Mitos y fantasías de los aztecas/20
XIX.- EL ÁRBOL DE LA NOCHE TRISTE.
Los gachupines primero, durante tres siglos, y los criollos después durante los dos siglos neo coloniales, han llamado a este glorioso triunfo de los aztecas “La Batalla de la Noche Triste”. La “cultura en el país de los criollos” siempre ha sido hispanista. Durante toda la Colonia el día del festejo de la Ciudad de México era el 13 de agosto, fecha de la caída de México—Tenochtitlán. Día en el que se celebraba con un desfile militar, como ahora se hace el 16 de septiembre.
El Estado criollo ha tratado de hacer creer a los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos, que el “mexicano contemporáneo”, nada tiene que ver con la civilización del Anáhuac. Que la civilización Madre desapareció de un tajo a partir de la toma de México— Tenochtitlán. Totalmente falso.
Otro de los tantos mitos y fantasías de los españoles. El 13 de agosto de 1521 es el inicio de la “guerra de resistencia” los pueblos anahuacas han venido realizando durante casi cinco siglos. Ha sido una guerra feroz y continua. Los campos de batalla han sido a la luz del día, en sucesivas y permanentes rebeliones acalladas a sangre y fuego. O ha sido en los campos velados de batallas subterráneas e invisibles.En la resistencia cultural, “en el sí, pero no”. En el que “hacemos como que somos católicos, pero mantenemos nuestras divinidades con nombres y ritos modificados, pero nos mantenemos”. En el que hablo tu idioma, pero con mi acento y mi ritmo ancestral”. En el que “hago como que si a lo que quieres, pero no.” Los europeos con la fuerza y el poder económico y político, sea ayer en la Colonia de los gachupines o en nuestros días, con el periodo neo colonial de los criollos, siempre han impuesto sus proyectos ante la resistencia de los pueblos anahuacas, que en estado indefensión total, lo único que tienen para defenderse es la corrupción y la resistencia silenciosa.
“De ésta forma; la Ley, las Instituciones y las Autoridades, casi nunca han basado sus cimientos en lo que el Dr. Guillermo Bonfil Batalla llamara “EL MÉXICO PROFUNDO”. Casi siempre las leyes, las instituciones y las autoridades, han sido botín de lucha o dádiva de la gracia de un poder colonial mayor, que momentánea o circunstancialmente sirve para intereses personales de poder o enriquecimiento, pero que, casi siempre ha estado alejado de las aspiraciones, tradiciones y valores más profundos, de los millones de mexicanos que han vivido a lo largo de milenios, en lo que hoy conforma el territorio nacional.” (La Corrupción en México como una estrategia de resistencia cultural. Guillermo Marín. 2001.)
Corromper el sistema colonial y después el proyecto criollo de país, ha sido una de las armas invisibles en esta lucha de resistencia cultural de los pueblos ocupados del Anáhuac. Corromper la ajeno y mantener incólume lo propio. “si, pero no”. Esa ha sido la velada estrategia de resistencia, la cual ha sido muy efectiva, dado que los criollos han demostrado ampliamente en la historia de “su país”, la incompetencia e incapacidad, no solo para gobernarlo, sino para desarrollarlo y defenderlo. Sumado a ello, la corrupción de su sistema colonial como una estrategia de resistencia cultural, nos da como resultado que los criollos han llevado a la quiebra su proyecto de país, que a inicios del siglo XX se desmorona peligrosamente llegando a ser catalogado como “un Estado Fallido”.
Por su parte el poder colonial sea de gachupines o de criollos han tratado de mantener una ideología colonizadora, en la que al invadido lo hacen vivir con un comportamiento esquizofrénico a través del sentirse a la vez “colonizador-colonizado”, permanentemente despreciando lo propio y ferozmente exaltando lo ajeno. Como parte de este proceso tenemos el monumento a Cristóbal Colón, en el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. O la oficial del “día de la raza, el 12 de octubre”. Testimonios de esta doctrina colonial de Estado están en las efemérides de México, que el 9 de julio de 1947 en solemne ceremonia se re—inhumaron los restos de Hernán Cortés y se puso sobre el muro de la iglesia una placa de bronce, de 1.26 m por 0.85 con el escudo de armas de Cortés. Busto de Hernán Cortés, hecho por Manuel Tolsá. Y por siglos, el “Árbol de la noche triste” fue el símbolo del “humanismo” del conquistador, aquél que lloró inmenso árbol de Tacuba.
