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SESION DE 8 DE JUNIO DE 1824
Pesos  Rs.



Pesos  Rs.

PAGARÉES DE AGOSTO


Don Juan Manuel Harbin, en 19 de Agosto 94  2


Don Atanasio Achondo, en 13 de id. 102 


Don Juan Manuel Harbin, en 13 de id. 82 
278  2
9,554 


PAGARÉES DE SETIEMBRE


Don Juan Manuel Harbin, en 19 de Setiembre 94  2
Don Atanasio Achondo, en 7 de id 81 
Don José María Álvarez, en 6 de Id. 470  ¾
Don Cárlos Holland, en 29 de id. 656 
Don Rafael Morgado, en 30 de id. 1085 
2.337   7¾ 11,942  7


PAGARÉES DE OCTUBRE




Don Atanasio Achondo, en 13 de Octubre 102 


Don El mismo, en 7 de id. 81  5


Don Cárlos Holland, en 29 de id. 656 


Don Rafael Morgado, en 30 de id. 1,085 
1,925  13.868   3½


PAGARÉES DE NOVIEMBRE
Don Atanasio Achondo, en 12 de Noviembre 101  7
13.970 

(Hai una rúbrica)


Núm. 637

Excmo. Señor:

Los jefes del batallon número 4, con su debido respeto, hacen presente a V. E. que, no pudiendo sufragar los gastos para el entretenimiento i manutencion de los oficiales i tropa de su mando, con la cantidad de mil pesos que se han librado por la tesorería jeneral, se ven en la dura pero indispensable necesidad de manifestar a V. E. que es imposible sostener un cuerpo que no está ni siquiera medianamente pagado. Los meses de Octubre, Noviembre i Diciembre se le adeudan a este batallon, con excepcion de la cantidad de cuatro mil pesos que percibió a buena cuenta. Los alcances de Marzo i Abril aun no se han dado; todo el mes de Mayo está todavia por ajustarse i habiendo entrado en el de Junio se quieren salvar estos créditos con la cantidad de mil pesos. Los señores Ministros de la Hacienda Pública contestan redondamente con la falta de fondos.

Si en los jefes i oficiales hai virtudes para sobrellevar las escaseces, en la tropa es difícil encontrar ese noble i ejemplar entusiasmo. Sobre nosotros, que mandamos el cuerpo, caen inmedíatamente sus maldiciones, i como ignorantes, creen positivamente que causamos sus trabajos. Nos desacreditan en la calle porque no se les paga i porque el rancho está malo. El pueblo pensará seguramente que percibimos los haberes del soldado i cuando les oigan decir que no se les paga, es mui fácil adivinar la consecuencia que sacarán. Mui pocos atenderán al ascenso de la plaza en estos últimos años, i a que el Estado, a mas de no abonar un centavo mas de lo que pagaba en los tiempos de la abundancia, ha suprimido la donacion del pan para vindicarnos cuando el soldado se queje del mal rancho. Prescindimos por ahora de la esposicion de cuanto se nos adeuda por la campaña del Perú. Baste solo decir que, desde Agosto de 1822 hasta fin del año 23, solo hemos recíbibo tres pequeñas buenas cuentas. No queremos ser molestos con el pormenor de aquello que en el dia no se podrá remediar. Nos contraeremos solamente a consultar a V. E. qué debemos hacer en tan apuradas circunstancias. Nuestro crédito, empeñado en no pequeñas cantidades con estranjeros i paisanos, sin tener cómo comprar los víveres para que coma la tropa, de consiguiente, sin tener cómo pagar a ésta ni a los oficiales. V. E. no estrañará, ni debe tomarlo a mal que, en obsequio de la