Nuestros hijos: 09
Escena IX
editarALFREDO. -No esperábamos encontrar tanto bueno por acá. (Enrique da la mano a la señora de Díaz y a Mecha, y Alfredo a las señoras de Álvarez y González.)
SRA. DE ÁLVAREZ. -Como Mecha no puede ir, esperamos que se vista Laura. No sabes la que te aguarda, Enrique. Está... pero furiosa por tu viaje.
ENRIQUE. -¿Se lo has anunciado? Yo pensaba darle la noticia esta noche y recabar su permiso. Creo que no reñiremos. En último caso siempre será ella la que disponga.
ALFREDO. -¿Saben que han puesto en fuga a medio Buenos Aires?
SRA. DE GONZÁLEZ. -¿Nosotras?
ENRIQUE. -Nadie está en su casa.
ALFREDO. -Y cosa de alquilar balcones para ver cómo huye la gente en cuanto aparece un automóvil con el consabido estandartito «Pro infancia desvalida».
SRA. DE GONZÁLEZ. -¡Qué exageración!...
ALFREDO. -(A Enrique.) ¿Subimos?
SRA. DE ÁLVAREZ. -¿Huyen ustedes también?
ALFREDO. -No. Le he traído a éste para darle un Baedeker y unos libros que tengo sobre París. Con permiso, pues. (Mutis.)
SRA. DE ÁLVAREZ. -Qué les dije. Trastornado con el viaje.