Mi esperanza
XXXIII.
editarMi esperanza y deseo combatian
Una torre gentil, alta y cerrada
De muros de diamante; cuya entrada
Honestidad y alteza defendian.
Los mios mil heridas recibian;
Mas la gloría inmortal de la jornada
Les hacia parecer bien empleada
La sangre, que en empresa tal vertian.
Al fin honestidad dió á mi esperanza
Debida muerte; y el deseo, aunque vive,
Le tiene alteza ya quasi vencido:
Morirá, y yo con él; mas si se escribe
En mi sepulcro quién la causa ha sido:
¡O quan glorioso galardon se alcanza!