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CONGRESO NACIONAL

el señor Meneses, once, el señor Irarrázaval, uno, i para Vice Presidente, el señor Muñoz Bezanilla, cuatro, el señor Eyzaguirre, doce, el señor Irarrázaval, uno, el señor Pérez, uno, el señor Lazo, uno, el señor López, uno. Por haber resultado empate ni tener la mayoría que requiere el reglamento interior se procedió a nueva votacion en la que obtuvieron públicamente, para Presidente, el señor Elizondo, catorce i el señor Meneses, cinco. Para Vice en la misma, el señor Eyzaguirre, cinco, el señor Muñoz Bezanilla, trece.

Para Presidente en la secreta, el señor Elizondo, cinco; el señor Meneses, siete. Para Vice, el señor Eyzaguirre, ocho; el señor Bezanilla, cuatro, i un voto en blanco.

Resultando con la mayoría absoluta los señores Elizondo i Muñoz Bezanilla, fueron aclamados, Presidente i Vice-Presidente, pasando el señor Vice-Presidente a tomar su asiento i presidir la Sala por ausencia del señor Elizondo.

En este estado, se llamó a discusion el artículo 4.º del proyecto sobre organizacion de milicias; pero, no habiéndose llegado a resolucion alguna sobre él, se suspendió la sesion, anunciándose para tratar en la siguiente el mismo proyecto i los demas puestos en tabla. —Muñoz de Bezanilla. —Montt.


ANEXOS

Núm. 1 [1]


Alocucion que dirijen al Soberano Congreso del año 26 los habitantes de la antigua provincia del Maule, por el donducto de la Municipalidad de su ciudad cabecera.

Soberano Señor:

Aprobada por Vuestra Soberanía la demarcacion del territorio de nuestra República, en los términos que la habia planteado provisoriamente el Consejo Directorial, segun la lei de 26 de Agosto inserta en el Diario de Documentos del Gobierno, número 35, parecia haber llegado el caso de que el asunto de esta comunicacion a US. no fuese otro que indicar ya la deferencia de nuestro pueblo i todo su partido al soberano decreto que de un modo tan perjudicial a los talquinos ha sancionado su suerte; pero sucede, señor, al contrario.

Lo que ántes no excedía de un mero presajio de grandes males en la hipótesis de que se realizara ese proyecto, a la fecha es una verdad apoyada en hechos prácticos que reclaman la constancia de nuestro pueblo en su negativa al reconocimiento de la villa de Curicó por cabecera del cuarto departamento. Nuestro compromiso en resistir el capitalismo planteado en esa forma estriba en principios de pura convicción i que por lo mismo nada tienen de interes particular ni de capricho; como no aspiramos a las mejoras i bien de nuestro país por el sistema de dominacion o de un ascendiente mal entendido sobre otros, sino solo por los medios racionales i honrosos del trabajo i la virtud, Talca no puede mirar con indiferencia ese cuadro en que a su pesar hace el papel de humillada por la fuerza, i sin consideracion a que nunca dió mérito a un envilecimiento civil de tanta trascendencia, cuando, por otra parte, no le faltaban motivos de prometerse mejor fortuna en lugar de la degradacion a que la han reducido nuestros lejisladores.

A influjo de estas ideas se observa en nuestro territorio tan jeneralizado el empeño de no someterse jamas al gobierno-intendencia recien fijado en Curicó, que en la comprension de todo el partido no ha habido quién sufrague para funcionarios públicos, con mil protestas de no hacerlo, a ménos que se les declare por la autoridad que corresponde su independencia de esa villa. El resultado de la votacion con que documentalmente a Vuestra Soberanía instruimos sobre este punto, hizo desaparecer el recelo de que en la multitud de sufragantes quizá no fallase alguno que pensara de otro modo. La opinion de los talquinos en la materia se ve pronunciada en términos de una absoluta conformidad, i si en las voces que adoptan para sensibilizar el concepto comun se desviaron uno de otro, es porque cada cual a porfía ha discurrido las mas cnérjicas i valientes que pudieran sujerirles los diferentes grados de disgusto que abrigan en su corazon contra el ascenso que quiere arrancárseles hácia el gobierno departamental, observando que el arbitrio últimamente adoptado por el Congreso de facultar a las asambleas provinciales para que puedan variar sus cabeceras, es un nuevo fomento de discordias i que al fin se reduce a que las delegaciones que cuentan mayor número de curas, vengan fijar las capitales, aunque el punto elejido para éstas no sea el centro del territorio demarcado a cada una.

De todos modos resulta un mal que aun aplicándole esos remedios no se cura i mucho ménos con el recurso a la Lejislatura siguiente, que en nuestro caso se nos franquea. La indicacion de esta medida, a juicio de un político recomendable, no ha dado ciertamente todo el honor que deseamos a nuestros lejisladores, los presenta nada seguros de acierto en lo que resuelven, i excitan al mismo tiempo en los agraviados el deseo de que se abrevie la época de esta Lejislatura, mirando desde ahora con horror cuanto ha hecho la presente, despreciando tácitamente a su gobierno i preparando con antelacion los materiales para un ataque al órden público i aun a la leí fundamental del Estado. La suerte que corrió la Cons

  1. Este documento ha sido trascrito del volumen titulado Papeles Sueltos, tomo XIV, años 1820 a 1831, pajina 127, del archivo de la Biblioteca Nacional. (Nota del Recopilacior.)