comision Conservadora acordó se preguntase a V. S. por Secretaría si era V. S. efectivamente como aparece el autor de dicha carta; i en su consecuencia, espero se sirva contestar por escrito a esta nota tan pronto como le sea posible.

Dios guarde a V. S. —Secretaría de la Comision Conservadora. —Santiago, Setiembre 30 de 1833. —Señor Diputado por Illapel don Cárlos Rodríguez.


Núm. 314 editar

Don Joaquin Prieto i Warnesha acusado a don Cárlos Rodríguez por varias imputaciones que hace a su padre el Excmo. Señor Presidente de la República, en el escrito que publicó en Lima el 30 de Abril del presente año, bajo el título de "Carta a los Editores de El Mercurio de Valparaiso," i la Comision Conservadora para poder declarar si hai o nó lugar a formacion de causa, necesita que V. S. le instruya, por mi conducto, si don Cárlos Rodríguez es actualmente miembro de la Cámara de Diputados.

Dios guarde a V. S. —Secretaria de la Comision Conservadora. —Santiago, Setiembre 28 de 1833. Fernando A. Elizalde, Secretario. —Señor Secretario de la Cámara de Diputados.


  1. Este artículo ha sido tomado de una coleccion de Folletos Políticos, años 1826-1876, que me ha franqueado el señor don Luis Montt i que forma parle de su biblioteca particular. —(Nota del Recopilador.)
  2. Todos los periódicos i los escritores de esta capital han guardado la mayor circunspeccion en mi asunto, porque aun no es llegado el tiempo oportuno en que debe entrar bajo su dominio. Se exceptúan de la misma cordura El Mercurio i La Miscelánea que no la han tenido, porque ambos están bajo la inmediata dependencia de don José Joaquin Mora, mentor i escritor asalariado de don Bernardo O'Higgins.
  3. Garganta que bebe un cáliz, por pequeño que sea, es capáz de tragarse hasta un.
  4. Se entiende que siempre lo es con los empleos, con las rentas del Estado i con los bienes de los particulares; pero, de ningun modo con lo que él se ha apropiado. Tal es la miseria de su carácter, que hasta para comprar una muía se anda escondiendo. Su conversacion por lo comun es una continua plañeria de sus necesidades. Los sectarios estrañan la falta de aquella segura loteria, i por eso trabajan con tanto empeño por conseguirla de nuevo.
  5. Los figurones llaman esto carácter testarudo, pero los hombres de integridad saben lo que ello puede en un corazon honrado.
  6. Será digno de verse otro mas melifluo, mas bajo i servil. Al andaluz charlatan, aventurero venal, le corresponde hacerlo i sin duda lo estará haciendo.
  7. Irizarri se tiene tambien por trovador como el andaluz, sesos de viento.
  8. Don Manuel José Gandarillas, actualmente Senador en Chile i Diputado a la Gran Convencion. En 1824 Diputado al Congreso Nacional, en 25 Ministro de Estado en el departamento de Hacienda i en 26 i parte del 27, en el del Interior i Relaciones Esteriores.
  9. En estos asesinatos se han consumido inmensas sumas, que el Erario de Chile ha desembolsado para satisfacer a la sed de sangre del club aristócrata de Pueyrredon, Sin Martin i O'Higgins. —Nota del estrado.
  10. Véase el manifiesto del Jeneral Brayer impreso en Montevideo el año de 1818, en que hace ver que por la impericia i capricho de San Martin fué batido nuestro Ejército en Cancha-Rayada i cualquier hombre aunque no sea militar dirá lo mismo. —Nota del estracto.
  11. El que ha dado este comunicarlo ha visto por sus propios ojos casi a todos los funcionarios públicos huyendo para Mendoza, i muchos de ellos llevando grandes sumas de dinero que en otra ocasion se puntualizaron. No fué menos escandalosa la fuga de muchos oficiales i soldados del Ejército estranjero i el equipaje, caballos i caudales de San Martin conducidos por el padre Bauza i el comisario Lémus, los de O'Higgins i su familia, los del director-delegado-, Interin Rodríguez reunía jente i mandaba Diputados a todas partes para que se uniesen con él en la capital i hacer una vigorosa defensa. Era el contraste mas vergonzoso ver en el camino de Aconcagua a las milicias de aquella benemérita provincia marchando a defender la capital cuando los majistrados i hasta los soldados del Ejército veterano huían de ella despavoridos a buscar un asilo en Mendoza; dias de confusion, dias en que se descubrieron mil maldades, dias, en fin, en que Chile conoció quién era Rodríguez i que a él debió su salvacion. —Nota del estracto.
