Nomen, numen, lumen
Cuando EL ya su obra terminado había,
y los astros sin cuento
en la bóveda azul del firmamento
tuvieron armoría,
se dijo: —Creador ¿cómo te nombras?
Alzóse entre las sombras
y exclamó: ¡Jehovah!
Las siete letras luego,
cayendo en el espacio,
del cielo reverberan
en medio á la extensión,
formando con su brillo
de vívido topacio,
los siete astros gigantes
del negro septentrión.