“En 1823, a los dos años de la Independencia de México inició el memorial para honrar a los insurgentes muertos durante la guerra de independencia, los restos de ellos fueron llevados a la ciudad de México en cuya catedral fueron depositados, un gran movimiento nacionalista surgió entre los habitantes de la capital mexicana al grado que se temió que una turba asaltara el templo para tomar los restos de Cortés, por ello el ministro mexicano Lucas Alamán y el capellán mayor del Hospital desmantelaron la noche del 15 de septiembre el mausoleo, en tanto el busto y demás ornamentos fueron enviados a Italia para hacer creer a los agitadores que los restos mortales de Cortés habían salido del país, en realidad la urna con la osamenta fue escondida bajo la tarima del templo del Hospital de Jesús, durante trece años los restos permanecieron escondidos allí…En 1836, ya calmadas las pasiones se extrajeron los restos y fueron depositados en un nicho que se construyó en la pared del templo a un lado de donde estuvo el mausoleo, en ese lugar reposaron los restos durante 110 años hasta ser encontrados. El ministro Lucas Alamán en algún momento informó a la embajada española del lugar en el cual habían depositado los restos de Cortés…El 28 de noviembre de 1946 el presidente de México expidió un decreto mediante el cual confirió al Instituto Nacional de Antropología e Historia la custodia de los restos mortales de Hernán Cortés... El 9 de julio de 1947 se re—inhumaron los restos en el mismo lugar en el que los encontraron y se puso sobre el muro de la iglesia una placa de bronce con el escudo de armas de Cortés grabado y la inscripción: HERNÁN CORTÉS 1485—1547" http://es.wikipedia.org/wiki/Hern%C3%A1n_Cort%C3%A9s
Como se puede apreciar, los criollos en el gobierno, siempre han defendido el símbolo del origen colonial de su poder. No es el caso del último tlatoani azteca, que se le niega hipócritamente cualquier mérito y homenaje. Como muestra de lo anterior, citamos parte de una nota de un periódico nacional y parte de lo que dice la Enciclopedia libre Wikipedia sobre Cuauhtémoc, ésta última, como parte de una inconmensurable estructura ideológica que persistentemente machaca en los lectores la supuesta superioridad cultural, moral, militar y humana de los conquistadores europeos. Casi todos los textos que se citan son de europeos y desde la visión parcial e ignorante del que escribe, fuera filibustero o misionero, nunca trataron “al otro”, al anahuaca y su civilización con respeto. Lo dieron por conocido desde 1492, cuando Colón creyó haber llegado a la India y los llamó “indios”. De modo que desde 1492 hasta nuestros días, “al otro”, se le llama peyorativamente “indio”, aunque saben que Colón se equivocó. La civilización del Anáhuac y los anahuacas fueron subsumidos en el mundo conocido de los europeos, primero del conquistador y ahora del colonizador. El hecho es que en pleno siglo XXI se les siga diciendo “indios” a los descendientes culturales del Anáhuac y a este país se le llame equivocadamente “México”, esto nos demuestran el desprecio absoluto del poder neo colonial por los que forman una parte sustantiva de los habitantes de esta nación. También permite ver claramente que el poder criollo neo colonial se sustenta en la ignorancia de sí mismos de los invadidos—explotados.
“Por el tiempo y el olvido oficial, el Altar de la Patria ex parroquia de Santa María de la Asunción, donde descansan los restos del último emperador azteca, Cuauhtémoc, en unos años más podrían derrumbarse si no se invierten recursos para rehabilitarla.
Don Jairo Rodríguez del Olmo, decimotercer descendiente de los tlatoanis aztecas Moctezuma—Chimalpopoca—Cuauhtémoc, dio a conocer que desde 1974 cuando el ex presidente Luís Echeverría ordenó la restauración del templo "ya nadie le ha metido mano". Ahora, a 56 años del descubrimiento de los restos del último emperador azteca, las ceremonias cada vez son más deslucidas, a grado tal, dice don Jairo Rodríguez, que ni los gobernadores vienen a visitar ese lugar que está casi en ruinas". IXCATEOPAN, Gro. El Universal. Sábado 29 de octubre de 2005.
“Los restos.
En 1949 la arqueóloga Eulalia Guzmán fue cómplice en un hecho penoso de la historia arqueológica mexicana: mediante falseamiento de datos y una incorrecta metodología arqueológica afirmó descubrir restos humanos que atribuyó a Cuauhtémoc, debajo del piso de la iglesia del pueblo de Ixcateopan de Cuauhtémoc — denominación que recibió en 1950 en el Estado de Guerrero, hecho que se vio precipitado por presiones oficiales del gobernador cacique del estado de Guerrero, Rubén Figueroa, para forzar el descubrimiento, lo que se ha desechado en definitiva por fuentes arqueológicas. En la presentación oficial de los restos participó incluso el pintor Diego Rivera. Actualmente se ha demostrado que el cráneo de los supuestos restos es femenino y el resto de ocho individuos distintos.
"Todo cae por su propio peso. Por eso esperamos que hagan pronto su trabajo y digan que aquí está Cuauhtémoc para que puedan regresar a la capital, pero con cabeza…" Rubén Figueroa, ex gobernador de Guerrero, dijo el entonces gobernador a los arqueólogos. Desde entonces la polémica por la autenticidad ocasionó que Eulalia Guzmán decayera en su carrera profesional y fue relegada de los círculos académicos para siempre, aunque el hecho sigue considerándose como veraz popularmente y siendo motivo de un festival anual.” (Cuauhtémoc – Wikipedia)