  12. Falso, falsísimo. Papeles, con los que se daban dias a O'Higgins, no podían estar en otro poder que en el suyo. El solo es capáz de conservar tan ridiculas frivolidades, que cualquier otro hombre arroja en igual caso tan luego como las lee.
  13. A O'Higgins i a Mora únicamente puede parecer dignas de la publicidad, cosas tan despreciables, i que todo hombre de mediana delicadeza, tiene pudor de manifestar aun en privado.
  14. Cuando el doctor Henríquez l.legó a Buenos Aires en Noviembre de 1814, estaba a la cabeza del Gobierno con el título de Supremo Director don Jervasio Posadas, a quien sucedió el vencedor de Montevideo i después de Ituzaingo don Cárlos María Alvear. Secretario de ambos fueron en el departamento de Gobierno don Nicolao Herrera, entendimiento de primer órden; en el de Hacienda el economista don Juan Larrea, i en el de la Guerra el respetable anciano Jeneral Viana. En la Asamblea Lejislativa se hallaban el orador Gómez i los jurisconsultos Vieytes, Diaz, Velez, Agrelo etc., etc., etc. Los mas escojidos talentos i los hombres mas desinteresados de las provincias arjentinas estaban al frente de aquella administracion. Si no la derroca un tumulto militar, la inmortal Buenos Aires no hubiera sufrido la desgracia de que el Ejército real triunfase en Sipesipe de sus lejiones patrióticas al mando del Jeneral Rondeau i talvéz contaría hoi la gloria de haber llevado su pabellon triunfante hasta el istmo de Panamá. Alvear lo pensaba i era capáz de hacerlo. Luego que el doctor Henríquez se presentó, todos los individuos de la administracion i los masones republicanos acojieron con la mas tierna afeccion al filósofo que bajo el hábito de la Buena Muerte, donde se habia educado, huía con la resignacion de la mas sana moral cristiana, de la tiranía española que el pértido O'Higgins, por una ignominiosa capitulacion i por haber derramado a torrentes la sangre de sus conciudadanos, habla introducido en su Patria. Alvear le obsequió doscientos o trescientos pesos por un informe que a su solicitud le presentó de las causas que especialmente habían influido en la precipitada pérdida de Chile i siempre le dispensó su proteccion desde el puesto que ocupaba. Su sucesor quitó al doctor Camilo la Gaceta, único recurso con que contaba para subsistir, porque no consiguió se retractase de la impugnacion con que en otro papel público que llevaba bajo el título de Observaciones había atacado una providencia del Gobierno, por la que se separó a los relijiosos Beletmitas de la administracion de los bienes i rentas pertenecientes a su hospital para ponerlo en manos de dos o tres seculares. Esta medida obligó a nuestro filósofo a emigrar a la Banda Oriental donde sufrió algunas privaciones. Luego si el doctor Camilo mereció especial predileccion del ilustrado Gobierno de Buenos Aires componiéndose este de Alvear, Herrera, Larrea i Viana, no son tales malvados, como lo dice Irizarri en su carta a El Observador, i lo han publicado O'Higgins i Mora en El Mercurio de 4 del presente. Luego estos tres son unos viles calumniantes i los dos últimos por su propia confesion. Si estas letras llegan a manos del señor Alvear, como lo espero, sabrá volver por su honor i por el de sus amigos los Carreras.
