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COMISION CONSERVADORA

El redactor de la citada última columna de La Verdad dice, con respecto a El Mercurio de Uds: "Entrar en una respuesta detallada a las sinrazones amontonadas en aquella produccion sería degradarnos". Luego, a las cuatro líneas después de haber estampado esto, prosigue: "Unicamente hacemos mencion de esta ocurrencia por la singular especie con que el artículo termina". Mas en claro no puede presentarse la mala fé del escritor. El imputa a vuestros corresponsales, como singular especie, lo que él mismo les dice, i es en realidad del número 21 del periódico titulado La Verdad del sábado 9 de Febrero, i está a la letra inserto al principio de la última columna. Con hombres de esta clase no debe de ningun modo entrarse en contestaciones. No será estraño que mañana u otro dia os digan que, en vuestro Mercurio Peruano o en vuestro periódico La Verdad, les habéis dicho todo lo que ellos escriben contra Chile. Así os suplico encarecidamente que no les contestéis una sola palabra. Estad ciertos, oslo repito, que ningun peruano tiene la menor parte en semejantes producciones si no únicamente los aventureros venales, que quisieran vernos despedazar para sacar partido de nuestras desavenencias, i que les sirviesen de mérito ante su amo Fernando para conseguir alguna toga. En los papeles de Mora, no encontrareis una sola línea filosófica. Todo su empeño es hacerse el intérprete de la opinion i soplar activamente la discordia. Todos sus escritos se resienten de este funesto espiritu. Una sola tilde no se ve en ninguno de ellos, dirijida a apagar el voraz fuego de las pasiones. No son Uds., S. S. E. E., capaces de penetrarse de la infernal vívora que Chile abrigó en su seno. Estoi mui impuesto de todos sus hechos i de todas sus iniquidades. Pregunten Uds. al coronel don Francisco Latapiat lo que me dijo con respecto a él, pocos dias antes de su salida para ésa, sobre cierto papel que se publicó aquí ahora nueve o diez meses; i si él les autoriza den a la prensa lo que les diga. El me mostró tambien unos versos que había hecho dándole en cara con la felonía de su delacion sobre lo mismo que había aprobado, habiéndole consultado, cuando debió disuadirlo, como yo lo hice nécianiente de la impresion de los versos que me mostró, atribuyendo a lijereza de aquél lo que era solo efecto de la mas refinada maldad, tanto en la aprobacion como en la denuncia.

No se cansen Uds., repito, i todos los periodistas de esa República de predicar que se desentiendan absolutamente de cuanto les calumnien las prensas de acá. Todo, todo es obra de Mora asalariado por O'Higgins. A éste le complace sobre todo que se ocupen los papeles públicos de él, por que cree que de ese modo se allana el paso para asaltar el Gobierno de esa República. Por eso, jamás se ha abstenido de sus libelos famosos. Uds. deben tener presente, fuera de otros muchos, el Cuadro Histórico, el Chilote, sus proclamas, etc., etc. —Todos, todos impresos en esta ciudad en la prensa de don José María Concha.

Ya que vuestros corresponsales, con bastante sentimiento mió, tuvieron por conveniente ocuparse del comunicado del número 21 de La Verdad de 9 de Febreio ¿como pudieron ellos i Uds. pasar por alto lo mas denigrativo e injurioso al país? ¿No saben que, en tales casos, el hacerse cargo de lo menos, i desentenderse de lo mas grave, es confesarlo tácitamente? ¡Ah, señores! que descuidos tan reprensibles! no han leido Uds. en el citado periódico: —¿No es, en efecto, una vergüenza que el Perú no haya arrojado de su seno a los que contribuyeron a hacerle libre, i que, en lugar de esto, haya recibido con los brazos abiertos a los que dieron la libertad a Chile? ¿No conocieron Uds. que esto era única i esclusivamente con relacion a O'Higgins? ¿A quién aluden los brazos abiertos? A nadie mas que a él solo se le ha obsequiado aquí pródigamente con las haciendas de Montalvan i Cuiva en el valle de Cañete, i con la decoracion de Gran Mariscal del Perú. De consiguiente, es indudable que a él solo se quiso presentar como fundador de la libertad chilena; i siendo así, ¿cómo pudieron ser Uds. indiferentes a tan ultrajante insulto? Me dirán talvéz que, por desprecio, i que eso poco importa, puesto que al mas ridículo fátuo se permite muchas veces el vulgo llamar por burla el Padre Eterno. Mui bien.

Pero ¿podrá considerarse en el mismo órden lo siguiente del propio comunicado del citado número 21 de La Verdad de 9 de Febrero, i que se ratifica en el 41 del 26 de Abril? I en cuanto a enemistad para con los estranjeros, de eso no hai que hablar. Todavía está fresca la sangre del pobre capitan Paddock, cuya locura estaba demostrada como una proposicion de Euclides; pero que, sin embargo, murió ahorcado porque el ilustrado pueblo bajo de Valparaiso quiso ver morir a un estranjero". ¿Podrá esto tambien mirarse con desprecio? ¿Habrá chileno, por mas estoico que sea, a quien no se le hayan abrasado el corazon i demás entrañas al leer escrita con letra de molde tan atroz calumnia solo propia del digno mentor de O'Higgins? ¿Cuándo el pueblo bajo de ningun punto de la República se ha manifestado jamás con el mas mínimo síntoma de tan feroz barbarie? ¿No es tambien el de Valparaiso el mas ocupado de todos i el mas contraído a su trabajo? ¿Puede decirse ni mucho menos creerse que estuviese en una brutal actitud amenazante tantos dias cuantos debieron pasarse en la formacion i término del proceso, como era preciso para que pudiese afirmarse que sobre su influencia habían recaído los fallos de la primera i de la segunda instancia?

La majistratura judicial de Chile que, en todos tiempos, ha dado auténticos testimonios de su integridad i rectitud en el exacto desempeño de