ADOLFO BERRO
Cuando se nos anunció la muerte de este
poeta, nos pareció que se nos arrebataba una
parte de nuestro porvenir.
Muy amargos son los dias en que vivimos y á muy amargas pruebas nos sujeta la Providencia. Condenados al espectáculo de estas luchas impias en que la barbarie, desbordándose del desierto, ha conquistado en su pujanza ciudades que le sirvan de trono y hordas frenéticas que hacen vacilar sus altares, estrellándose en unas partes con el positivismo que todo lo reduce á aritmética, y sofoca con sus helados raudales el fuego de los mas sagrados sentimientos y de las mas santas inspiraciones; y tocando en otros con esa insana é infecunda anarquia de ideas que nada crea, que nada sanciona y que se revuelve vacilante entre ruinas, —si escapamos por fortuna de los brazos de la duda, y nos recojemos á buscar un momento de solaz, á la sombra de nuestras banderas, tan reciamente combatidas por la tempestad; en el