Oro y ébano/El hermano Jorge Pombo
El hermano Jorge Pombo
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Era su alma como el día, y era
su corazón como la primavera.
Cantaba como el pájaro vecino
del laurel y la vid.
Su alegre trino
rebosaba un frescor de agua parlera,
de agua sonante, de agua estremecida
que a la ablución y al ósculo convida
sobre la amarillez de la pradera.
Con un crujir de raso,
con un fru-fru de rama florecida
se deslizó su paso
por las sinuosidades de la vida.
Su armoniosa existencia se resume
en una gran sonrisa
estancada en un pomo de perfume.