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Un reglamento particular debe señalar la economía con que han de disciplinar los veteranos en sus hogares a las milicias de su provincia, sin perjuicio del servicio i buena disciplina de ámbos i bajo las inspecciones respectivas.

Miéntras se realiza, si fuere del supremo agrado, pueden adoptarse, sin perjuicio del ejército, i aun con ventajas, las economías siguientes:

Debe llevar todo ejército el vestuario de cuartel, de tejidos del país, prefiriendo los de lana que son mas baratos, mas sanos, durables i jeneralizada su fábrica en el país; la que se llama jerguita de la costa es un tejido asargado, de abrigo, i que hecho de un color, es preferible al brin, abunda i cuesta solo dos reales cada vara, de suerte que, con 12 reales, está pagado el jénero de un pantalón i chaqueta, que dura como tres de brin i es verdadero abrigo.

El sombrero debe ser en la forma que quiera señalarse, de lana del país i también de él el correaje, calzado, i las camisas de tocuyo, que es preferente a la bayeta en todo sentido.

Debe prohibirse el uso de galones i cordones de oro i plata a todo oficial que no sea coronel efectivo, a excepción de las charreteras i galoncillos que designan los grados.

Seria seguramente mas equitativo al Erario abonar un peso por plaza efectiva para vestuario a cada cuerpo, que vestirlos a los tiempos de ordenanza de cuenta de la hacienda; porque entonces cada uno, por el ínteres de su fondo, consultaría economías i adoptaría medios que nacidos directamente del Gobierno no serian tan bien recibidos. Solo habría que asegurar ese fondo para evitar quiebras, i el modo es tan sencillo, que si se adopta el método de elejir habilitados que dispone la ordenanza, para hacerlo de los jefes claveros, con la responsabilidad de los electores, quedarían cubiertos siempre los fondos.

La deserción es otro descamino terrible del Erario; no solo paga sueldos que lleva el recluta sin servir sino porque el vestuario i a vecfes el armamento se pierde con el soldado que deserta; para remediarlo basta que a cada cuerpo veterano se asigne uno o dos partidos que han de llenar sus bajas, comprendiendo así a todos los partidos de cada provincia, i que para reemplazarlos puedan hacerlo de los desertores que aprehendan, aunque no sean del partido; entonces el ínteres de conservar sus vecinos les forza a perseguir los estraños, teniéndose cuidado de reclutar conforme a ordenanza, i de que quede, de consiguiente, la media filiación del recluta en poder del juez de su distrito, a quien se avisará inmediatamente la deserción para que llene la baja.

No hai un desorden que pueda arruinar tanto el Erario como los pagos fuera de la comisaría respectiva de cada cuerpo i buenas cuentas, sin revista i prévio ajuste que debe llevar i distribuir el habilitado, conforme a ordenanza. La inspección cree que, arregladas las revistas, los estractos i los pagos a la lei militar, que es sabia, el soldado estará contento i la hacienda aliviada; de otro modo no se puede responder en este negocio interesantísimo. Todo está prevenido i detallado en la ordenanza i órdenes posteriores; cúmplase sin excepción ni disimulo, i se dará el paso mas seguro en favor del ejército i la hacienda.

Así como el ejército en guarnición mantiene el rancho de sus sueldos, es preciso ponerlo en estado de que lo haga en campaña, i seria fácil si en lugar de las funestas provisiones i redimiendo al vecindario de las vejaciones que le ha ocasionado, se fija un precio a la libra de carne, de pan, de menestra, grasa, ají, etc., tal que, comprando con las cantidades que de cada especie compone una ración, solo valga ésta lo que le corresponda en doce reales mensuales, que debe descontar el soldado por rancho, i se declare que se ha de entregar previamente i en sonante el valor de las que se pidieron, i se repartirán por él en el vecindario. La inspección cree que así sobrará todo al soldado i los pueblos bendecirán al Gobierno; porque si alguna vez son mayores los valores que el precio de tarifa, los recibirán i evitarán los abusos i vejado nes que a la distancia i en los momentos críticos no puede impedir la autoridad mas paternal i vijilante. En fin, bajo el imperio del órden estimará cada ciudadano como una pensión de su defensa el sacrificio moderado que sufre de su fortuna.

La maestranza puede i debe ser suplida por remate de las especies que en ella se construyen, sin que sea aventurado asegurar que todo será mejor i mas barato; poique es un elemento de economía que, miéntras el ínteres personal todo lo facilita, el público lo amortigua i corrompe; los gastos solo de casa, herramienta i empleados, costearán mas de un tercio sino la mitad del precio que en remate tengan los útiles; así es que solo debe quedar un pequeño departamento a dirección del comandante jeneral de artillería, i servido por sarjentos i soldados del cuerpo en que se elaboren los cartuchos, mistos, espolines i lanza-fuegos; los carruajes, monturas, correajes i demás que hasta ahora se construyen en la Maestranza, i hasta los tarros de municiones deben hacerse por contratas públicas, conforme a las leyes.

La sala de armas tendrá su armería a continuación para mantener en estado las que no están en servicio, i cada cuerpo su armero particular auxiliado de los arrestados i reclutas que designe su jefe para componer el suyo, con la calidad que lo que descomponga el soldado arbitrariamente se le descuente por una tarifa equitativa jeneral.

Los situados de presidios, es otro objeto digno de consideración; así para consultar la economía directa del Erario como por el fomento de la industria i comercio en aquellos países que, abastecidos por cuenta del Erario, no trabajan ni ji