Ocho claves para vivir con fibromialgia/Adaptación y resiliencia

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ADAPTACIÓN
Y RESILIENCIA
En lo que respecta a la adaptación y la resiliencia destacamos,

en primer lugar, el conocimiento y desarrollo de las fortalezas personales como un elemento fundamental para enfrentarnos y sobreponernos a situaciones adversas y difíciles. Además, la asertividad y la autoestima también serán imprescindibles para un correcto manejo de la enfermedad crónica.

¿Sabías que la resiliencia es la capacidad para enfrentarse a situaciones y experiencias adversas y fortalecerse mediante la superación de estas?

FORTALEZAS PERSONALES

Las fortalezas personales son características de personalidad que se construyen a lo largo de la vida y, en palabras de Seligman,[1] actúan como barrera contra la desgracia y los trastornos psicológicos, es decir, protegen del estrés, de la ansiedad, de la depresión, etc., y contribuyen a crear una buena resiliencia. La resiliencia es la capacidad para enfrentarse, sobreponerse y fortalecerse a través de las experiencias adversas.[2] En otras palabras, define cómo cada persona se adapta a su entorno y a los acontecimientos vitales negativos y favorece al éxito o al fracaso en la consecución de sus objetivos vitales.

Las fortalezas personales se desarrollan a través del aprendizaje. Aquellas bien construidas contribuyen al bienestar y al adecuado enfrentamiento del diagnóstico y los síntomas de cualquier enfermedad, especialmente una enfermedad crónica. Cuando ocurre un evento estresante, la persona con buenas fortalezas personales tendrá suficientes herramientas para afrontarlo y sacar el mejor partido a sus opciones y posibilidades, en lugar de encerrarse en sus limitaciones y sentirse desdichada y desesperada.

En situaciones estresantes, las personas con alta resiliencia son adaptables, desarrollan conductas vitales positivas, se enfrentan a los problemas de forma efectiva y son hábiles para atravesar y superar distintos acontecimientos difíciles. La resiliencia se aprende en la interacción de la persona con su entorno por lo que puede enseñarse y fomentarse a través de la intervención psicológica.

Una buena resiliencia promoverá un afrontamiento adecuado del diagnóstico y la sintomatología de la enfermedad, sin caer en la desesperanza; las personas valorarán lo que pueden hacer y en lo que pueden mejorar y planificarán cómo conseguirlo. Fortalezas como la valentía, la perseverancia y la vitalidad contribuirán a que la persona no se deje intimidar por la amenaza de la enfermedad o el dolor, se adapte de forma exitosa y obtenga satisfacción a través del desarrollo de nuevas habilidades. Las fortalezas del amor, la amabilidad y la inteligencia emocional permitirán que la persona con fibromialgia sea capaz de comprender adecuadamente el impacto que su enfermedad causa en su entorno y, de este modo, podrá hacer entender a los demás su situación de forma más realista y cercana, consiguiendo con ello un mayor apoyo social y una disminución de los conflictos con su núcleo cercano.

En esencia, por parte de los y las pacientes, se requiere que busquen respuestas y soluciones en ellos mismos y ellas mismas, en sus propias fortalezas. Igualmente, es necesario ser consciente del impacto generado en los demás, tratar de entenderlo y hacerlos entender ¿cómo? Mejorando la comunicación y la empatía. El sentimiento de culpabilidad, de desdicha o de desesperación solamente conduce al aislamiento y al empeoramiento de los síntomas.

HABILIDADES SOCIALES:
ASERTIVIDAD

En línea con las fortalezas del amor, la amabilidad y la inteligencia emocional, la asertividad es una cualidad muy importante en las relaciones sociales y, en gran medida, aporta a generar bienestar psicológico y social. La asertividad es la capacidad para defender los propios derechos y deseos, pero respetando y aceptando los de los demás.

Muchas personas tienden a priorizar los deseos y necesidades de los demás frente a los propios, adoptando una conducta pasiva que genera mucha frustración. En estos casos, la persona asume que los demás deben adivinar sus necesidades y se sienten poco valoradas por su entorno. En ocasiones, a las personas con enfermedades crónicas como la fibromialgia, les sucede algo similar. A largo plazo, además de una baja autoestima y muchos reproches en las relaciones, esto puede desembocar en estallidos de ira descontrolada y mal humor, lo que puede dar lugar a que personas con conductas pasivas desarrollen conductas de relación agresivas. Esto sucede cuando la persona aguanta, aguanta y aguanta hasta que ya no puede más y explota.

¿Sabías que la asertividad consiste en la comunicación y defensa de nuestros propios deseos, derechos e intereses, de manera respetuosa y con empatía hacia las demás personas implicadas?

Las personas con conductas sociales agresivas no suelen tener en cuenta los derechos y necesidades de los demás, por lo que generan rechazo y malestar. A largo plazo, las personas con estos comportamientos suelen estar aisladas socialmente y frustradas por la dificultad para conseguir de los demás lo que necesitan.

Por tanto, dado que el apoyo social es muy importante en la calidad de vida de las personas, será relevante que estas aprendan a tener conductas asertivas para relacionarse con los otros, para pedir ayuda y tener una autoestima sana.

AUTOESTIMA

Expresar los propios deseos y opiniones es fundamental para ser comprendidos o comprendidas. No podemos esperar que los demás adivinen lo que necesitamos, ni tampoco culpabilizar al entorno de no comprender lo que no hemos expresado.

La autoestima y el autoconcepto determinan el bienestar psíquico y la satisfacción personal y social. Ambos se desarrollan, a lo largo de la vida, según las propias experiencias y aprendizajes y determinan la forma de en tender e interpretar las situaciones, a uno mismo o una misma y a otras personas. Una buena autoestima implica aceptar ciertas características propias, tanto físicas como psicológicas.

Recibir un diagnóstico de una enfermedad crónica suele tener un importante efecto en la autoestima, sobre todo cuando produce algún tipo de merma en la autonomía o en el rendimiento. Como se mencionó antes, una característica de personalidad muy frecuente en las personas con fibromialgia es la autoexigencia y el perfeccionismo. Es habitual que, en estos casos, la autoestima y el autoconcepto de uno mismo o una misma descansen sobre la capacidad de desempeño en múltiples tareas, o más bien, sobre si la persona considera que rinde suficiente o no.

En las personas con fibromialgia, el dolor y el cansancio frenan su ritmo de vida e impiden, en muchas ocasiones, que alcancen a realizar todas las tareas que, día a día, les hacen sentir que son valiosas y capaces. En esta dirección, las personas con fibromialgia deberán cuidar que la cotidianeidad con la enfermedad no suponga una disminución de la autoestima y que esta pueda derivar o agravar otros trastornos psicológicos como la depresión o el estrés.

En el trabajo de la autoestima dentro de la enfermedad crónica será muy importante que la persona aprenda a aceptarse tal cual es, con sus virtudes y limitaciones, sin que estas últimas impliquen una merma en la valoración de sí mismo o misma.

  1. Seligman, M. (2003). La auténtica felicidad [Authentic happiness]. Barcelona: Ediciones Vergara.
  2. Grotberg, E. (2006). ¿Qué entendemos por resiliencia?, ¿cómo promoverla?, ¿cómo utilizarla? En: E. Grotberg (Ed), La resiliencia en el mundo de hoy. Cómo superar las adversidades (pp. 17-57). Barcelona: Gedisa.