Motivos de Proteo: 126

CXXIV
Motivos de Proteo de José Enrique Rodó
CXXV
CXXVI


CXXV - Voces que se oponen a la emancipación de una conciencia. Primera voz: la del orgullo. editar

Cada vez que en tu alma se levanta un anhelo de libertad, un impulso de sinceridad, que te excita a romper la cadena, consumida de herrumbre, con que aún te sujeta una opinión pasada, y a mostrar en estatuaria desnudez tu pensamiento, voces distintas se conciertan para disuadirte, para matar en germen tu resolución viril y aprisionarte en el sofisma perezoso del «quiero creer, y no debo detenerme a sutilizar por qué creo».

Esas voces que te amilanan proceden, ya de boca de los otros, ya de lo interior de ti mismo.

Primera voz; voz de las que nacen dentro de ti: voz del orgullo. Ésta tiende, en lo flaco de tu corazón, al punto donde radican el cuidado de la vana apariencia y los respetos humanos, y de esa flaqueza saca fuerzas con que resistir a la verdad que te busca como enamorada leal y candorosa.

¿Cuál es la más necia forma del orgullo? El orgullo de la inmovilidad.

¿Quizá resistes por soberbia a reparar tu error, a abandonar tu parapeto de sofismas? ¿Quizá te envanece tu permanencia inalterable allí donde te puso tu primer vislumbre de las cosas, o donde acaso te encerraron, sin mediación de tu discernimiento, sugestiones del mundo, que tú, ciego, confundes con raíces de convicción y de fe?... ¿Y eso puede ser fundamento de soberbia? ¿Y eso puede oponerse a que restituyas tu alma a la corriente de la vida?...

¡Orgullo por inmovilidad! Nunca estará tan quieta tu alma como la piedra, a quien así concedes, sin saberlo, la superioridad en lo creado. ¿Concibes que la esclavitud engendre orgullo? Pues si esclavitud es enajenación de la personalidad, pérdida del dominio propio, ¿cuál es tu condición, mientras persistes en no tocar con tu pensamiento vivo el yugo que tu inexperiencia te impuso, sino esclavitud aceptada por la voluntad, que es como nace para el esclavo la ignominia?... Esclavo voluntario eres; esclavo de una vanidad, esclavo de una ficción, esclavo de una sombra; esclavo de tu propio pasado, que es lo que ha muerto de ti: esclavo de la Muerte.