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SESION DE 26 DE SETIEMBRE DE 1823

lentísimo, en esta Recoleta del orbe cristiano que esta relijion i sus individuos padezcan estas amarguras degradatorias, teniendo las entradas considerables que les han dejado las almas piadosas para su decente subsistencia i curacion de sus enfermos? De todo carece i ya está al recibir el último fallo de su estincion.

No tiene como costear un noviciado ni como mantener a sus individuos, para que éstos vayan llenando los vacíos que han de quedar forzosamente con el fallecimiento de los que ahora existen; i así es que por este solo camino la relijion se estingue irreparablemente.

La República, Señor Excmo., se interesa en que hayan relijiosos bastantes, para que, no solo sean bien asistidos todos los hospitales, sino para que incrementen las entradas a beneficio de sus enfermos. Habrá quien con vijilante cuidado cobre i colecte las mandas forzosas, pida limosnas de toda especie de sustento i exija la pension de los hermanos cofrades, de todo lo que podría conservarse un auxilio de mucha consideracion; si tuviéramos relijiosos se aumentarian de este modo mas camas con mejor asistencia i con mayor decencia, aun por separado, para sujetos de otra distincion. La relijion por su instituto siempre ha cuidado de mantener aquel número de camas proporcionado a las temporalidades, despues de sacados los gastos mui precisos para la Comunidad en una vida comun. Tiene una hacienda de campo, tiene otras propiedades de que se ha hecho un repartimiento arbitrario, sin intervencion de la comunidad; i tiene muchos principales que producen intereses de bastante momento, i sus relijiosos perecen de necesidad, i lo que es mas, no pueden conservarse porque no puede darse el hábito por las razones prevenidas.

Cuando se ha visto nuestra sagrada relijion en estado de cerrar sus puertas a los enfermos porque fué necesario dar sus camas para el Hospital Militar, no reparó en vender todas las alhajas i hasta la custodia del santuario para su restablecimiento; i éste es el comprobante mas inequivocable de nuestro desprendimiento por el beneficio de la humanidad. Esta relijion tan benéfica a los pueblos es la que perece de hecho, si V. E. S. no la proteje. No habia llegado el caso en que esta relijion pudiese elevar sus clamores con fruto; ni creíamos alcanzar la proteccion, que en lo presente tenemos en toda su estension. Ya habíamos ántes tocado algo, pero como no encontramos disposicion, callamos hasta esta oportunidad, que el Dios de la caridad i de las misericordias nos ha proporcionado: omne datun optimum, et omne domum perfectum desursum est, decendens a Patre huminum etcetera. V. E. es el que está constituido por Dios para la proteccion de la Iglesia, i V. E., con protejer la nuestra, cumple con el objeto primario, que mira el Estado en sus principales funciones Los Emperadores i Reyes mas célebres de la historia han debido sus progresos memorables i se han hecho insignes por haberse decidido a favor de la Iglesia. El gran Napoleon debió su mayor exaltacion a la proteccion decidida que prestó a Su Santidad, i con el breve que espidió, captó los ánimos de los hombres i se hizo poderoso; pero apénas falto a esta obligacion, cuando contrajo irreconciliables enemigos. Todo hombre, constituido en dignidad que quiera hacerse grande, ha de guardar los derechos de la Iglesia i de su clero: porque la relijion es la única fuerza de los Estados i la relijion es el oríjen único e inagotable de su prosperidad. El hombre por su relijion, buena o mala, arredra peligros i desprecia su propia existencia,

La proteccion que a esto se prestaba ya ha pasado la línea divisoria hasta la usurpacion de nuestras inmunidades i prerrogativas i de nuestros derechos a las temporalidades i a su inversion, que por nuestro sagrado instituto debemos dar en beneficio de la porcion mas digna de la caridad cristiana.

Jamas hemos resistido el tener un protector de nuestra relijion ni que éste u otro vijile sobre nuestras operaciones económicas de asistencia, en lo que corresponda a la pension del tesoro público, pero sin que trascienda a lo que es de nuestra propiedad i correspondencia o que haga retoque en la inmunidad real i personal que, por nuestras sagradas leyes i por las positivas temporales, se han respetado i guardado inviolablemente a los que vestimos nuestro santo hábito, desde que fué aprobada nuestra relijion.

Por el espediente que, con la debida solemnidad, elevamos a las supremas manos de V. E., se convence la primera parte de nuestra proposicion de que al pretesto de proteccion se han conculcado las inmunidades mas respetables de nuestra relijion i de nuestro relijioso ministerio. En la tarde del dia de nuestro Patriarca, en que siempre se han abierto las puertas con licencia franca para que todas las almas piadosas visiten a los enfermos i les hagan sus limosnas, mandó el mayordomo don Manuel Ortúzar, por acreditar su autoridad dominante, que se cerrasen por el enfermero mayor frai Antonio Arce. Se tocó la campana a comunidad para dar la cena a los enfermos, a cuya señal yo, frai Pablo, llegué primero i como encontrase cerradas las puertas di un empujon para que se me abriesen; don Manuel, que se hallaba entre la multitud de jentes que cerca estaba, me gritó que él habia mandado que se cerrasen i que no tratase de que se abriesen; le repuse yo que habia concurrido al toque de campana. Él enfermero mayor, que oyó hablar a su prelado, entreabrió las puertas, pero yo me quedé parado, a lo que enfurecido don Manuel acometió i me dió un fuerte empujon para que me retirase i en seguida, sobre mis propias barbas, cargó con el enfermero mayor i le dió varias bofetadas en la cara, porque me habia obedecido i quebrantado su mandata, i con la mayor lijereza entró a su cuarto i tomó su bastón