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SESION DE 17 DE JUNIO DE 1839

algunos que opinan que este modo de premiar los servicios militares es mui peligroso en las repúblicas, donde la recompensa del eminente mérito debe ser la satisfaccion del que lo ha adquirido, cumpliendo fielmente con sus deberes. El oro tiene atractivos irresistibles, aun para la virtud mas sólida, es el incentivo mas poderoso de las acciones humanas. Si se premia con él las glorias de esos Jenerales, talvez llegará dia en que por caprichos o ambicion, como sucede en algunos Gobiernos del mundo, se promueva una nueva guerra; i otros jefes, arrastrados por la segura esperanza de mejorar su fortuna, léjos de oponerse al criminal intento de llevar la muerte a algún estado, por miras ambiciosas, sean los primeros en ofrecerse para conducir las armas i la desolacion al punto que se le señale. La vida se aprecia poco cuando hai probabilidades de escaparla i seguridad de obtener, despues del triunfo, un buen premio pecuniario.


Por otra parte, el amor a la Patria en las repúblicas debe ser la primera lei del ciudadano; este sentimiento debe ser el móvil de su conducta, i cuanto haga debe llevar el sello de este afecto sagrado. Si un jeneral, luchando por una causa justa, adquiere glorias a su Patria en el campo de batalla, no ha hecho mas que cumplir con la obligacion que le imponen las leyes de la milicia i del Estado. ¿Qué otra cosa es que un ciudadano armado combatiendo por el honor, la vida i los intereses de su Patria? Si su existencia corre riesgos, la primera i principal obligacion de un verdadero republicano es sacrificarse por su Patria: esta es una lei de la naturaleza i de la sociedad. El amor a la Patria arrastró a una muerte cierta al inmortal Leonidas con todos sus compañeros. Este sentimiento causó el sacrificio de Curcio, i Régulo, inflamado del mismo fuego, volvió espontáneamente a Cartago para exhalar la vida en medio de los mas atroces i meditados suplicios.


El amor a la Patria formaba a los héroes en las ilustres repúblicas de la antigüedad. El amor a la Patria hacía brotar ejércitos numerosos; el amor a la Patria hacía triunfar a los griegos i romanos i el amor a la Patria asiló, por decirlo así, a la victoria en el seno de estas dos naciones célebres. Este magnánimo sentimiento sea entre nosotros el único ajente de nuestras operaciones, imitemos esos preclaros ejemplos de patriotismo i la República llevará una marcha majestuosa i distinguida entre las demás naciones.


Así han reflexionado algunos que oyeron la mocion indicada. Yo no estoi conforme con estos republicanos vaciados en el molde de los antiguos, que todo quieren que emane de la virtud.


El perfecto civismo ya no se encuentra en el mundo; ese amor a la Patria tan decantado apénas existirá en uno que otro corazon.


Sigamos el órden de las cosas, ya no es tiempo de reformar la sociedad, ya pasaron aquellos siglos heróicos que en alas de las musas han corrido por todo el orbe; ya no hai Régulos, ni Leonidas; humillemos la cabeza al oro, ídolo universal.




Núm. 523

La Cámara de Diputados, en sesion de 17 del corriente, ha acordado se pidan a V. E. 150 pesos para gastos de Secretaría. Sírvase V. E. dar las órdenes convenientes para que se entreguen por Tesorería.


Dios guarde a V. E. —Santiago, Junio 19 de 1839. —PEDRO N. MENA. Rafael Valentín Valdivieso, diputado-secretario. —Al señor Presidente de la República.