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El enebro, el espino, y el narciso eran plantas consagradas á las Furias.

El rosal y el mirto á Vénus.

La caña al dios Pan.

El álamo estaba consagrado á Hércules. Cuando este dios bajó á los infiernos, se hizo de él una corona, y se cree, que halló este árbol en sus viages y le introdujo en la Grecia.

La verdolaga estaba consagrada á Mercurio.

El palmero á las Musas.

El plátano lo estaba especialmente á los Genios.

La amapola y el fresnillo á Lucina. Los Egipcios honraban al ajo como á una divinidad; pero al contrario, entre los Griegos estaba prohibido por una ley al que le hubiese comido, el entrar en el templo de la madre de los dioses.