  15. Serian las del período del abominable Mando de O'Higgins. Camilo las miró siempre con horror i por eso no quiso regresar a Chile hasta que en Mayo de 1822 por haberle llamado con instancia el mismo O'Higgins, atormentado de sus urjencias emprendió su viaje, resuelto a trabajar por la libertad de su Patria i por eso daría principio con su oda para asegurarse la confianza del tirano i encaminarle a lo que debía, i fué el oríjen, dígase lo que se quiera, de su caida. Camilo tambien era conforme con la máxima de otro sacerdote francés que decía: —mas bien quiero lisonjear a los malvados que verme insulta 10 por ellos. Carrera apreció siempre muchísimo a Camilo como todos los chilenos. Le asignó seiscientos u ochocientos pesos por la redaccion de La Aurora primer periódico de Chile, dejando a su entera libertad la eleccion de las materias que tuviese por conveniente tratar; i por su influencia entró de Senador; jamás le hizo el menor mal. Sien Julio de 1814 se le retiró por quince dias a Apoquindo, finca de los Recoletos Dominicos, fué como con su acuerdo i porque no lo comprometiesen los sectarios de O'Higgins en la agresion de éste contra la capital. Camilo tenia siempre presente lo mui bien que le habían tratado los relijiosos; i como hombre tambien de hábito no le eran incómodos el silencio i las costumbres del claustro. En nuestras escaseces de Buenos Aires me solía decir ¡qué bueno, si nos dejara el quietos en Apoquindo! A Carrera le apreciaba mucho i por ayudar, consultando al mismo tiempo su propia economía, que jamás descuidaba a su señora en sus intinitas urjencias, que le obligaban, para dar el pan a sus tiernas hijas, a coser camisas, talvéz con mas teson que una costurera de oficio. Camilo vivió en su casa hasta que ella pasó a Montevideo a reunirse con su marido. Mientras esta desgraciada señora sufría mil privaciones, su madre era desterrada de Chile a Mendoza por O'Higgins, sin la menor consideracion a su ancianidad i a su achacosa salud. A Carrera le secuestraba sus bienes patrimoniales, i le vendía por menos precio los ganados de su hacienda a don Diego Barros, para con sus productos, como con las rentas, hacer su fortuna particular. En esto no se descuida. El conventillo perteneciente a los franciscanos se lo apropió, lo cultivó, edificó i adelantó con los prisioneros realistas, sin gastar un centavo; lo llamaba en liempo de su Mando su casa de campo, i después lo vendió al Jeneral Blanco en veinte mil pesos, segun oí decir. ¡Perverso! i todavía tiene la osadía de estar atentando contra la tranquilidad de Chile con la criminal esperanza de que algun dia un motin militarle coloque en el Gobierno! Si es hombre de bien ¿i por qué no detalla como yo todo lo con que pretende acriminar i defenderse? Los hechos históricos son los mas sólidos i mejores argumentos!
  16. La mui inicua O'Higginiana, en el abominable período de seis años, hecho profundas raices por las grandes maldades que ligan a todos los sectarios. Si hai otra, pueden nombrarla O'Higgins i Mora i todo Chile le declarará que yo no pertenezco a ella. Jamás he sido faccioso. Siempre he estado con la causa pública; i mas que se escandalicen los necios digo sin temor de ser desmentido que a nadie como a mi hermano Manuel i a mí ha dado el pueblo chileno testimonios públicos de su absoluta confianza, i de su tal cual mui honorífica estimacion. Si hai alguno que crea haber obtenido la preferencia en esta parte, puede levantar el dedo, que yo protesto responderle con hechos. Tales favores no conceden las Naciones a los facciosos. Manuel ni yo no hemos sido capitanes jenerales ni lejionarios, etc., etc. No hemos sido mas que Manuel i Cárlos, i con la misma familiaridad, que aprecio mucho sobre todo otro tratamiento. Solamente nos han distinguido nuestros ilustres paisanos.
  17. ¡O'Higgins todo lo que hace mas honor a Chile!!!
  18. Lo que ha visto i vé con escándalo el público de Lima es a un feroz malvado, queriendo engañar a todos con la mas refinada hipocresía, mientras que su maligno corazon está devorado del deseo ardiente de saciarse alevosamente en la sangre de los chilenos, i con el mayor asco la conducta de su mentor que ha identificado con él por un vil interés, i por la esperanza de volver a Chile a. El público de Lima siente tambien, que no se le hubiese recordado lo que ya se había impreso en Chile, estando allí O'Higgins, i lo que a su entrada en esta ciudad se reimprimió, como se comprueba del estrado de El Tizon Republicano, antes que se hubiese resuelto el asunto de la hacienda de Montalvan.
  19. O los dos, O'Higgins i Mora, que son unos. El 2.º el chileno legal, ciudadano de todas partes. Ninguna Nacion le desagrada, mientras suda, i no le dice pasa fuera
  20. Por la voluntad de San Martin.
  21. Con la ignominiosa capitulacion, con la agresion en Maipú, con la derrota de Talcahuano i con la de Cancha-Rayada.
  22. Desterrando arbitrariamente los ciudadanos. Él era Soberano, Príncipe i Majistrado al mismo tiempo.
  23. Asesinando alevosamente a los chilenos.
  24. Ni una sola cátedra de bellas letras se estableció en su tiempo.
  25. Jamás estuvieron mas descuidados que en el período de su abominable Mando.
  26. San Bernardo, dia de O'Higgins.
  27. ¡Si acompañaría el pobre Camilo algun presente, aunque fuese de un leen de azúcar a los piés del tirano! ¡Querido amigo! ¡mui bien conozco que solo tratabas de lisonjearle con tus irónicas espresiones, para ganar su confianza, i para moverle a convocar los representantes de la Nacion que tanto temía! Vuestra sátira me lo indica claramente.
