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CÁMARA DE SENADORES

importadas bajo el pabellon de cualquiera Nacion estranjera, que no goce del beneficio de tratado particular con la República de Chile, i del voto particular de los dos señores que se separaron de dicha mayoría.

Se puso en discusion con asistencia del señor Ministro de Hacienda i sin declararse por concluida, se levantó la sesion. —Errázuriz, Presidente. Urízar, Pro-Secretario.


ANEXOS

Núm. 234

Las Comisiones de Gobierno i Comercio reunidas han examinado el proyecto de lei contenido en el Mensaje del Presidente de la República que antecede, con la circunspeccion que exije la gravedad de la materia.

Una lei que nos separa de hecho de la grande alianza americana; que en actual guerra debilita nuestros medios de defensa i de seguridad; i que, sin exijir reciprocidad, condiciones ni garantías, nos conduce a la situacion estraordinaria i talvéz sin ejemplo entre las Naciones, de entrar en íntimas relaciones i comunicacion, conceder favores i llamar a nuestro seno a los enemigos que ni aun reconocen nuestra existencia política, que nos han hecho la guerra mas sangrienta de que hai memoria entre pueblos civilizados, i que permanecen en ella actualmente i ofrecen no desistir del empeño de esclavizarnos; debería proponerse apoyada en ventajas tan evidentes, que la primera lectura de su testo fuese capáz de disipar las impresiones que naturalmente deben existir contra tan inesperada resolucion. En política no pueden adoptarse otras transacciones que las que presenten una conocida utilidad pública; i los sentimientos caballerescos i jenerosos que honrarían talvéz el carácter individual, son muchas ocasiones de Nacion a Nacion testimonio de debilidad i faltas de acuerdo. Lejos de encontrar las Comisiones conveniencia alguna en la adopcion del proyecto, observan desde su primera vista motivos los mas graves, los mas imperiosos i los mas urjentes para que se rechase, al menos como una lei, pudiendo admitirse solo como estipulaciones o de un tratado de paz con el Rei de España en que se reconozca nuestra Independencia, o de una tregua por un término que no baje de veinticinco años.

Apenas podría desear la España ventaja mayor que la de que se le abriese el comercio con América, único punto donde pueden tener espendio los efectos de su decaida industria. El presente proyecto, proporcionándole este bien, no solo mejoraría la condicion de nuestro enemigo concurriendo a franquearle recursos en actual guerra, sino que alejaría para siempre la paz; porque si, desde ahora, le concedemos las ventajas que podrían moverle a terminar la guerra, no dará jamás un paso para que esta cese. ¿A qué hará la paz la España contando ya con cuanto podía excitarla a desearla, i con cuanto podría obtener por el resultado de un tratado en que reconociese nuestra Independencia? En adelante propondría nuevas i exorbitantes pretensiones como la recompensa del reconocimiento que prestase.

La España no ha desaparecido del catálogo de las Naciones. Existe con fuerza i recursos superiores a cualquiera de las nuevas Repúblicas americanas; i nuestra seguridad solo puede consistir en la union. Un lijero accidente, mui comun en el curso de los acontecimientos humanos i que es fácil ocurra de un momento a otro, puede proporcionar a la España un buen Gobierno; i aunque a éste no le sería dado restablecer improvisamente la Nacion, sería bastante a dirijir bien sus actuales recursos i aprovechándose de las circunstancias, causándonos inquietudes i talvéz peligros mui sérios.

En tal situacion, ¿será conveniente, será político invitar a Chile a los españoles, franquearles la entrada del mar del Sur, i hacer de este hermoso país el centro desde donde tranquilamente puedan, bajo el título de comerciantes, combinar i dirijir la guerra de seduccion i de intrigas, única que nos hacen activamente en el dia, mientras se ponen en estado de continuarla a viva fuerza i con ventajas? Las nuevas Repúblicas situadas en las costas del Atlántico, tienen en Cuba i Puerto Rico un punto enemigo de observación mas, contra cuyas asechanzas se precaven por medio de la absoluta incomunicacion que han establecido.

Nuestra lei espedida por una República americana, franquearía al enemigo un punto mas a propósito, de que carecía donde mas necesitaba, i de donde pudiese comunicarse libremente con los Estados que ocupan las costas del Pacífico.

¿De dónde puede nacer esta confianza en la debilidad de nuestro enemigo i en la superioridad de nuestra posicion; confianza que siempre ha sido tan funesta aun a las Naciones mas poderosas?

Si la España parece dormir, no ha cesado por un momento de hacernos la guerra por cuantos medios le ha dictado su odio implacable. En esta lucha de la Nacion mas obstinada i empeñosa con pueblos fatigados por tantos años de sangre i de contienda en su territorio, con pueblos nacientes i esclavizados por tanto tiempo ¿qué otro recurso nos queda, hasta ver asegurada sólidamente nuestra Independencia, que el patriotismo de nuestros ciudadanos i el cuidado del Gobierno en alimentarlo i sostenerlo de todos modos? I la comunicacion con los españoles i las relaciones que adquirirán prevalidos de esa misma identidad de lenguaje, de relijion i de costumbres de que tanto se nos habla ¿su seduccion, sus intrigas, no debilitarán este patriotismo? ¿no amortiguarán el entusiasmo público?