10
Crónica del moro Rasis de Ahmad ibn Muhammad al-Razi
Historia de la España árabe
12

11. Quando los de Merida sopieron que Muça con todo su poder viniera sobre ellos, obieron mui grant miedo, et ayuntáronse todos, et obieron su consejo; et dixeron ansi: «¿Qué faremos, que nos somos los mas captivos omes del mundo, ca el rey Don Rodrigo nos lleuó todo nuestro bien, quando lleuó por su recaudo et por su mandado á matar la flor de la caualleria de España que moraua en Merida?» Et tuvieron por bien que encobriessen su mengua lo mejor que pudiessen, et guissaron los más de los homes que pudieron, et viniéronse á echar una legua de la villa, et allí atendieron á Muça et lidiaron con él, et fiçieronle mui grant dampno en su gente, pero no pudieron tanto facer, que mal su grado no oviessen á entrar en la villa por fuerça; et allí recivieron los christianos mui grant dampno. Et después que los moros fueron en la villa, Muça con quatro cavalleros comenzó de catar por de fuera, et fué tan espantado que dixo. «Yo bien creo que aqui vino á poblar todo el mundo, quando tan rico et tan noble logar fiçieron, ca me semeja, por lo que veo, que non ha en el mundo su par: en buen dia fuera nasçido el que de tal cibdat era señor». Et estonçe vido hy un logar donde sacaron piedra, et fiço venir para aquel logar de noche cavalleros armados mui bien, et fiçoles estar allí ascondidamente; et de si fiço sentar su hueste assi como le semejó mejor, et los de la villa decian ansí los unos á los otros: «¿Qué faremos que nosotros somos pocos, et el cerco de la villa es mui grande, et non avemos gente tanta, para que podamos complir aquello que nos cumple? Pero conviene que nos defendamos lo mejor que pudiéremos». Et quando fué otro dia á la mañana, aguissáronse los de la villa, et salieron fuera á lidiar con ellos. Et tanto que ellos salieron fuera, salieron aquellos que yaçian en la pedrera, et firiéronlos por las espaldas, et los otros por delante, et fiçieron en ellos mui gran dampno, ante que se pudiessen acoger á la villa. ¿Que vos contaremos? Muça los tuvo cercados et mui cuitados mui luengo tiempo, por quan pocos ellos eran, et obieron hi muchos rebatos, et muchas sobrevientas, que muchos morieron, et muchos hi fueron buenos. Et Muça prisso de fazer sus bastidas, et sus escalas; et cavóles muchas vezes el muro en muchos logares. Et quando los de la villa fueron mucho cuytados, et vieron que non le podrían sufrir , començaron de traher pleitesía con Muça, et vinieron á él por pleitear, et non podieron pleitear con él nin poner con él ningunt buen partido de aquello que ellos querían. Et desi fueronse, et Muca mandó poner sus guardas, é fiço cauar una torre et quando la los moros cauaban, vinieron los christianos de fuera á quel logar, et los moros començaron de dar mui grandes vozes con miedo, et decian que era en la encomienda de Dios, et los moros libráronse porque los socorrieron luego. Et desde entonces pusieron nombre aquella torre «de la encomienda». Et después, á poco tiempo, vinieron los de la villa para pleitearse con Muça, et quando lo vieron, fueron marauillados, porque lo vieron de otra guissa; ca quando lo ellos vieron la primera vegada, vieronle la cabeça et la barba blanca como la nieve, et agora vieronsela mui bermeja, como una sangre. Et Muça avia mui grant sabor de les entrar por fuerça et por esto no quería poner nada en ellos, et bolvieron para la villa et non asseguraron con él nada. Et á poco tiempo que esto fué, mandó Muça embiar á la villa su mandado, et los omes de la villa vinieron ante él, et viéronle la barba más negra que la pez. Et quando esto vieron, que tres vezes que ante él vinieron, nunca le fallaron de una guisa, dixeron: «Ansí se muda como quiere, et estos ó son diablos, ó son angeles, pongamos nuestra pleitesía con él lo mejor que pudiéremos, et faremos de nuestra pro; ca lidiar más con él, non es sin nuestro dampno, porque bien vemos que lo non podemos mas sofrir». Et fuéronse para él, et pleitearon que le diessen todo el aver de los muertos, et de los feridos, et de las iglesias, et de lo que en ellas estaba, ansi como piedras preciossas et otras nobles cosas; et todo el aver de los clérigos. Et después que esto fué firmado por buenas cartas, abriéronsse las puertas, et acogiéronlo dentro, et entregáron lo de ella. Et aquellos christianos que hi morauan non les facían mal, et los que irse querían íbanse, et non les facían mal. Et quando esto ansi fué fecho, fué Muça de Mérida con aquella mayor gente que pudo para Çaragoça et tanto que ende fué fuera, christianos de Seuilla, de Veja et de Niebla vinieron á Merida[1], et entraron la villa, et mataron quantos moros hi fallaron, que non escapó ninguno si non los que fuían de cauallo. Et quando esto sopo Muça, obo dende mui grant pessar, et lo mas toste que pudo, vino para Merida[2], et caualleros christianos sus vasallos que él hi dejara, abriéronle las puertas de la villa et acogiéronle dentro como á señor.



  1. Debiera decir Sevilla y no Mérida.
  2. Sevilla.