  28. Héroe araucano! que se reveló contra su bienhechor en el momento mismo que se vió perdido, i en el que mas bien estaba en la obligacion de acompañarle, si tenia honor. Si amaba a sus paisanos como era mui justo, i se interesaba en su suerte debió pasarse a ellos desde el primer encuentro, o desde antes, i no cuando lo hizo únicamente porque los vió triunfantes i después de haber muerto infinitos al lado de los españoles, con quienes había peleado cometiendo las mayores atrocidades, como es de suponerse, cuando merecía toda su confianza en el hecho de que le llevaban consigo a los combates. ¡Perro indio parricida! que, por lo que se ve, no trataba mas que de sacar partido del vencedor por los mas infames medios. A un hombre tan severo en su crítica i tan versado en la historia antigua i moderna, como lo era Camilo, no podía ocultársele esto. Si hubiera hablado sin ironía no le habrían faltado grandes hombres que le sirviesen de argumento para apoyar su musa i dar alma a su apostrofe, sin hacer caso de un bandido miserable. Lautaro no fué guerrero glorioso i mucho menos fundador de la libertad política i de ta civil, ni tampoco protector de la bella literatura, de las ciencias i de las artes. Luego se debe concluir que, cuando Camilo saludaba a O'Higgins con todo ese amontonamiento de grandes cualidades, lo hacía satíricamente para advertirte que, por el puesto que ocupaba, estaba en el deber indispensable de practicarlas, i que para mejor obligarle i merecer mas su confianza, le recordaba al vagabundo que hablan tomado por modelo—él i sus pérfidos sectarios. —A su infernal club le habían dado el nombre de Lójia Lautarina. Su símbolo político es i será sacar partido de las circunstancias sin reparar en los medios por infames que sean, i por eso escojeron por patron de la secta al primero que en Chile sacrificó a su bienhechor como O'Higgins al suyo.
  29. Traslado a Lord Cochrane i a los bravos chilenos que le acompañaron. O'Higgins solo era temido i respetado en las aguas por sus repetidos vuelos a Valparaiso, de donde no pasaba, i por las injentisímas sumas que se apropió por parte de presas, como Almirante de la Marina chilena. Aun después de su caída le dieron cincuenta mil pesos por ese motivo—no hai caudal mayor ni mas adquirido que el suyo en América. Tienen razon en lisonjearle los bajos que le hacen la corte. —La esperanza mantiene al hombres
  30. ¡Supiese! pero no dice ha sabido como era preciso para que O'Higgins se apropiase a la letra el elojio.
  31. Que O'Higgins había causado i tambien hecho verter lágrimas de sangre.
  32. Camilo sabía mui bien que a O'Higgins no le correspondía dictarla sino al Congreso, i con esa espresion le exhortaba a que lo convocase para que terminara su despotismo abominable.
  33. No dice, se hizo como correspondía, si hubiese hablado deveras.
  34. Cuando la diese; lo que era imposible en un malvado de su clase.
  35. De la horda de vagabundos, facinerosos, incorrejibles.
  36. Con las tres admiraciones indica claramente Camilo que esclamaba bien con la mas estraña sorpresa, o con la mas manifiesta ironía. Un hombre de su gramática i ortografía sabe mui bien que, sin admiraciones i con el solo punto final, es mas afirmativo i da mas fuerza a su espresion si tal es su ánimo. Esto lo comprueban mejor los dos versos siguientes donde nos dice "Los ecos de los Andes lo repiten, sino lo repitan" ni tampoco, "I resuena en la trompa de la fama, sino resuene." Apesar de que cuando Camilo le dirijía sus coplas, O'Higgins estaba ya en vísperas de la agonía de su Gobierno: así es indudable que el sentido que dan las tres admiraciones al elojio, equivale al que darían si yo dijese: ¡Es cierto que no ha habido lo que se llama una conspiracion, sino un plan trazado por los hombres mas marcantes de todos los partidos para llamar al Jeneral 0"Higgins i depositar en su mano la suerte de la República!! ¡Este es el proyecto que existía i que existe, i que existirá hasta su consumacion!!! La Nacion entera llama al Jeneral O'Higgins como el único que puede emanciparla!!! La ausencia del Jeneral O'Higgins es un peso para los chilenos honrados!! Así lo aseguran con datos infalibles dos chilenos!!! Un español i andaluz! así lo dice i debe ser creído aun por los que no tengan una fé mas robusta que la de Abraham! El no tiene el menor embarazo para insultar de ese modo las profundase incurables llagas de un país, que le dió el pan i camisa para él i para su familia a manos llenas, sin embargo de habérselas cansado el malvado a quien adula con la mayor vileza!!!
  37. Podrá pensarse que esta sea una suposicion mia; pero nadie mejor que O'Higgins sabe que es cierto, i si quiere mostrar la contestacion de Camilo se vera cómo se hace cargo este para escusarse de la reconvencion.