Motivos de Proteo: 125


CXXIV - Una convicción bien adquirida es trabajo acumulado. editar

Una convicción que adquirimos con los afanes y vigilias de nuestro entendimiento es como hacienda que allegamos con el sudor de nuestra frente: trabajo acumulado; pero de igual manera que quien goza de bien ganada hacienda, no por eso, si tiene fuerzas y propicia edad, puede optar por desperdiciarlas en el ocio, enajenando a la corriente activa del mundo la parcela de vida que la Naturaleza infundió en sus entrañas y confió a su voluntad, como crédito con que lo habilitó o armas de que le proveyó para el combate: de igual manera, quien moralmente vive de los réditos de una fe que adquirió y no retempla o reconquista esta fe por el diario trabajo de su pensamiento: si hay en él capacidad de pensar ¿no es un vano y abandonado ocioso?... Y aún más lo es quien disfruta, no de una convicción que formó en otro tiempo por sí mismo, sino de la creencia que, sin esfuerzo propio, recibió por tradición, o se le trasmitió por autoridad: hacienda heredada, que él no cohonesta ni mejora, cual regalón inútil que pasa sin gloria por la vida, mientras, a su alrededor, resuena en los yunques, y vibra en la palabra, y ennegrece con su aliento los aires, el fecundo trabajo de los otros.