Manojo de zarsas/¡Jamáaas!
¡Jamáaas!
editar
Solos: la playa, el mar; sola una estrella
en el alto negror, sólo: el gigante
peñón, en donde un día delirante,
le confesé mi amor –yo: ¿ sólo? ¿Y ella?
De sus pies diminutos ni una huella
respeto al aquilón; el Mar de Atlante
muge a mis pies: el mar q? en su vibrante
cristal, copio su faz púdica y bella.
–¿Volverás? –clamó, con gemido tierno–
a escuchar los dolientes barcarolas
que te cantaban en el pasado invierno.
Y en las riveras; áridas y solas,
apenas me responde el sempiterno
jamáaas!... jamáaas! de las revueltas olas.